JORGE IVÁN GÓMEZ

¿Cómo el fútbol me puede hacer mejor directivo? Algunos consejos

“Un buen entrenador debe acercar al jugador a su máximo potencial o descubrirlo. Esa es su principal función y la que debe ocuparlo todos los días en su trabajo”. Estas palabras de Marcelo Bielsa, técnico argentino, sintetizan la mayor función de un directivo: el desarrollo de su equipo. En este artículo vamos a ver los elementos clave del fútbol que nos pueden ayudar a ser mejores directivos.

Jorge Gómez Pinilla, Jorge Gómez Pinilla
7 de junio de 2018

Lo primero: la estrategia

En el fútbol, como en las organizaciones, la estrategia es clave. Esta tiene que ver con la manera como logramos objetivos y ganamos sacando ventaja de nuestros puntos fuertes y minimizando los débiles. Así como un técnico de fútbol pasa horas viendo videos sobre sus rivales, analizando informes sobre los equipos y estudiando los estadios y las canchas donde van a jugar, un directivo debe pasar buena parte de su tiempo reflexionando y estudiando sus decisiones, analizando los problemas y, sobre todo, ilusionando a sus equipos con propóstios.

Más que el grupo, lo que importa es el equipo

En el fútbol, como en las empresas, un grupo es la sumatoria de individuos mientras que los equipos son personas unidas por objetivos y valores. Muchas veces en los grupos hay gente con grandes condiciones personales y profesionales (carisma, experiencia y conocimientos) y, aun así, no logran los resultados. El mejor ejemplo fue, en su momento, el Real Madrid en el que jugaba Beckam, Ronaldo, Zidane y Figo, el llamado equipo Galáctico, por la constelación que lo conformaban. Sin embargo, los resultados no los respaldaban. En cambio, otros equipos con nóminas modestas como el Once Caldas (campeón de la Copa Libertadores en 2004) y, recientemente, el Leicester, después de 132 años, logró ganar la Premier League. La clave fue, especialmente, la unidad del grupo, el papel del director técnico y algo de suerte.

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En las empresas, muchas veces contratamos a los mejores, pero no se consiguen los objetivos y, por el contrario, se incrementan los conflictos, las luchas políticas y el protagonismo entre las áreas y departamentos sin obtener los resultados esperados. Esto sucede porque generamos múltiples incentivos que fomentan la cultura del individualismo, lo cual rompe los lazos y vínculos que produce un equipo sólido y cohesionado. Gente discreta pero comprometida es la que logra grandes transformaciones en las organizaciones.

Un líder no es una celebridad que merece aplausos. Por el contrario, es un desarrollador de personas que juntas logran cosas que solas jamas hubieran alcanzado. Por eso, en el liderazgo me fío más de la persona discreta pero persistente en los objetivos que de los amplificadores de resultados, esclavos del protagonismo.

Un director técnico es como un CEO

Un director técnico debe tener experiencia, lo cual implica haber ganado títulos y, especialmente, haber sufrido derrotas porque no hay nada más importante para dirigir que la experiencia. Por eso, los buenos directores técnicos generalmente son personas curtidas por la experiencia y conocen su oficio; saben soportar la presión. Por ejemplo, José Pekerman, antes de ser técnico de la Selección Colombia, había triunfado con Argentina en la juvenil y había participado en un Mundial.

En las organizaciones, el CEO es el mejor símil del director técnico y, como en el fútbol, debe ser una persona con experiencia en dirección general, que haya liderado grupos, que haya gestionado juntas directivas, que sepa ser vocero y, sobre todo, que sea capaz de tener una visión de conjunto de toda la organización. Es un gran error, a la hora de seleccionar el CEO, dejarnos seducir por el directivo carismático, quien muchas veces termina tomando decisiones por su ego o próximo paso en su carrera y no por el bien de la organización.

La cultura de equipo

En el fútbol, las largas concentraciones se convirtieron en un factor clave del éxito para estudiar el rival, conocer el reglamento y cohesionar el grupo mediante actividades internas de fortalecimiento de lazos, amistad y confianza. En las organizaciones, cada vez son más útiles los retiros, las jornadas de capacitación y las actividades por fuera de la rutina diaria. El poder de estas actividades radica en que ayudan a crear vínculos, fomentar valores y fortalecer la cultura del “nosotros.” Muchas veces, las capacitaciones se convierten en un instrumento para difundir los valores de la organización, promover el aprendizaje y crear espacios para la conversación y generación de ideas.

En conclusión, un buen director técnico debe tener cuatro virtudes para hacer bien su trabajo: ponerle la cara al sol (trabajar al lado de los jugadores en la cancha), tener buen manejo de grupo, saber escoger sus jugadores, respetar el buen juego y leer bien los partidos, como lo dice Javier Hernández en su más reciente libro.

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Estas virtudes las podemos extrapolar al mundo de la empresa y encontramos que un CEO debe dar ejemplo, construir un buen equipo, impulsar la organización mediante la iniciativa y desarrollar un pensamiento estratégico que permita entender su entorno y, sobre todo, la conciencia de contar con socios para su tarea. Por eso, las capacidades que debe potenciar y desarrollar en sus coequiperos son fundamentales para alcanzar grandes objetivos.

4 consejos para tener en cuenta en tu desarrollo directivo a partir del fútbol

  1. Desarrolla tu carrera como un deportista y dedica tiempo a prepararte, entrenar y a desarrollar habilidades concretas, por ejemplo, el manejo de reuniones
  2. Trabaja en mejorar la concentración y la atención en tus conversaciones
  3. Trabaja por ser mejor cada día, sal de tu zona de confort. Tu crecimiento está ligado a tu alta o baja iniciativa y compromiso. Dedica tiempo al estudio y a la lectura
  4. Evalúate por las noches y pregúntate: en mi tarea directiva, ¿qué hice bien, qué hice mal y en qué puedo mejorar?