Hasta que la plata nos separe

Un laboratorio de enseñanza de administración.

15 de mayo de 2007

Aparte de su innegable simpatía y de la excelente actuación de los protagonistas, ésta telenovela de Gaitán es, como lo fue Betty la fea, una verdadera lección de administración que los docentes universitarios deben utilizar como medio lúdico para explicar a sus alumnos conceptos que les resultan a veces difíciles de transmitir, así como su aplicación práctica en el mundo real.

Quien crea que los gerentes y los presidentes son el coco de una empresa y hacen y deshacen en ella lo que quieran sin tener que responderle a nadie, vean al pobre Bernal, con enfermera a bordo, muriéndose de pánico y con la tensión arterial disparada porque tiene que entregarle cuentas a una Junta Directiva, enigmática y misteriosa, que nunca aparece y que solo piensa en la rentabilidad de su inversión a corto plazo.

¿Qué tal el reversazo en la botada de Marino, que ya era un hecho, porque de irse se llevaba un negocio interesante? Es el descarnado capitalismo y es la oportunidad para analizar las consecuencias y efectos en el largo plazo de decisiones como esa. ¿Vale la pena mantener a tipos como Marino en una organización?

Cada vendedor es en sí mismo parte de una estrategia muy inteligente para atacar un segmento de mercado específico y diferente de los demás. Bebé, Marino, la ricachona venida a menos, la Generala, Nelson el Dandy , Claudita y Jiménez, cada uno se entiende con diferentes grupos humanos que necesitan carro, así sea para satisfacer necesidad de representación, autoestima, etc. No es difícil imaginar a quien trabaja cual y que éxito puede tener: Dandy, con las niñas ricas; Claudita, con los yuppies; Bebé, con los chuchitos que quieren un vendedor como ellos, de confianza, etc.

Maestra la demostración de Méndez de cómo se identifica y ataca un segmento nuevo de mercado con la historia de las personas que le compraron camiones, de cómo se abordan clientes “en frío”, de cómo, sin molestar y hostigar, pero con perspicacia y oportunidad, se consiguen clientes como la empresa que solo trabajaba con la competencia, de cómo se llega a los quienes deciden con incentivos monetarios pertinentes, sencillos, a personas claves como algunas secretarias.

Personajes como Marino, relaciones como las de servilismo de Ramírez para con este – con orígenes que los demás desconocen pero que explican la “irracionalidad” de ciertas posiciones, - y de amistad como la de Susanita con la Doctora Maldonado, subyugados como Jiménez, etc, que tienen que convivir juntos, existen en todas las empresas.

Mención especial merece el tema de la profesión del derecho. No quedan bien parados los abogados, pero es que lamentablemente muchos en este país funcionan como Rubencito y el aparato judicial se mueve en mucho con personajes como Chávez que no está lejano del secuestre que alguna vez a alguien le ha tocado en un juicio. Ya veremos si Gaitán les devuelve su dignidad. Por ahora, es la forma de mostrar el lado oscuro del litigio, del que hay que aprender a defenderse, no el que hay que copiar.

No es que lo que está pasando en la novela sea bueno o malo, imitable o evitable. Es que es absolutamente real y da la oportunidad para analizarlo, valorarlo, contrastarlo y reflexionar.

Bien por Fernando Gaitán. Les hace un gran favor a la enseñanza de la administración, a los docentes maestros y a los alumnos aprendices. Les proporciona un excelente laboratorio para analizar los conceptos, su aplicación y su pertinencia.


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