CAMILO DÍAZ

Más industria, mejor comercio

Los empresarios industriales han detectado que Colombia no tiene un buen comercio internacional, porque no tiene las capacidades para acceder a los mercados con los que firmó tratados comerciales.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
11 de noviembre de 2017

Después de cinco años de entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos, y Europa los empresarios de la industria han visto cómo esos mercados no se han abierto para sus manufacturas, entre ellas, prendas de vestir, autopartes, plásticos y químicos. No se han abierto porque a pesar de que los acuerdos comerciales implican cero aranceles para el comercio, todavía proliferan barreras no arancelarias, en desventaja de los empresarios nacionales.

Las mayores barreras para el acceso a los mercados de nuestros “socios” son los requisitos fitosanitarios, es decir los elevados estándares de salubridad, que deben tener los productos para ser aceptados, esas barreras fitosanitarias son una talanquera principalmente para los productos de origen agrícola y agroindustrial. Para las manufacturas, las principales barreras son las certificaciones de calidad, relacionadas a los componentes, diseño, empaque y hasta la forma de desecharlos, en algunos casos las exigencias son tan altas que los costos de producir sobrepasan los precios de venta.

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Además, el país no cuenta con los laboratorios para efectuar la certificación de los productos tanto agrícolas como manufacturados, traduciéndose en ausencia de capacidades para el aprovechamiento de los TLC. Ni hablar de los costos de la energía que son elevados y el ya sabido regazo en infraestructura que provoca que sea más caro enviar un contenedor de Medellín a Buenaventura, que traer uno desde Asia.

Igualmente, los costos de financiamiento son diametralmente opuestos, mientras una empresa mediana en Estados Unidos puede conseguir crédito a tasas menores a 8%, las medianas empresas colombianas consiguen financiación entre el 10% y 17% dependiendo de su tamaño, pero el agro, enfrenta restricciones de crédito porque es considerado riesgoso, como lo dejan ver los informes sobre crédito del Banco de la República. Los empresarios coreanos con los que intentaremos “competir” obtienen crédito a 4,6% para las pymes, y el crédito al sector privado representa el 150% del PIB, en nuestro país el crédito al sector privado es el 50% del PIB.

Aunque Colombia tiene firmados 13 acuerdos comerciales, que en teoría representan mercados con más de 1.500 millones de consumidores y más de US$2.000 millones en ventas, la producción, y sobre todo las exportaciones siguen ancladas en bienes básicos, así el 57% de las ventas corresponden a petróleo, café, carbón y ferroníquel. Del mismo modo nuestro principal socio es Estados Unidos quien compra cerca del 33% de las exportaciones, la mayoría de ellas materias primas básicas.

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Los empresarios han detectado que las condiciones comerciales con países con los que no tenemos tratados, como China, India, Bangladesh, y Sudeste asiático, son desfavorables, la Cámara Colombiana de la Confección ha resaltado que una blusa traída desde China cuesta US$2 dólares más 30 centavos de arancel implementado recientemente, en total llega por solo US$2,30 ($6.900) sin embargo producirla en Colombia cuesta mucho más. Esas desventajas, más el contrabando, el dumping, y la competencia desleal de los lavadores de activos ha afectado dramáticamente su actividad. Las cifras del Dane los respaldan y hasta agosto la producción del sector cayó 9,6%, sin embargo, el sector genera más de 600.000 empleos.

Los industriales han empezado a llamar la atención diciendo que los TLC han sido un mal negocio y que se deben ajustar las condiciones comerciales, que como en todo negocio, cuando uno de los socios está perdiendo es necesario sentarse a replantear las cosas. Una vez más las cifras respaldan sus planteamientos, la exportaciones agropecuarias e industriales a Estados Unidos crecieron 18% mientras las importaciones 68%, las exportaciones a Estados Unidos antes del TLC llegaban a US$23.000 millones, ahora llegan hasta US$10.000 millones. La Contraloría halló que el país carece de un sistema de gestión, seguimiento y evaluación de los TLC resaltando la ausencia de institucionalidad para garantizar su aprovechamiento y control de los impactos negativos.

Colombia debe adoptar las recomendaciones que desde el 2014 ha hecho el BID en materia industrial, identificando las fallas de mercado, como el tema fitosanitario y de calidad, generando una política para corregirlas, y sobre todo crear la institucionalidad para ello, en especial crear políticas horizontales en beneficio de todos los sectores, evitando focalizar esfuerzos en sectores poco viables, pero con poder de negociación. Y sobre todo no olvidar que los países avanzados, apoyan decididamente a la industria, así vivan diciendo que no lo hacen.

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