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Katrina, un costoso golpe

No solo el huracán Katrina es el más costoso en cuanto a daños materiales, sino que podría alterar el curso del dólar hacia adelante y el crecimiento económico en 2005.

16 de septiembre de 2005

Varios días después del huracán Katrina, aún no se sabe cuál será el verdadero impacto sobre las variables económicas en Estados Unidos y consecuentemente en el resto del mundo. No obstante, sus secuelas se extenderán por un tiempo superior al de cualquier otro huracán o desastre natural y terminarán afectando el crecimiento económico de Estados Unidos en los últimos meses del año.

De acuerdo con varios analistas este impacto podría oscilar entre 0,5% y 1%, con lo cual el crecimiento del PIB en 2005 sería de 3,5%. Pero también por cuenta de Katrina el crecimiento del PIB en 2006 será superior al previsto inicialmente, gracias a las inversiones que se harán en la reconstrucción de Nueva Orleans y de la zona devastada y los pagos que harán las compañías de seguros que en la mayoría de los casos serán considerables, pues muchos de ellos tenían la máxima cobertura.

El mayor efecto, sin embargo, podría venir por el lado de la política monetaria y su incidencia en el precio del dólar. En la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), prevista para el 20 de septiembre, esta entidad debería subir los intereses de corto plazo en 25 puntos básicos, tal como lo ha venido haciendo desde junio de 2005. Pero nadie sabe qué hará, pues hasta el momento no hay suficiente información sobre el verdadero impacto del huracán y en la decisión que tome en uno u otro sentido no tendrá todos los datos necesarios.

La incertidumbre frente a la posible actuación de la Reserva Federal es normal. Antes del huracán, para esta entidad, la expansión de Estados Unidos avanzaba sobre terreno sólido y la única gran preocupación eran las posibles presiones inflacionarias debido a la alta utilización de la capacidad instalada de la economía y, más recientemente, al impacto del aumento de los precios del petróleo y sus derivados. En este orden de ideas, la Fed había previsto un crecimiento acelerado para 2005 y una desaceleración posterior en 2006.

Frente a las nuevas circunstancias, aunque hay consenso en que, a mediano plazo, la Fed continuará de todas maneras con la política de alza de intereses hasta llevar la tasa de corto plazo a niveles cercanos a 5%, hay divergencias en cuanto a la forma como llegará a este objetivo.

Para algunos analistas, lo más probable es que en la reunión del 20 de septiembre suba los intereses en 25 puntos básicos, ya que para esta fecha no contará con datos que le permitan tomar una decisión diferente. En la reunión de noviembre, por el contrario, ya tendrá elementos de juicio suficientes y, dependiendo de ellos, es posible que posponga la decisión de subir las tasas para el año entrante.

Lo más preocupante para la Fed es el impacto que el alza de precios del petróleo, como consecuencia de Katrina, podría tener sobre el consumo. Buena parte del crecimiento de Estados Unidos en el último año ha sido impulsado por el alto gasto de los consumidores. Si esta variable se resiente, la inversión en los negocios podría verse comprometida, lo cual a su vez afectaría el crecimiento económico.

Esto podría suceder si los mayores precios del petróleo limitan la capacidad de compra de los consumidores. Katrina implicó un duro golpe para los ya exacerbados precios del crudo y los productos refinados en la medida en que la zona afectada es un centro petrolero importante en producción, importación y refinación.

Casi un 30% de la producción offshore y 50% de la capacidad de refinación están ubicados en el Golfo de México. Con el paso del huracán se perdió 20% de la capacidad total de refinación, y aunque se ha logrado recuperar, Estados Unidos está operando sin el 10% de su capacidad, lo que equivale a poco más de 1 millón de barriles diarios. No es muy claro cuándo podrá operar a plena capacidad. De hecho, el gobierno de ese país les ha solicitado a las refinerías que aplacen sus programas de mantenimiento rutinario para evitar que se disminuyan aún más los suministros.

La economía de Estados Unidos ha recibido tres incrementos de precios de energía desde 2004. A comienzos de ese año, los precios de la gasolina subieron 30% en cinco meses, en tanto que en los primeros meses de 2005 subieron otro 20%. El aumento reciente le añade otro 40%.

En este sentido, los datos claves para la Fed dentro de su preocupación por la capacidad de gasto de los consumidores serán la evolución de los precios de los productos refinados y los índices de confianza del consumidor, de la Universidad de Michigan, que será publicado el 17 de septiembre, así como el índice del Conference Board.



Se debilita el dólar

La incertidumbre acerca de las movidas del Fed se ha reflejado en la pérdida de valor del dólar frente al euro y el yen. De hecho, muchos analistas han cambiado sus pronósticos con respecto a la evolución de esa moneda para lo que resta del año. Morgan Stanley, por ejemplo, modificó su proyección de US$1,18 por euro a final de año a US$1,22, mientras que Goldman Sachs estima que el cambio dólar por euro para esta fecha estará en US$1,25 por euro.

Para muchos observadores sería un error que el Fed no subiera los intereses en la próxima reunión pues eso llevaría a un debilitamiento aún mayor del dólar.

La razón, la preocupación de los inversionistas por el efecto negativo de Katrina sobre los déficits gemelos de Estados Unidos. En lo fiscal, el costo para el gobierno federal de la reconstrucción de la zona afectada será de unos US$100.000 millones, con lo cual se aumentará el desequilibrio de las cuentas fiscales federales. Esto sin tener en cuenta las exenciones de impuestos para las zonas afectadas de las que ya se está hablando.

Por el lado de la cuenta corriente, el impacto sobre la misma vendrá por el aumento del costo de las importaciones de petróleo.

No es entonces prudente que el Fed deje de aumentar los intereses ahora que se debilitan las cuentas fiscales y externas del país y se requieren recursos externos para financiarlas.

Hay que estar, por tanto, muy atentos a lo que pase en la reunión del 20 de septiembre ya que lo que se decida este día podría cambiar la tendencia del dólar hacia arriba o hacia abajo.