Sergio Triana tiene 29 años y ya cuenta con dos maestrías y un doctorado en Biología Molecular.
Sergio Triana tiene 29 años y ya cuenta con dos maestrías y un doctorado en Biología Molecular. | Foto: adobe stock - Archivo particular

Ciencia

La historia de Sergio Triana, el científico colombiano elegido como una de las grandes promesas de 2024

Sergio Triana, un joven humilde de Arauca, fue elegido como una de las promesas de la ciencia en 2024 por la revista Forbes. Hoy, es investigador posdoctoral en Harvard y el MIT, donde investiga enfermedades infecciosas.

Redacción Semana
23 de marzo de 2024

Si hay alguien en Colombia capaz de identificar el virus que podría convertirse en la próxima pandemia, ese es Sergio Triana. Tiene cara de niño y una hoja de vida brillante. Trabaja en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en Harvard.

Y antes de estar en las grandes ligas de la ciencia, estudió becado Ingeniería Química y Microbiología en la Universidad de los Andes; dos maestrías en Microbiología y Biología Computacional, cuya tesis desarrolló de la mano de Colciencias en Países Bajos, y el tiempo le alcanzó incluso para un doctorado en el Instituto de Biología Molecular Europeo, en Alemania. Cuesta creerlo, pero solo tiene 29 años.

Científico con traje protector y máscara sostiene un tubo de ensayo con muestra biológica, sangre del paciente contaminada. SARS-CoV-2
Sergio se dedica a la investigación de enfermedades infecciosas. | Foto: Getty Images

Aquello de la biología y los virus bacterianos no siempre estuvieron en los planes. Sergio nació en Arauca, ese departamento olvidado del oriente de Colombia, de donde se marchó con su familia, siendo un niño, por culpa de la violencia.

En Yopal, Casanare, Sergio y los suyos buscaron tiempos mejores. Y así, entre cantos de vaquería y la vida sin aspavientos de una ciudad pequeña, el joven pronto demostró que era un alumno tan destacado que en su colegio lo adelantaron tres años académicos hasta octavo grado. Terminó el bachillerato con apenas 14 años.

A esa edad, después de ganarse una beca, llegó a Bogotá con más sueños que dinero en los bolsillos. Solo, lejos de sus padres. Y entonces la historia se repitió: tal como había sucedido en su colegio Antonio Nariño, Sergio siempre fue el más joven del salón.

Pero, decidido a aprovechar ese guiño de la vida y estudiar en una de las mejores universidades del país, se graduó de su carrera con honores, pese a que confiesa que cuando llegó a los pasillos de la universidad aún lo asaltaban dudas sobre la elección de su carrera.

Dentro de las electivas, tomó algunas clases de biología molecular y celular. Le parecieron interesantes y fueron las que lo impulsaron luego a hacer el doble programa con microbiología; posteriormente, se le midió a dos complejas maestrías, una en Microbiología y la otra en Biología Computacional.

“Siempre me vi como ingeniero, pero cuando comencé a estudiar la microbiología, vi que podía convertirme en un científico, lo cual, cuando lo digo en voz alta, aún me suena un poco raro”, dice.

Hoy, su nombre aparece en letras de molde en un listado honroso que elaboró la revista Forbes, en su edición de Estados Unidos: la publicación lo llamó una de las jóvenes promesas de este 2024.Sergio sonríe tímidamente ante ese reconocimiento extraordinario y hace ver su trabajo sencillo, aunque está muy lejos de serlo: estudia enfermedades infecciosas con potencial pandémico, enfermedades que en su mayoría son endémicas en Suramérica, Asia y África.

Me dedico a la investigación de enfermedades infecciosas y me enfoco en utilizar tecnologías de última generación para estudiar genomas y datos de secuenciación y así entender cómo estas enfermedades afectan al ser humano”, explica el colombiano.

Así, en un día normal de trabajo como científico, Sergio puede, por ejemplo, analizar virus que causan fiebres hemorrágicas, como el ébola, una enfermedad infecciosa grave que se propaga entre humanos por transmisión de persona a persona. Su trabajo en estos casos consiste en determinar “cómo esas secuencias de ADN y otras expresiones de los humanos cambian para responder a estos patógenos. Una vez obtenida esa información, esos datos se analizan usando métodos estadísticos y de inteligencia artificial”.

Y persiguiendo a esos ‘enemigos’ que pueden poner en jaque a la humanidad con la misma ferocidad que el covid-19 años atrás, el joven viaja por el mundo.

El año pasado, cuenta, visitó Nigeria. Y fue en esa nación africana que se enteró de la noticia de la distinción de Forbes. En ese momento, estaba preparándose para entrar a un laboratorio nivel cuatro, de esos que parecen salidos de una película de ciencia ficción en los que hay que entrar con un traje “espacial” que cubre todo el cuerpo para protegerse de enfermedades infecciosas.

“Estaba allá con todos los implementos puestos para evitar el contacto con los virus y me enteré de la noticia. Y solo puede celebrar tras más de seis horas y después de que me pude quitar todo lo que llevaba encima”, relata.La noticia había viajado desde Estados Unidos envuelta en un correo electrónico en el que la prestigiosa revista le anunciaba que, gracias a su labor, su nombre formaba parte de la lista ‘30 under 30 - 2024’, una suerte de escalafón de jóvenes menores de 30 años que se destacan en áreas como las artes, el impacto social, la educación, los deportes y hasta el entretenimiento. Sergio estaba en la lista de ciencias.

Sergio Triana
Sergio Triana | Foto: Cuenta de X de Sergio Triana

Con el corazón en Colombia

Triana es actualmente investigador posdoctoral en la Universidad de Harvard y el MIT. Una verdadera hazaña que solo una persona organizada como él con su tiempo puede lograr.

Trabaja “tecnología de última generación” con la que estudia enfermedades como el ébola, la fiebre amarilla, la fiebre de Lassa, el dengue y enfermedades X. En otras palabras, cualquier patógeno desconocido que podría volverse una pandemia y causar millones de muertes.

De Colombia, Sergio no se olvida y acá en su país forma parte de varios proyectos científicos. “En cada región que visitamos evitamos eso que algunos llaman la ‘investigación de helicóptero’, que consiste en tomar muestras y luego marcharse. Hay que estar en los sitios, vivir en ellos y tratar de entender mejor todo lo que está pasando”, explica Sergio, que suele ser de lejos el más chico de los equipos de investigación con los que ha trabajado.

En sus investigaciones utiliza la genómica de una sola célula. Se trata de una técnica en la que, en lugar de analizar la información genética de un tejido, lo hace en múltiples células de un organismo. Es simple, dice. “Si uno recuerda la biología del bachillerato, estamos compuestos de diferentes tipos de células, como neuronas o las células de la piel. Pero resulta que cada tipo de célula responde de manera diferente a los estímulos o tiene distintas respuestas”, asegura.

Entonces, esta tecnología lo que facilita es observar cómo responde cada célula individualmente a dichos estímulos, en vez de tener un promedio, relata Triana.

Sergio Triana
Sergio Triana | Foto: Cuenta de X de Sergio Triana

En el departamento de Ingeniería Médica del MIT trabajan con esta técnica en dolencias más comunes en el mundo, como el cáncer. Triana las utiliza en enfermedades infecciosas desatendidas.

En el caso de los virus, en el área de estudio de este colombiano se puede ver cómo cada tipo de célula está haciendo afectada y qué se puede hacer. Esos análisis generan mucha información. Un solo experimento puede generar hasta dos teras, lo que ocuparía la totalidad de la memoria de la mayoría de los computadores caseros. Pero es allí donde entra la genialidad y talento de Triana en el análisis de datos y su conocimiento en biología computacional. Una sabiduría que comparte mediante distintos cursos gratuitos por el mundo.

Y pese a que en Colombia, el presupuesto para ciencia, tecnología e innovación no superará los 400.000 millones de pesos en este 2024, tras un drástico recorte del 25 por ciento con respeto al año anterior, Sergio no se queja y destaca el nivel de la ciencia con la que se trabaja en su país. “La ciencia en Colombia es muy buena, claramente la escala es mucho menor de la que pueda tener en otros países, porque hay menos recursos y todo es mucho más caro”, dice.