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Cadenas de valor y la importancia de la inserción

La importancia de estar dentro de las cadenas de valor de índole mundial se constituye como una ventana de oportunidad para las naciones e industrias involucradas.

Raúl Ávila Forero
3 de febrero de 2017

La idea para Colombia es consolidar una base exportadora para destacarse dentro de los sectores productivos, con el fin de obtener crecimiento y progreso a partir de determinadas especializaciones que requieren de una constante adaptación a la demanda global. Allí las firmas deben ser las llamadas a buscar como meterse a este selecto grupo.

La fragmentación del proceso de producción de bienes y la dispersión internacional de tareas y actividades, dan lugar a sistemas de producción sin fronteras, conformando redes complejas, más conocidas como cadenas de producción mundiales. Estas suelen caracterizarse por agregar un alto valor al producto final, pues canaliza las mejores habilidades de las empresas más destacadas de diversos países, donde las fronteras se vuelven imaginarios de papel. La relevancia de que un país y por ende sectores de su proceso productivo estén dentro de estas cadenas es crucial para promover su know how, particularmente dentro de los sectores que más generan valor como el industrial y servicios. Además, se han convertido en una característica predominante para estimular el comercio internacional y la inversión extranjera.

Sin embargo, el éxito de los mercados internacionales consta de un equilibrio entre sus capacidades de importar y de exportar para establecer un crecimiento sólido y sostenible en el tiempo. La globalización ha interconectado nodos mundiales importantes, aspecto que ha permitido la reducción de costos derivados del proteccionismo y la apertura multilateral para diversos sectores, esto último dependiendo de las especialidades adquiridas por las industrias en algunos sectores en particular.

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Aunque se pretende la adopción de políticas comerciales abiertas y transparentes, queda mucho por hacer para vencer obstáculos que dificultan la participación efectiva de economías en desarrollo, dentro de estas cadenas. Así, se hacen necesarias iniciativas para facilitar las transacciones, mejorar la tecnología, crear empleo y aumentar la capacidad productiva para tener la posibilidad de maximizar beneficios. La proliferación de estas cadenas de valor es notoria en sectores donde las actividades pueden segregarse fácilmente, tal es el caso del sector automotriz, la confección textil y la industria tecnológica en todos sus ramales.

Por ejemplo, el iPhone es uno de los productos que integra una cadena de valor compleja. El producto estrella de la firma Apple se produce en fábricas ubicadas en China, obteniendo algunas partas esenciales para su producción – como la tarjeta de memoria, el módulo de la cámara, el micrófono o el controlador de la pantalla táctil – de más de 200 proveedores en todo el mundo. Cerca de la mitad de los iPhone se producen en las instalaciones de Foxconn en la ciudad de Zhengzhou, con 94 líneas de producción, en donde se necesitan más de 400 pasos para el ensamblado del producto, y una capacidad de hasta 350.000 trabajadores dispuestos a trabajar por USD 1,90 la hora.

El precio de un iPhone en China puede llegar a ser un 20% más alto, debido a las fluctuaciones de la moneda y el impuesto del valor agregado de la nación, correspondiente a un 17%. Así, la reducción de costos que se obtiene al producir en China es fundamental para la obtención de cuantiosos beneficios debido a su estrategia global de precios descreme.

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La mayoría de los países en desarrollo siguen aumentando su participación en las cadenas de valor mundiales, posicionándose cada vez más en los mercados gracias al perfeccionamiento de sus procesos en cuando a eficiencia, desarrollo del capital humano y uso de tecnología de punta. Su participación aumentó del 20% en 1990 al 30% en 2000 y a más del 45% para 2010, mientras que los países en vía de desarrollo siguen teniendo dificultades para acceder a estas cadenas en sectores que no sean las exportaciones de recursos naturales, tal y como lo sufrimos día a día en Colombia.

Adicionalmente, cabe resaltar que la búsqueda de medidas proteccionistas hoy en día, para proteger los empleos nacionales, tendrá efectos negativos en el corto y mediano plazo debido al encarecimiento de productos y servicios, así como la pérdida de ventajas competitivas respecto a otros países. Aspecto que, al parecer, Estados Unidos quiere poner en marcha sin evaluar debidamente los impactos a nivel nacional e internacional.

En nuestro caso, Colombia es reconocida por su biodiversidad a nivel mundial, considerada como un diamante en bruto que no se ha sabido explotar hasta el momento. Los considerables esfuerzos por hacer que nuestros productos se conviertan en una base exportadora, no nos han permitido salir del sector primario, limitando así nuestras potencialidades para desarrollarnos dentro de los demás sectores.

Es así como las cadenas de valor mundiales constituyen la nueva realidad del comercio internacional, detonando un fuerte aumento del flujo de bienes intermedios. En términos de competitividad, la segregación de los sistemas de producción ha resultado más factible para varias industrias, en un contexto globalizado que ha permitido la reducción de costos de transacción y disminución de riesgos. Sin embargo, es claro que se hace necesaria la búsqueda de políticas industriales y comerciales que permitan el desarrollo de los países en vía de desarrollo para diversificar nuestro potencial exportador regional para hacerle frente a las necesidades y expectativas de los sectores productivos a nivel global, superando limitaciones básicas de tecnología, capital humano e infraestructura.

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