Sobre incentivos perversos, regalías y desarrollo regional

Los departamentos receptores de regalías, en las últimas dos décadas, han crecido menos y han mantenido una menor cobertura en educación que el promedio del país. Los recursos no ganados por ellos generan pereza y desgreño fiscal. La opinión de Mauricio Olivera.

Dinero
12 de octubre de 2010

Estudios recientes sobre descentralización han mostrado que los recursos ‘no ganados’ por las regiones, como las transferencias y las regalías, generan lo que la teoría económica llama incentivos perversos. Los recursos ‘no ganados’ ayudan a los gobernantes regionales a no perder votos por aumentar los impuestos locales para financiar las necesidades de gasto público. Es decir, generan pereza fiscal. Adicionalmente, en la medida en que la fuente de estos recursos no es la de los impuestos pagados por los votantes, ellos no vigilan su buen uso y el gasto público tiende a ser ineficiente. En últimas, los recursos ‘no ganados’ generan incentivos perversos en el desempeño de los gobiernos que los reciben afectando, en últimas, el desarrollo.

¿Existen estos incentivos perversos en Colombia? ¿Qué tan fuertes son? ¿Están relacionados con las regalías? ¿Con las transferencias de la descentralización? En un trabajo reciente con Guillermo Perry, para la CAF y Fedesarrollo, “El impacto del petróleo y la minería en el desarrollo regional y local en Colombia”, encontramos algunas respuestas interesantes a estas preguntas.

Los departamentos receptores de regalías han tenido en las últimas dos décadas un crecimiento per cápita inferior en 0,08% (frente a un promedio de 0,02%), mientras que las transferencias no han tenido ningún efecto, ni positivo, ni negativo. A nivel municipal encontramos que los municipios que reciben regalías tienen un PIB per cápita más alto (en cerca de $700.000 por persona), mientras que las transferencias están asociadas con un PIB per cápita menor (cerca a medio millón de pesos). Respecto a variables sociales, algunas correlaciones muestran que los municipios petroleros y carboníferos tienen menor cobertura educativa que los demás municipios del país, aunque mejor infraestructura vial.

El trabajo también muestra que estos resultados dependen de la calidad institucional. En los departamentos que reciben regalías la eficacia en su uso depende de la calidad de las instituciones, y esto no ocurre con las transferencias. Esto es esperable dado que las regalías son cuantitativamente más importantes, y la ley permite mayor flexibilidad en su uso. En los municipios, mejores instituciones, medidas especialmente a través del imperio de la ley, permiten revertir, en los casos que se dan, los efectos negativos de la explotación de petróleo y carbón -la llamada “maldición de los recursos naturales”- pero no los de las transferencias.

Tener buenas instituciones es una precondición para el buen uso de los recursos ‘no ganados’. El estudio sugiere que una parte de las regalías se debería dedicar al fortalecimiento institucional. Sólo de esta manera se logrará en el mediano plazo el desarrollo regional.


El autor es investigador asociado de Fedesarrollo.