Opinión Online

Los problemas de la remuneración docente

El tema de los docentes vuelve a estar en la lupa de la opinión pública a raíz de las recientes protestas y el manejo que el Gobierno Nacional le ha dado a las mismas.

Invitado
5 de mayo de 2015

En este espacio quiero referirme al esquema de remuneración, siendo consciente de que existen otros problemas tanto del Gobierno como del cuerpo docente; sin embargo, considero que la estructura de remuneración es el núcleo de la problemática.

Según el Premio Nobel en Economía, James Heckman, la educación la perseverancia y la motivación son factores esenciales y determinantes de la productividad. Estos tres elementos que identifica el Profesor Heckman, resumen en gran parte lo que funciona mal con la estructura salarial de los docentes oficiales. La educación que se imparte a los niños, determina en gran medida los resultados de su vida como adultos y por ello, es tan importante que el ambiente en el que se desarrollan sea el mejor. Esta influencia se da porque su estancia en el colegio no solo aumenta su nivel de capital humano, en el punto más productivo de la vida cognitiva, sino porque puede disminuir la probabilidad de salir de forma temprana a mercados laborales informales o a la práctica actividades criminales. Pero para que este ambiente sea un real sustituto de esas dos actividades socialmente ineficientes, se necesita que existan condiciones favorables de infraestructura y de incentivos para que los docentes se motiven a ser educadores de calidad y persistan en esta profesión.

Mi escuela de pensamiento me ha enseñado que el salario más que un incentivo para ejercer una profesión, es una justa remuneración a la productividad de un trabajador. Cuando no cumple esta función, es cuando el salario se convierte en un incentivo negativo. En este sentido, tengo la convicción que la estructura salarial definida no remunera ni el nivel, ni el cambio en la productividad de los maestros. Por ejemplo, en base al decreto salarial para el nuevo estatuto docente de 2014, un licenciado recién graduado gana 1’411.000 pesos y el mismo profesional con especialización gana 1’534.628 pesos, cerca de 123 mil pesos más. Cuando el educador cuenta con maestría entra ganando 2.343.000 pesos, 800 mil pesos más que el nivel educativo anterior y cuando cuenta con un doctorado gana 3.134.000 pesos, 791 mil pesos más que el nivel educativo anterior. Para tener estos títulos es necesario pagar hasta 30 millones de pesos, porque lo ideal es que nuestros maestros se formen en las mejores universidades, que al tiempo son las que requieren de una mayor inversión. Así mismo, es probable que pasen dos años con menores ingresos debido al tiempo que consumen cumpliendo con los compromisos de la especialización o maestría. En otras palabras, el costo de oportunidad de estudiar es altísimo.

Ahora, cuando comparamos estas cifras con los reportes oficiales del Observatorio laboral para la educación oficial del Gobierno Nacional, vemos que los maestros con pregrado ganan 19% menos que el promedio de profesionales con pregrado; los educadores con especialización ganan 49% menos que sus pares; los docentes magister 40% menos y los doctores 46% menos. Debemos entender que los profesionales del sector educativo se motivan a trabajar por amor al arte y compromiso con la infancia. No obstante, la estructura salarial tampoco remunera la perseverancia porque el escalafón está diseñado para remunerar pobremente la antigüedad. Cuando un licenciado sube de categoría, lo que representa un aumento de su antigüedad en 3 años, su salario aumenta 430 mil pesos; hasta un máximo de 12 años donde ya no se remuneran aumentos por antigüedad.

Adicionalmente, cuando comparamos las cifras con lo que ganan los maestros en otros países el tema es aún más crítico. Según cifras de la OECD, en pesos colombianos, los profesionales docentes en etapas iniciales de su carrera en Chile ganan 3,6 millones, en México cerca de 4 millones, en Estados Unidos y España cerca de 7 millones. En países que son modelos de educación como Alemania, los maestros ganan 10 millones y en Luxemburgo 13. Estas cifras nos demuestran que definitivamente esta labor en Colombia es realizada por amor al arte.

Soy consciente que quitarle el carácter de incentivo negativo al salario de los maestros tiene un costo fiscal gigante; pero también lo tiene el posconflicto, la construcción de las vías 4G, y otros macro-proyectos en Colombia y sabiendo que este no es un problema coyuntural ni electoral, nos adelantamos al paro y presentamos hace al menos tres semanas varias propuestas concretas para el sector educativas que no fueron incluidas en el Plan Nacional de Desarrollo, entre estas se encontraba, un plan de mejoramiento salarial con estímulos a los mejores estudiantes para entrar a la carrera docente; la destinación de recursos de regalías a la formación de docentes y programas de incentivos para los mejores docentes e instituciones educativas.

Es hora que el Gobierno Nacional entienda que la educación no debe ser un macro proyecto en la agenda, sino la columna vertebral del desarrollo del país; el conflicto principal no es con las FARC, sino con la informalidad, contra la pobreza y la ausencia institucional. Esas son las verdaderas causas del conflicto que vivimos y la educación es la solución y el vehículo para acabar con la desigualdad y la violencia. Debemos reivindicar la profesión docente pues los maestros son quienes tienen la responsabilidad de transformar la realidad de Colombia a través de la educación.