Home

Opinión

Artículo

Almirante-David-René-Moreno-Moreno

Opinión

Constituyente a la fuerza

Es imposible creer que una persona busque gobernar para destruir, en lugar de presidir para construir.

David René Moreno Moreno
30 de abril de 2024

El pasado 21 de abril marcó positivamente nuestra estropeada democracia. Le dio una bocanada de aire fresco, con consecuencias que el Gobierno aún hoy se niega reconocer. Es un error garrafal pensar que esta impresionante marcha fue solamente de la oposición, porque quienes asistieron fue el pueblo de Colombia, que acudió en masa a protestar pacíficamente contra el jefe de gobierno y sus desacertadas decisiones, guiadas solamente por intereses ideológicos. Desfilaron jóvenes, adultos, miembros de la tercera edad, estudiantes, amas de casa, empleados y cesantes, empresarios, industriales, trabajadores, personas de todos los niveles económicos, de diferentes creencias y de todos los colores políticos.

El objetivo ideológico de la izquierda es claro, pues busca mantenerse ‘democráticamente’ en el poder y ejercerlo durante mucho tiempo. Preocupa que el jefe del Gobierno manifieste que pasará por encima de las leyes para lograr instituir la constituyente “… Yo los invitaría a que miraran menos la forma que el contenido”, le responde al periodista cuando lo interroga sobre el tema. ¿Se interpreta la respuesta como ‘el fin justifica los medios’? ¡Qué peligro para la democracia!

Es alarmante que el gobernante esté invocando al pueblo para que lo secunden en sus intenciones. Posiblemente, las marchas ‘voluntarias’ del 1 de mayo, con asistencia de algunos sindicatos y personas traídas del sur, pagadas y aleccionadas, le sirvan de telón de fondo para citar a una constituyente, aduciendo que es el verdadero poder popular quien la pide a gritos. Esto sí es un golpe de Estado blando a nuestra democracia y constituye un claro acto de totalitarismo, digno de una democracia tercermundista.

Las posibles motivaciones para citar esta asamblea pueden ser: establecer una Constitución a la medida de la izquierda, cerrar el Congreso para gobernar por decreto e imponer su ambición, afianzar el comunismo y acabar con la clase media, otorgar impunidad a los crímenes de lesa humanidad de los bandidos, captar el dinero de la salud y las pensiones para ‘financiar’ las elecciones del 2026, institucionalizar el Ejército paralelo con la primera línea de Bolívar, las guardias indígena, campesina y cimarrona y los 100.000 pseudo delincuentes subsidiados, pero también para cerrar las cortes, lo cual le puede brindar un gran respiro frente a las investigaciones que actualmente lo involucran.

Están ondeando nuevamente las banderas del M-19, recordando al mundo sus fechorías y atrocidades, lo cual confirma que muchas organizaciones criminales, aunque sean objeto de indultos y amnistías, no dejan de existir. Es aberrante que el jefe de gobierno haga apología al delito y permita que se exhiba la bandera símbolo del proscrito grupo delincuencial M-19 en un colegio, involucrando de esta forma a los niños, reclutándolos ideológicamente y violando el Estatuto de Roma, al atentar contra la salud mental de estos, cometiéndose posiblemente un crimen de lesa humanidad. ¿Violó la Constitución y las leyes? ¿Dónde están los entes de control? ¿Esto hace ilegítimo al Gobierno? ¿Dónde están las voces de reclamo de los colombianos? ¿Aceptan esta afrenta a la sociedad?

Después de escuchar las conversaciones de Benedetti y Merlano, las de Benedetti y Sarabia, los videos con bolsas negras debajo de la mesa, la posible violación de los topes de financiación de campaña, la probable procedencia dudosa de algunos aportes y otras irregularidades, muchos colombianos se sienten asqueados con lo que ha sucedido para la llegada al poder. Sin duda, todo lo que se ha conocido es más que suficiente para pensar que estamos frente a un gobierno ilegítimo. Ojalá la Justicia sea oportuna, ciega e imparcial, pues el país merece una pronta respuesta.

Los coletazos de las desafortunadas decisiones del Gobierno han afectado profundamente la economía, desmotivan la inversión, generan incertidumbre, hay cierre de empresas, pérdida de empleo, incremento de la economía informal e incremento de la inseguridad. El engaño habitual del jefe de gobierno es la base de la pérdida de confianza frente a las promesas y permanentes pronunciamientos que solo buscan atraer incautos hacia las redes del socialismo del siglo XXI, pues tratan de dominar al pueblo por el estómago, por la mente y a la fuerza. Las juventudes deben despertar de esta pesadilla y no dejarse utilizar para los fines políticos de los ‘progres’, pues con las reformas del gobierno se van a quedar sin pensión, sin salud y muy difícilmente lograrán empleo bajo este sistema de ideología izquierdista.

No se puede permitir que el Gobierno imponga una constituyente con el apoyo de una minoría, porque no tendría legitimidad, ni tampoco dejarse involucrar en la guerra civil que puede generar ‘la guerra de marchas’, así como tampoco se puede permitir que, de forma fraudulenta, se otorguen facultades plenipotenciarias al Ejecutivo para dominar los otros poderes. Cuando la democracia no se respeta se genera el caos y brilla la dictadura. Primero está la patria.

Noticias Destacadas