Opinión On-line

¿Cómo superar la ‘tusa’ electoral?

La temporada de las elecciones despierta niveles de susceptibilidad ‘mamertos’ y ‘showseros’ que se manifiestan en redes sociales, en los pasillos de las oficinas o en las calles de la ciudad. Opinión de Álvaro Bonilla.*

3 de junio de 2014

Hay reacciones de todo tipo. Unas involucran el activismo político, otras la indiferencia o simplemente no faltan los rebeldes o apolíticos que se inclinan más por la resistencia a todo lo que tenga que ver con la época electoral.

En el primer caso –el activismo– los individuos se toman nivel personal las propuestas de los candidatos y las divulgan en sus círculos sociales o en redes; la resistencia, al contrario, activa la antipatía que se expresa en el pesimismo y la incredulidad frente a los cambios prometidos; y la indiferencia, se manifiesta con el desinterés, la falta de criterio y la tibiesa de los ciudadanos que deciden no tomar partido.

Los resultados de las elecciones solo se pueden comparar con las pasión que despierta la final del fútbol colombiano o la participación de la selección en el mundial: cada político tiene su hinchada, cada propuesta su fanaticada y cada color su enemigo.

En este juego de emociones la percepción de la derrota, ese estado de animo depresivo de unos cuantos porque ganó este o aquel candidato, a más de uno lo tiene al borde del colapso, porque lo quieran o no, la política reviste la esperanza de cambio y los resultados electorales llenaron de desesperanza a muchos ciudadanos.

Por estos días es frecuente ver en redes sociales críticas de parte y parte que no son más que evidencias del profundo dolor emocional y el guayabo que produjo las elecciones del pasado domingo. Después de conocer los resultados muchas personas y me incluyo están viviendo un duelo que se confronta con la decepción y la frustración, pues no ganó la opción por la que se había votado.

Ahora todos –o por lo menos la mayoría– se sienten deprimidos, se quieren ir del país, reclaman por la justicia divina o se sienten impotentes porque no se dio ese cambio que tanto deseaban.

¿Qué hacer para recuperarse de este difícil momento? Aquí un par de ideas para quienes se sienten lo suficientemente tristes y decepcionados por el resultado de las elecciones.

1. Evite tomarse personalmente las opiniones políticas de sus familiares, amigos o conocidos. Evite dejarse llevar por la polarización, que no es otra cosa que emociones radicales como la rabia, la devoción, el amor o el odio hacia personas o ideas. Considere que los seres humanos somos complejos y que no debe graduar de enemigos a las personas que piensen diferente. No busque o promueva peleas por redes sociales o en conversaciones. En el fondo, aunque vestidos de diferentes colores, las preocupaciones son las mismas.

2. Conéctese con emociones e intención positiva. Es fácil ceder a la desesperanza y la angustia al hablar del futuro, conéctese con lo que lo motiva y con lo que usted como individuo y ciudadano puede hacer para generar un cambio, uno a uno. Usted tiene la responsabilidad sobre sus emociones, y puede decidir cómo sentirse, si cede al miedo y a la tristeza estará actuando de manera diferente a si opta por vivir de acuerdo a la esperanza y el optimismo.

3. Sepa cuándo tomar distancia emocional. Si ve que la política, los políticos y sus seguidores le están alterando el ánimo y se siente diferente, sepa tomar una prudente distancia, hágase consciente de lo que está sintiendo y disminuya la frecuencia con la que lee o ve esta información que le dispara emociones negativas. No se trata de alentar la indiferencia, pero sí es necesario que tome pausas para conectarse con otras áreas de su vida en las cuales puede vivir otras emociones y descubrir que las personas son algo más que sus preferencias políticas.

4. Asuma la derrota y el cambio como una oportunidad. Revise sus relaciones, su comportamiento ciudadano y la información que recibe de las cosas. ¿Qué puede hacer para inspirar nuevos valores y una nueva forma de ser? El cambio también puede darse desde abajo y tener un impacto viral en su entorno familiar, laboral o social. El animal político del que hablaba Aristóteles le da poder el individuo para usar lo que sabe y hace y generar una influencia en su entorno.

Con estas cuatro estrategias seguramente los apolíticos del momento podrán posicionarse de una forma diferente y trascender el discurso aburrido y polarizante a una actitud más positiva ante la adversidad.

* Profesor de la Universidad de La Sabana