OPINIÓN ONLINE

¿Desinversión extranjera?

Atrás quedaron aquellos días en que viajábamos fuera del país y hacíamos compras en dólares; definitivamente es mucho más fácil multiplicar por dos que por tres.

Eduardo Bolaños
25 de febrero de 2016

La hecatombe petrolera de la que ya todos estamos cansados de leer ha dejado al descubierto una de las grandes debilidades de la economía colombiana: la ausencia de fuentes constantes y seguras de divisas.

Si bien es cierto que el sector petrolero solo representa cerca del 6% del PIB, también es importante considerar que en promedio desde el año 2010 los flujos de inversión a petróleo y minería representaron el 84% de la inversión extranjera directa y el 66% de la inversión extranjera total; esto es un claro ejemplo de como una simple variable puede generar distorsiones macroeconómicas importantes.

Por mucho que tratemos de ser ajenos al tema económico todos hemos sentido los efectos sobre nuestras vidas; el incremento en el precio de los alimentos  y la fuerte devaluación del peso son apenas algunos ejemplos. Atrás quedaron aquellos días en que viajábamos fuera del país y hacíamos compras en dólares; definitivamente es mucho más fácil multiplicar por dos que por tres.

Una de las primeras preguntas que surge es ¿por qué si el precio del petróleo comenzó a descender desde junio de 2014, solo hasta bien entrado 2015 comenzamos a sentir los estragos en materia de inflación y dólar? Pues bien, la respuesta es que muchos de los dólares que nos dejaron de llegar por concepto de menor inversión extranjera directa (IED) a petróleo y minería, comenzaron a llegar por concepto de mayor  inversión extranjera de portafolio (IEP) hacia los mercados de bonos de deuda pública (TES) y de acciones; fue como si se nos apareciera la virgen en un momento complicado para la economía colombiana. De esta manera, en el periodo comprendido entre febrero de 2014 y enero de 2016 los fondos de capital extranjero han comprado casi 23 billones en TES y en el mercado accionario la tendencia es igual; solo en 2015 los extranjeros realizaron compras netas de acciones por 1.5 billones de pesos. Para que se haga una idea, esto representa casi 3.5 veces lo recibido por la venta de ISAGEN.

Como dicen por ahí “solo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”; recientemente se está observando la salida de los inversionistas extranjeros no solo del mercado de renta fija, sino también del mercado accionario local. Acorde a cifras del Ministerio de Hacienda, solo en el mes de enero las tenencias de TES por parte de los fondos de capital extranjero disminuyeron en casi un billón de pesos y en cuanto a las acciones se observaron ventas netas por 23 mil millones de pesos. Puede que sea prematuro para confirmar un movimiento de desinversión extranjera, pero definitivamente esta es una señal de alerta importante.

Es en este punto donde no parece una buena idea que el ingreso de divisas a la nación dependa en buena parte de materias primas con precios volátiles y virtualmente imposibles de predecir y se hace más que evidente la necesidad de obtener ingresos por exportaciones de bienes no solo agrícolas sino de capital que aminoren el impacto ante escenarios de volatilidad en los mercados financieros internacionales.

Como muchas cosas en Colombia nos tocó aprender la lección por la vía dura, vivir por experiencia propia qué es una enfermedad holandesa y resignarnos a ir de vacaciones a la bella Santa Marta. Solo nos queda esperar que la devaluación sea suficiente estímulo para la industria manufacturera y agrícola, que se reactiven las exportaciones de sectores distintos al minero energético y que ojalá a largo plazo contemos con una fuente constante y segura de divisas.