Fedearroz impulsa la modernización de las fincas, pero asegura que los agricultores necesitan créditos blandos para poder hacerlo.

Primer año del TLC

La amenaza continúa

Aunque el primer año del TLC no deja afectados, la reducción gradual de aranceles y el aumento de cupos de productos importados sigue desafiando algunos sectores, a quienes solo les queda intentar ganar en competitividad.

14 de mayo de 2013

Aunque el gobierno solo habla de un balance del TLC con Estados Unidos en el que las exportaciones colombianas crecieron de manera positiva, hay sectores de la economía que siguen siendo amenazados y que insinúan que todavía no existen las herramientas necesarias para alcanzar la competitividad que necesitan:

Arroz 

A pesar de que el impacto no es dramático debido a que en las negociaciones del acuerdo comercial Colombia logró que la desgravación se hiciera a 19 años, de los cuales los 6 primeros son un periodo de gracia, sí están llegando unos contingentes de arroz anuales desde el país norteamericano.

El primer contingente fue el año pasado de 79.000 toneladas y este año es de 82.500 toneladas, e irá aumentando año tras año en 4,5%, pero utilizando un mecanismo de protección para el productor colombiano (subasta) que hace subir el precio de la tonelada de arroz, por lo menos así será durante estos primeros 6 años.

Así lo explica el gerente de Fedearroz, Rafael Hernández, quien recuerda que desde el séptimo año comienza  una desgravación lineal del arancel del 80%. Es decir, el impacto todavía no se siente, aunque los contingentes, según el directivo, si han afectado el precio del grano a la baja.
 
Para el dirigente gremial existe una latente amenaza a la producción nacional y al esquema de precios. Sin embargo, para mitigar los efectos, el gobierno determinó una franja de precios para la compra de la cosecha de arroz en el 2013 en las diferentes zonas productoras del país. Con ello pretende estabilizar el sector, fijando un precio que dependerá del flete y la calidad del grano.

Además, el gremio lidera la adopción masiva de tecnología en las fincas actuales, con lo que pretende que se logre una agricultura de precisión para bajar costos por hectárea de arroz y aumentar los rendimientos.

Pero para lograr la competitividad requerida, los arroceros requieren de una inversión considerable en tecnología y equipos y si “el agricultor no tiene un crédito blando por parte del gobierno -Finagro- no podrán reconvertirse”, concluye el jefe gremial.

Pollo

Se trata de uno de los sectores más preocupados por el acuerdo comercial porque, aunque se beneficiarían con la entrada de un maíz amarillo más barato para alimentar a sus animales, enfrentarían una avalancha de importaciones a menor precio de los llamados ‘cuartos traseros’. 

Los consumidores estadounidenses prefieren la pechuga de los pollos, por lo que las compañías de ese país exportan las patas y otras partes al extranjero a bajo precio. Una tonelada importada de patas de pollo cuesta US$1.000, mientras que la misma cantidad producida localmente y vendida en los supermercados podría costar US$2.000. 

El precio de desgravación establecido para los cuartos traseros de pollo es de 18 años. En todo caso, las estimaciones de Fenavi revelan que las ventas de pollo de Estados Unidos a Colombia aumentaron a US$35 millones en el 2012, es decir, 50% más que en 2011, incluyendo la venta de más de US$1 millón en huevos.

Lácteos

El acuerdo apenas está comenzando a ejecutarse, por lo que en el sector aún no ha habido un mayor movimiento. Sin embargo, para las empresas es claro que tienen unos retos que superar.

Entre ellos, la disminución en los costos de producción, el desarrollo de economías de escala que permitan mayores volúmenes, ganar más eficiencia y calidad, desafíos que la industria espera, por medio de las políticas públicas que desarrolle el Gobierno, se solucionarán y apoyarán al sector para que se modernice y sea más competitivo.