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EL LIBRE COMERCIO

CORRIDO MEXICANO, PAQUETE CHILENO

Como van las cosas, el libre comercio con México y Chile se producirá en 1997.

1 de junio de 1993

La integración con el Grupo de los Tres ha sido la más publicitada, dentro de los acuerdos de libre comercio que está tratando de suscribir el Ministerio de Comercio Exterior. La importancia de la economía mexicana es innegable, aunque los flujos de comercio entre Colombia y Venezuela, por un lado, y México por el otro, no han sido en el pasado muy importantes. La balanza comercial de Colombia con México es deficitaria.

Las discusiones avanzan con mayor lentitud que la deseada por el gobierno colombiano, que esperaba concluir el acuerdo en diciembre pasado. La firma del Nafta y la espera de su ratificación, que se está enredando, ha sido uno de los factores que más ha demorado el proceso, junto con la actitud de México quien parece no asignar mayor importancia económica a la firma de un tratado con Venezuela y Colombia.

México tiene todas sus energías puestas en la ratificación del Nafta, que con el triunfo de Bill Clinton está siendo revisado. Esta situación, así como la decisión política de negociar en forma conjunta con Venezuela, han debilitado la posición agresivamente aperturista del gobierno colombiano. La situación política de Venezuela, así como las expectativas de devaluación en ese país, no son la mejor garantía para Venezuela como socio comercial.

El ámbito del acuerdo se ha ido haciendo cada vez más amplío y hoy se incluyen como temas, en la mesa de negociación, los servicios financieros, la propiedad intelectual y otros aspectos que inicialmente habían estado excluidos. El acuerdo en la parte de normatividad avanza lentamente, luego de cambios en el grupo negociador mexicano que implicaron una cierta naftalización del proceso.

En cuanto a cronogramas de desgravación sólo se conocen posiciones iniciales que permiten solamente señalar un cierto proteccionismo en la propuesta mexicana.

La propuesta conjunta de Colombia y Venezuela, fue recibida fríamente por los mexicanos, para quienes el sector privado parece trazar la ruta de negociación. Esto mismo no ha sido posible en Colombia, en donde a pesar de haberse discutido ampliamente las propuestas con el sector privado, sus diferencias con el gobierno en cuanto al grado o la velocidad de la desgravación siguen siendo importantes. La desgravación inmediata para buena parte del universo arancelario propuesta inicialmente por el gobierno colombiano, no parece tener muy buenas posibilidades de éxito, ni ha tenido buena acogida dentro del sector privado, aún sin entrar en detalles sobre sectores o productos específicos.

Es realmente difícil concertar con todos los intereses privados, dentro de un tema tan espinoso como la desgravación arancelaria. Los principales gremios de la producción, como la Andi y Fedemetal, se oponen a la firma del acuerdo con México.

Las cosas tampoco parecen estar marchando con Chile, con el que, dada su tradición neoliberal, cabría esperar lo contrarío. La posición chilena ha sido dura: no quieren desgravación inmediata en un acuerdo de libre comercio con Colombia. Al país le tocó plegarse a la posición chilena, y el acuerdo que se negocia en estos días es simplemente un acuerdo que posterga por cuatro años las pretensiones de libre comercio de Colombia.

La teoría económica de los chilenos, lógica dentro de su ortodoxia, es que los acuerdos de libre comercio con países específicos, paradójicamente lesionan el libre comercio. Chile quiere aprovechar las ventajas comparativas de todos los países del mundo, para comprar lo que sea mas competitivo. Tienen un arancel del 11% que se aplica a todos los productos, provenientes de cualquier país. Sectores de economistas chilenos alegan que sí se firman acuerdos de libre comercio, se estarían dando preferencias a importaciones que no son mas competitivas, sino que simplemente son mas baratas por no pagar arancel. Chile no pertenece a Mercosur, y un reciente acuerdo firmado con Bolivia ha sido el blanco de virulentos ataques en la prensa.

Así que, visto un panorama general de los acuerdos, tendremos libre comercio, pero en el mejor de los casos, dentro de cuatro años.

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