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Desafío cubano: abrir su economía, sin perder sus logros

Cuba entrará al 2011 con el reto de concretar reformas laborales y elevar la eficiencia de su economía sin perder los logros del modelo socialista: un desafío que pondrá a prueba los dogmas de los comunistas más ortodoxos sin satisfacer los cambios que espera una parte de la comunidad internacional.

16 de diciembre de 2010

La Habana.- "Sin duda el modelo sigue siendo socialista, pero con nuevos espacios para gestión privada y mecanismos de mercado, y con subsidios y servicios sociales... pero ajustados a la realidad financiera que enfrenta el gobierno", dijo a la AP el analista estadounidense experto en Cuba, Phil Peters, vicepresidente del Lexington Institute.

En sus coloridas calles tropicales llenas de música y movimiento los cubanos se toman un tiempo para la reflexión y se apuntan al debate en marcha sobre lo que les deparará este año.

Desde el futuro de su empleo o la posibilidad de sacar una licencia para trabajar por su propia cuenta hasta si se quitará o no la libreta de abastecimiento, toda vez que el presidente Raúl Castro aseguró que se eliminarán subsidios y a lo largo del 2010 ya se limitaron algunos productos antes entregados por este medio.

La percepción de que las cosas pueden ser realmente diferentes en la isla, a lo que fueron en las últimas dos décadas, se incrementó luego de que Castro convocara para abril del 2011 al VI Congreso del Partido Comunista, el máximo evento de la organización política que según la Constitución rige los destinos del país.

Lo singular de este Congreso --según los estatutos debería haberse realizado en 2002-- es que tendrá como único objetivo el discutir sobre la situación económica de la nación y las medidas que se tomarán, algunas ya anunciadas como la profunda reforma laboral.

Los trabajos preparativos iniciados el primero de diciembre del 2010 incluyen debates no solo entre la militancia, sino con toda la población a nivel de centros de laborales.

Algunos académicos reconocieron la importancia de la medidas pero también advirtieron sobre algunos "baches".

"Sin duda el estado cubano es demasiado grande y es bueno que no lo controle todo", indicó la experta de la Universidad Internacional de la Florida, Uva de Aragón para quien la reformas no obedecen tanto a un cambio en la mentalidad política sino a la crisis económica que vive la isla.

"Por otra parte, se intenta crear un sector privado pero sin los incentivos necesarios... No funcionará hasta que no haya una mentalidad que acepte al menos una economía mixta", agregó.

La falta de un marco jurídico claro para las inversiones de los propios cubanos, la ausencia de un mercado mayorista, la carencia de un programa de microcréditos o los tributos excesivos e inflexibles son algunas de las quejas más frecuentes.

Más allá de la posición oficial pocos economistas cubanos hicieron públicas su opiniones.

Sin embargo, un estudio de los investigadores Pavel Vidal y Omar Everleny Pérez del Centro de la Economía Mundial editado por la revista católica Espacio Laical, muestra que están atentos a esas preocupaciones.

"Las medidas reconocen la necesidad de formas de propiedad no estatal en el modelo económico cubano para fortalecer el mercado interno y aumentar los ingresos de la población", expresaron Vidal y Pérez.

"Se asume que el Estado puede ceder actividades que no son estratégicas y se comienza a fomentar la pequeña y mediana empresa bajo distintas formas de propiedad, aunque esto quede, por ahora, reducido a una lista muy insuficiente de actividades", agregaron.

Castro se hizo cargo como titular en la presidencia en 2008, luego de dos años de suplencia cuando su hermano Fidel Castro delegó sus funciones debido a una enfermedad.

Al comienzo de su gobierno, la expectativa fue enorme y de hecho el mandatario abrió su gestión con un paquete de medidas que permitieron entonces la ampliación del mercado de consumo al permitirse a los cubanos comprar electrodomésticos, adquirir cuentas de celulares y computadoras o alojarse en hoteles.

Sin embargo, muchos se desanimaron cuando pasaron los meses y no había nuevos anuncios, mientras se palpaba con énfasis en el 2010 un deterioro de la situación económica del país, las góndolas de las tiendas se vaciaban esporádicamente y la gente no veía mejoras en su calidad de vida.

"Raúl Castro está presentando los cambios tal como los prometió, poco a poco, lo que ha permitido mucha preparación política, y también da al gobierno la oportunidad de evaluar, frenar y ajustar en la marcha cuando sea necesario", indicó Peters. "No es un programa de terapia 'shock''', agregó el experto. "Tampoco se lo ha presentado en estos términos", advirtió.

Castro sorprendió a todos a mediados de 2010 con un ajuste radical: se eliminarán medio millón de puestos de trabajo estatales hasta el primer trimestre del 2011 (el 10% de la fuerza laboral) y se entregarán miles de licencias de 178 categorías de actividades independientes como pequeñas cafeterías o el ejercicio de oficios: relojeros, carpinteros o plomeros.

El programa fue más allá: abrió la posibilidad, al menos en lo legal, para la creación de cooperativas de servicio y producción; así como la contratación de fuerza de trabajo por parte de los nuevos emprendedores, dando lugar tal vez a la formación de pequeñas y medianas empresas.

Además permitió que los propietarios alquilaran sus casas, habitaciones o espacios (como garages o portales) a los cuentapropistas que lo requieran.

Nadie sabe el alcance real que tenga este experimento de "actualización" del modelo, como lo definió el propio Castro, pero desde todas las posiciones al interior y al exterior de la isla todos estarán atentos para ver si sus logros son reales.

 

AP