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¿Cuánto caerá el ingreso por habitante por cuenta del coronavirus?

Aunque la economía moderó su caída en el tercer trimestre, las afectaciones por la pandemia todavía son enormes. Como si fuera poco, la recuperación será lenta, desigual e incierta.

22 de noviembre de 2020

Los datos que se conocieron esta semana sobre el comportamiento de la economía colombiana en el tercer trimestre del año son desalentadores. Por un lado, confirman la recesión y el tremendo impacto de la pandemia sobre los hogares y las empresas. Por el otro, muestran que la recuperación de la actividad productiva será lenta y dispareja. Una pésima combinación.

La economía cayó 9 por ciento entre julio y septiembre, una cifra peor que la esperada por el mercado (cerca de -8 por ciento). Eso implica que el país entró en recesión al completar dos trimestres consecutivos de caída del producto interno bruto (PIB). Sin embargo, hay que decir que esa cifra fue menor que la registrada en el segundo trimestre de este año, cuando el desplome fue del -15,8 por ciento, el peor en la historia.

Luego de un abril para olvidar, momento en que el confinamiento para bajar el ritmo de contagios por covid-19 paralizó la nación y la economía cayó 21 por ciento, se vio una cierta recuperación. Eso sí, hubo retrocesos en julio y agosto por nuevas restricciones, principalmente en Bogotá, pero en septiembre la caída fue menos severa: -7,1 por ciento. Ese fue el mes de mejor desempeño desde que empezó la crisis sanitaria, pues marcó el fin del aislamiento obligatorio.

El rebote de la actividad productiva en el tercer trimestre fue importante, con un 8,7 por ciento intertrimestral. Todos los sectores económicos mejoraron frente al segundo trimestre, en especial la industria y el comercio. No obstante, estos siguen lejos de los niveles que tenían antes de la pandemia.

Con esto, la economía ha recuperado casi la mitad de lo que perdió por las cuarentenas que hubo entre abril y junio. Es decir, aún vamos a medio camino en el proceso de recuperación.

Pero las cifras también evidencian que el repunte ha sido más lento de lo esperado y que el restablecimiento será bastante desigual.

Mientras que las actividades artísticas, construcción, comercio, explotación de minas e industria manufacturera caen a tasas cercanas al 20 por ciento o más y siguen muy rezagadas, los servicios inmobiliarios, financieros, de seguros y la agricultura no han parado. Y permanecen en terreno positivo.

La divergencia es más evidente cuando se examinan los ramos que mantienen altas restricciones, como el transporte aéreo (-76,1 por ciento), alojamiento y servicios de comida (-45,8 por ciento), o los de materias primas como el carbón (-44,1 por ciento) y petróleo (-15,1 por ciento), entre otros.

Por el lado de la demanda, el desplome se explica por el menor consumo en los hogares, que cae -8,9 por ciento, en especial de productos semidurables (prendas de vestir, calzado y muebles) y servicios (transporte, restaurantes y hoteles).

La inversión se recuperó en el tercer trimestre, pero sigue muy rezagada ante la caída en infraestructura minera y dado que el sector edificador sigue desacumulando inventarios en oficinas, locales y bodegas.

Por eso, el inicio de obra en nuevos proyectos sigue siendo bajo. En el caso de la vivienda, ya empezaron a acelerarse las ventas, pero la temporada de lluvias podría quitarle ritmo a la recuperación de las construcciones, según análisis del BBVA Research.

Las exportaciones también siguen siendo un lastre para el crecimiento. El desplome de la demanda externa y los bajos precios de productos básicos como el carbón y el petróleo son los culpables. El gasto del Gobierno es el único elemento de la demanda que se mantiene en positivo.

Después de revisar todas estas cifras, las previsiones de los analistas apuntan a que la economía colombiana podría caer este año entre el 7 y el 8 por ciento. Peor de lo esperado.

Una caída del PIB no se presentaba hace más de 20 años, y significa que el tamaño de la economía descenderá de nuevo por debajo de los 1.000 billones de pesos, un hito que había alcanzado el país a principios de 2009.

Es más, una caída de esta magnitud en el ámbito de producción significa que la crisis generada por el coronavirus tendrá un costo de entre 70 y 80 billones de pesos este año, con un tremendo impacto sobre el nivel de ingresos de los hogares.

Para entender la dimensión del choque, basta decir que el PIB per cápita caerá cerca de doble dígito. Si lo miramos en dólares, la caída estará alrededor del 20 por ciento, al pasar de más de 6.500 dólares anuales por persona a unos 5.200 dólares. Estimaciones de Bancolombia indican que regresar a los niveles de ingreso real por habitante de 2019 será demorado y podría tomar entre tres y cinco años.

“Las cifras de PIB publicadas señalan los retos que enfrenta la economía en la actual fase de coexistencia con la pandemia, y son el indicio del proceso de recuperación que hemos iniciado: prolongado, disparejo e incierto”, dice Juan Pablo Espinosa, gerente de investigaciones de la entidad.

Sin duda, todo esto muestra que aunque la economía moderó su caída, las afectaciones por el coronavirus siguen siendo considerables y las secuelas serán enormes.

El PIB está hoy cerca del 90 por ciento de los niveles observados antes de la pandemia; no obstante, hay sectores apenas al 80 o 70 por ciento de su registro a finales del año pasado. Eso evidencia que la recuperación será muy desigual y dejará a unos grupos muy afectados.

Las cifras per cápita también esconden una cruda realidad. Los colombianos más afectados son los más vulnerables e informales, por eso mucha gente volverá a la pobreza: la inequidad que provocará esta crisis será mayor. Además, grupos de población como las mujeres y los jóvenes son los más perjudicados. Y como lo muestran cifras preliminares, la afectación por ciudades también es muy diversa.

¿Y 2021?

La mayor duración de la pandemia ha tenido efectos nefastos sobre el crecimiento de la economía, como lo reconoció el mismo Gobierno, que revisó sus proyecciones para este año y para el próximo. Según el Ministerio de Hacienda, la contracción de la economía este año será del -6,8 por ciento, mientras que para el próximo año espera un rebote del 5 por ciento.

En el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) se estimaba un crecimiento del 5,5 por ciento en 2020 y un repunte del 6,6 por ciento en 2021. Esto significa que el Gobierno no solo cree que habrá una mayor caída de la economía este año, sino que es consciente que habrá una recuperación más moderada para el año próximo. Una visión más realista y acorde con las estimaciones de los analistas.

Por supuesto, esto tendrá implicaciones desde el punto de vista fiscal, pues los ingresos tributarios serán menores y los gastos para atender la pandemia seguirán. Eso significa que el Gobierno tendrá que endeudarse más para financiar el gasto, y de paso aumenta la presión para discutir las reformas estructurales en cuya ausencia el país podría perder el grado de inversión el próximo año.

Y en un escenario preelectoral, las cosas se pueden complicar. En este momento se necesitan medidas de fondo para que los daños sobre el mercado laboral y el tejido empresarial no se vuelvan estructurales.

Los analistas creen que la recuperación de la economía en 2021 será del 4,6 por ciento, con un rango entre el 2 y el 6,5 por ciento, con lo cual no se alcanzará a reparar la caída de este año. Solo en 2022 la nación recuperaría los niveles de producción de antes de la pandemia.

Esto muestra que a pesar de que el impacto más crítico de la pandemia ya quedó atrás, los desafíos son monumentales. Si bien los anuncios de nuevas vacunas son esperanzadores, aún hay mucha incertidumbre y un largo camino por recorrer.

Las proyecciones de recuperación dependerán de la evolución de la pandemia, de las medidas para contenerla, de si hay nuevas restricciones, del éxito de la vacuna y del acceso del país a la misma. Es decir, dependemos de que se resuelva la crisis sanitaria en Colombia y el mundo. La reapertura fue solo el primer paso para la recuperación del huracán que desató la pandemia. Pero es claro que todavía no hemos salido de la tormenta. Aún estamos a medio camino. n