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Inflación creciente en España solo deja tranquilo al PSOE

La inflación en España al finalizar 2005 marcó una subida anual del 3,7%, la más alta registrada desde 2002.

13/1/06
16 de diciembre de 2005

La inflación en España al finalizar 2005 marcó una subida anual del 3,7%, la más alta registrada desde 2002, tras un incremento en el Indice de Precios de Consumo (IPC) del 0,2% en diciembre, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Pese a esta elevada tasa, el Gobierno descartó que haya problemas de carácter estructural en la composición de los precios, así como que el encarecimiento del crudo -principal responsable de la alta inflación junto con los alimentos frescos- esté trasladándose a otros precios y salarios.

Así lo apuntó en rueda de prensa a medios locales e internacionales el secretario de Estado de Economía de España, David Vegara, quien por otra parte explicó que la inflación subyacente -que excluye los precios de la energía y los alimentos frescos- ha crecido el 2,9% debido a "factores exógenos", entre los que destacó la mala cosecha del aceite y la subida del tabaco.

Frente al análisis del Gobierno, el secretario ejecutivo de Economía y Empleo del PP, Miguel Arias Cañete, consideró que la subida del IPC de 2005 "perjudica a todo el mundo", muestra "el fracaso político" del Ejecutivo y tendrá consecuencias "muy negativas" en las cláusulas automáticas de revisión salarial.

Por el contrario, para la secretaria de Política Económica y Empleo del PSOE, Inmaculada Rodríguez-Piñero, la inflación de 2005 "se ajusta a las expectativas", dado el "incremento espectacular de los precios del petróleo, la sequía y el fuerte crecimiento de la demanda interna".

Frente a estas tesis, el partido CCOO criticó que achacar la mayor inflación al petróleo es "una excusa" que debería dejar de utilizarse para "encubrir un problema estructural" en la economía: la "ausencia de cultura en la estabilidad de precios".

Por su parte, el sindicato UGT acusó a "algunas empresas" de ser responsables de las "tensiones inflacionistas" y de aumentar precios para buscar el "beneficio a corto plazo" en detrimento del crecimiento económico y del empleo.

Tanto la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) como las Cámaras de Comercio coincidieron en que la mayor inflación supone una nueva "merma" a la competitividad de la economía española.