OPINIÓN ONLINE

Tapar el hueco y otros retos

Los principales retos que enfrenta la economía son llenar el hueco fiscal, la inflación y la cuenta corriente.

Camilo Díaz
18 de junio de 2016

Con las cifras reveladas del crecimiento de 2,5% del PIB en el primer trimestre los riesgos de la economía local están focalizados en la inflación que va en 8,20% y ha obligado al Banco de la República a subir las tasas de interés al 7,25% actual, en el déficit fiscal del Gobierno que asciende a $30 billones y el déficit de la cuenta corriente que va por el 6,5% del PIB o US$18.000 millones.

Esos riesgos se vuelven relevantes porque su mitigación está totalmente ligada con el ritmo de crecimiento. Si la inflación no cede, nuevas alzas de la tasa de intervención continuarán enfriando la economía.

Si el déficit fiscal continúa, se ponen en riesgo las finanzas públicas y no se puede seguir con el ritmo de inversión del Estado, el cual ha contribuido a mantener el crecimiento, o para sanearlo habrá que subir impuestos, ya sea al consumo y las rentas de los trabajadores como propuso la comisión de expertos, o a las empresas y sus activos.

Si el déficit en cuenta corriente persiste, afecta el tipo de cambio, al costo de la deuda y crea vulnerabilidades relacionadas a los flujos de inversión tanto directa como de portafolio que llegan al país, pero cerrar el déficit corriente implica menor gasto de la economía en general tanto privado como público. Esas tres cosas van con cargo al crecimiento porque o reducen el consumo, o reducen la inversión privada o reducen el gasto del gobierno.

Los retos son tapar el hueco del Estado que vino de la reducción de los ingresos petroleros, y eso lo tiene que hacer aumentando ingresos (menos evasión es una salida) y gastando menos en funcionamiento que por definición no ayuda a mover la economía. También mantener los flujos de inversión hacia Colombia porque la opción de financiar el déficit corriente con deuda no es posible dado lo estricto de la regla fiscal, y porque en el largo plazo es insostenible generando más problemas que los que soluciona. Por otro lado, cualquier infracción a la regla fiscal se pagará con rebaja de la calificación crediticia afectando más la cuenta corriente porque eliminaría una parte importante de la inversión de portafolio que esta ayudado a financiar ese déficit. 

El crecimiento no es una preocupación importante para los inversionistas que siguen al país, ellos ya han detectado que la ejecución de las obras de infraestructura 4G jalonará las obras civiles y por ahí el impulso a la economía, saben que en el corto plazo la recuperación del precio del crudo a los niveles de US$45 – 50 ayudarán al crecimiento y aliviarán las presiones sobre las cuentas fiscales.

Entonces el ritmo de crecimiento no es problema, como se sabe Colombia es de las economías que mejor crece en la región después de Perú y Panamá, la inflación está siendo vista como algo transitorio relacionado a El niño, mientras el apretón de tasas ha traído confianza en que la inflación será controlada. Las preocupaciones de afuera son el déficit de la cuenta corriente y el del Gobierno.

Esos déficits gemelos están dejando algunas lecciones. La primera, que durante el periodo de apreciación del peso se pudo acumular más reservas internacionales. A junio del 2014 cuando el petróleo inicio su declive, Colombia tenia US$45.500 millones, mientras Perú US$64.600, ahora Perú a desacumulado reservas por US$5.000 millones ayudando a impulsar su economía, Colombia en cambio ha tenido que acumular US$2.000 millones más así Perú crece al 4,4% y Colombia al 2,5%. Hoy esas reservas habrían ayudado a contener la subida del dólar que también jugó su papel en la escalada de la inflación y a tener mejor respaldada la cuenta corriente.

La segunda, que el quite constante a una reforma estructural fue una pésima estrategia porque habría sido más fácil tramitarla en bonanza que en momentos de dificultad, ahora hay que hacerla casi de urgencia puesto que la tijera de las reglas económicas empieza a cerrarse.

La tercera y última es que todas las bonanzas nacen con fecha de vencimiento por lo que es indispensable desarrollar varios sectores en la economía para que cuando las cosas vayan mal se pueda absorber el choque fácilmente. En Colombia el choque petrolero ha sido absorbido con impulso a la construcción y algo de menor gasto, pero con la debilidad de que ese impulso depende del gasto del propio Gobierno en momentos donde tiene que reducir su déficit y tiene que buscar plata para los compromisos que se avecinan.