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Las remesas a Latinoamérica crecerán un 22% en 2005

Los flujos migratorios también se está dejando ver dentro de América Latina, con Argentina como uno de los principales receptores de inmigrantes.

FIN DE SEMANA
30 de octubre de 2005

Los envíos de dinero de los inmigrantes latinoamericanos a sus familias en el país de origen subirán un 22% en 2005, hasta los US$55.000 millones. Esa cifra supera las previsiones iniciales realizadas por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo. Ese mismo organismo anunció esta semana que el crecimiento será del 22,2% con respecto al año anterior. El año pasado llegaron a remesas a Latinoamérica por un valor de US$45.000 millones. Las principales fuentes de estos ingresos son Estados Unidos y Europa. Aún así, FOMIN explicó que se ha notado un fuerte aumento en las remesas enviadas dentro del mismo continente. El gerente de esa institución señaló que el fenómeno migratorio también se está dejando ver dentro del continente. Como ejemplo, citó el caso de Argentina y sus vecinos. Ese país es fuente de ingreso para países con menor grado de desarrollo económico como Perú, Paraguay y Bolivia. Unos US$500 millones salen de Argentina hacia esos países. Argentina, sin embargo, también es receptor de remesas provenientes de Europa y Estados Unidos que suman más de US$800 millones.

Del total de las remesas que Latinoamérica recibirá este año, el 36%, US$20.000 millones irán a parar a México. A los países centroamericanos y República Dominicana llegarán un total de US$12.000 millones. Y a los países andinos receptores de estos flujos de dinero (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) otros 11.000 millones.

Según asegura el investigador del centro de estudios Interamerican Dialogue (Washington), Manuel Orozco, desde la Cumbre de las Américas que se celebró en 2003 en Monterrey (México) el coste promedio de una remesa de US$250 se ha reducido desde el 12,5% hasta el 7%, lo que muestra que este mercado es cada vez más competitivo. Sin embargo, hay varios retos por delante. Uno de ellos conseguir profundizar en la bancarización de las personas que envían remesas y sus familias e introducir nuevas tecnologías que logren abaratar aún más los costes y ampliar la oferta de servicios financieros.