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Indicadores de gestión para el propietario. ¿Son los mismos de los gerentes?

Como profesor de la escuela de negocios Inalde he tenido la oportunidad de analizar la manera como nuestros directivos evalúan la gestión de sus empresas. Opinión de Gonzalo Gómez-Betancourt.*

Gonzalo Gómez-Betancourt, Gonzalo Gómez-Betancourt
8 de septiembre de 2014

Principalmente lo hacen tomando como referencia los indicadores de gestión de carácter operativo, es decir los que presentan variables cuantitativas relacionadas con los objetivos y las metas previstos; con lo cual realizan la gestión de su empresa desde el punto de vista de la dirección y no de la propiedad.

¿Qué implicaciones tiene realizar la gestión de esta manera? Por ejemplo, si le pregunto a un propietario, si su compañía alcanza un buen volumen de ventas, este indicador no me proporciona la información completa, hay que tener en cuenta otras variables para saber si el proceso se está haciendo bien, regular o mal, pues vender mucho, no es suficiente para saber si un negocio es bueno o no. Lo primero que les pregunto a los propietarios en el aula es ¿cuáles creen ellos que son los indicadores de gestión necesarios para hacerle un seguimiento a la propiedad, de tal manera que se logren evaluar los objetivos y las metas propuestas para así poder evaluar también a la Junta Directiva.

La mayoría de las respuestas de estos propietarios se enfocan en que se mida el indicador EBITDA. Concretamente, EBITDA deriva de las siglas en inglés que aluden a las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones. Se utiliza especialmente para analizar el desempeño operativo de una compañía. Es un indicador clásico de los gerentes para mirar si la operación por si misma genera caja independiente de decisiones entre comillas no operativas. Aunque es usual escuchar a los gerentes hablar de este indicador los accionistas deben entender que aunque sea positivo, puede ser que ellos no vean un peso de liquidez ya que la única forma en que un accionista la vea es al final con la utilidad neta y reparto de dividendos.

En mi experiencia he tenido muchas dificultades explicándoles a los directivos como piensa un propietario de empresa. Yo les pido a todos que se pongan en los zapatos del propietario, y sólo así llegan al indicador de gestión de rentabilidad sobre patrimonio. Lo comprenden con preguntas como ¿no es importante ver la liquidez que tiene en su bolsillo?, ¿está percibiendo dinero de esa compañía? En Colombia hay una tendencia natural de reinvertir las utilidades de la compañía en la organización, exponiéndoles a los accionistas, que si la compañía es rentable, lo mejor es volver a reinvertir. Esto suena financieramente lógico, sin embargo desconoce profundamente el tipo de propietarios que usted tiene en su empresa.

Buena rentabilidad y liquidez
La rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) es el primer indicador. Le permite al propietario saber si la inversión es buena o no al compararla con una inversión de bajo riesgo, por ejemplo un CDT en un banco. Es decir si la empresa me da un 12% y un CDT ofrece el 5%, pues tenemos 7% diferenciales por el riesgo. El propietario puede sentirse cómodo con esa cifra, pero debe además compararlo con otras empresas similares del sector; es en ese momento cuando se puede verificar si realmente la administración lo hace bien. No obstante por sí sólo el ROE no dice mucho porque aún no se conoce la liquidez del accionista.

A los propietarios que viven de los dividendos de la empresa, les pido que comparemos la empresa con un ser vivo para entender mejor, por ejemplo una vaca. Suponga que la compró para dar leche, entonces sabemos que la debemos cuidar, darle medicinas, el mejor pasto, agua, minerales, un veterinario cuando se enferme y cuidarla hasta que finalmente empiece a producir. En ese momento se tiene que ordeñar porque si no le puede dar mastitis. Así mismo, si tiene un ternerito también este se debe alimentar, pero usted debe seguir ordeñando a la vaca. La empresa es igual.

Hay un indicador de gestión que mide este tema para que un accionista se sienta no solo con buena rentabilidad sino con buen ingreso. Se le llama Dividend Yield o Rentabilidad por Dividendo que es el segundo indicador. Es aquel desempeño que procede exclusivamente del cobro de dividendos por ser titular de una acción y se calcula con el dividendo, dividido por el precio de la acción. Existe una relación directa entre el dividendo que se reparte y la rentabilidad de ese dividendo.

Por ejemplo, Ecopetrol es una compañía que tienen una rentabilidad por dividendo alto, por ejemplo es del 8%, y la de una banco por ejemplo Davivienda es 2.5%. Por un lado ese 8% es mucho más alto que cualquier acción del país, la razón fundamental por lo que sucede esto es que ordeñan la vaca más de lo necesario, pues el Estado le saca la plata, no reinvierte, y destina esos recursos a otras actividades como infraestructura e inversiones.

Por otro lado Davivienda tiene una del 2.5% porque su estrategia es la reinversión, reinvierte mucho porque está en pleno crecimiento. ¿Cuál es el óptimo para un accionista? Lo que tenemos que buscar es un equilibro entre reinversión y entrega total de dividendos. Las compañías deben buscar ese equilibrio teniendo como parámetro la media del valor del mercado de este indicador. Por ejemplo si la media del indicado en la bolsa es del 3.5, lo mínimo que le debería exigir a la empresa es ese indicador. Por ejemplo, si de 100 pesos que vale su patrimonio en el mercado, usted solo recibe el 1%, usted puede cuestionar porqué están pagando tan poco dinero, los empresarios deben tener una rentabilidad mejor. La verdadera riqueza es la liquidez, entonces este dividendo me da la oportunidad para exigir más a la empresa.

El tercer indicador es PER (en inglés Price Earning Ratio), es un indicador del precio de la acción sobre las utilidades por acción. Este indicador es una medida para evaluar el rendimiento en la empresa. Se trata de saber cuánto está dispuesto a pagar un inversor para apropiarse de esas ganancias de la empresa. Si la cotización de una acción es de 10 pesos y la utilidad por acción es de 5 pesos, el indicador PER daría dos veces. Eso significa que una persona estaría dispuesta a pagar dos veces por la utilidad de esa acción. Un PER alto, puede indicar posibilidades de crecimiento en las ganancias futuras de esa empresa. Ese dato se puede comparar con empresas del mismo sector y evaluar oportunidades para la empresa. Obviamente no tiene sentido si hay pérdidas. Es recomendable pedirle al administrador la información del mercado y compararla para validar si el administrador está haciendo correctamente la tarea.

El cuarto indicador es el Crecimiento Ponderado del Patrimonio. Este indicador que es muy fácil de calcular, tomando el cambio porcentual del patrimonio con el que finalizó este año con respecto al año anterior, es su crecimiento. Suponga usted que el crecimiento del patrimonio fue del 2%, ¿cree usted que es un buen indicador?, ¿cuánto debe crecer usualmente su patrimonio de año en año para saber si su riqueza patrimonial está aumentando o no?

Para responder esas preguntas, hay que comparar el crecimiento con el PIB y la inflación. Adicionalmente en empresas familiares, debe tenerse en cuenta el crecimiento promedio de la familia, para hallar el crecimiento mínimo esperado para mantener el nivel de riqueza patrimonial per cápita a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si el crecimiento del PIB fuera el 4%, la inflación fue del 2% y la población de mi familia crece a una taza del 1% anual, no se debería aceptar un crecimiento anual inferior al 7% del patrimonio. Esto se consigue con un adecuado equilibrio entre entrega de dividendos y reinversión.

Hay otro indicador que es el crecimiento sostenible de la empresa. Es una fórmula que incluye tres aspectos. El primer aspecto, tiene que ver con la tarea de la administración y se calcula como beneficios netos sobre ventas, eso se multiplica por la política de retención de utilidades, que es beneficio retenido sobre beneficio neto, y el tercer factor es la política de endeudamiento, calculado como el activo total y dividido sobre el patrimonio.

Esta fórmula para mi es la que realmente le enseña a ser un buen propietario, me explico con un ejemplo. Hace algún tiempo una familia me consultó qué debería hacer porque un gerente general y su junta directiva les dijeron que se comprometían a crecer la compañía en un 25% año tras año, siempre y cuando los accionistas reinvirtieran todo el dinero en la empresa, es decir que no podían contar con dividendos por los próximos 5 años. Al mismo tiempo les pedían un endeudamiento de la empresa con el aval de los socios hasta en un 70%. Me preguntaron si ellos deberían aceptar este tema. El gerente estaba apalancado el crecimiento a partir de las variables de la empresa, les pregunté cuál era el compromiso de la administración de subir la rentabilidad sobre las ventas, a lo que me contestaron: “nosotros no hablamos de eso”. Al aplicar la fórmula de beneficio sobre ventas, en ese momento esa compañía estaba en el 5%, con una retención de utilidades del 100%, un patrimonio de 30 que resultaba en una política de endeudamiento de 3,33 veces, el crecimiento final indicaba que alcanzarían un 16,7% y no había forma de crecer al 25%. Si la persona no aumentaba la rentabilidad sobre ventas a un 7.5%, no crecerían al 25%.

Yo le dije a los accionistas que le hicieran una contrapropuesta a la administración, la primera pregunta era por qué crecer al 25%, sabiendo que el país crece a una taza del 4%, más una inflación del 2%, uno podría crecer como empresa hasta el 8%, ¿por qué colocar una meta tan alta?, por ejemplo, si con esas mismas cifras de PIB e inflación, el sector creciera al 10%, la sugerencia sería crecer al 12% y no al 25%, porque si no los accionistas terminarían sacrificando su rentabilidad, cuando podría pedírsele a la administración una gestión más eficiente.

Cabe aclarar que antes de exigirle a la administración un compromiso de incrementar la rentabilidad sobre ventas, del 5% al 7,5%, tenemos que conocer el comportamiento del sector para no hacer planes descabellados. Yo les pido a los accionistas que le coloquen un límite a la administración sobre el nivel de endeudamiento, en especial cuando está avalado por los mismos socios. En mi criterio un buen nivel de endeudamiento puede estar en no máximo el 60% para evitar que los socios garanticen ese endeudamiento con su propio patrimonio.

Mi sugerencia en el caso anterior “para que no le dé mastitis a la vaca” sería retener el 70% y repartir el 30% de dividendos. Calcular el endeudamiento óptimo que podría ser 60%, sumado a una rentabilidad sobre ventas de 7,5%, la compañía crecería de esta manera 13,1%, lo cual es un crecimiento muy bueno sin necesidad de poner en riesgo la organización ni los accionistas.

Señores accionistas recuerden que en la medida que usted se forme y entienda los indicadores de gestión, no sólo se ayuda usted, sino que ayuda a la administración a no cometer errores, por un crecimiento desbordado que no tiene sentido, porque el crecimiento que usted tiene que mirar es el crecimiento sectorial, y no más allá, no exagerar porque definitivamente el que sufre es el accionista.