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Un vendedor callejero de productos colombianos en San Cristobal, Venezuela. | Foto: María Eugenia López Paz

Comercio Exterior Y TLC

Los tachirenses siguen comprando colombiano

La presencia de productos colombianos en el mercado de la frontera es muy alta, a pesar de las diferencias políticas entre los países y de la caída de la balanza comercial.

María Eugenia López Paz
9 de julio de 2009

Durante el primer semestre de este año el intercambio comercial entre Venezuela y Colombia ha disminuido en un 25% con respecto al mismo periodo en 2008. Esta situación se atribuye a la disminución de la demanda por parte de Venezuela, ocasionada por la caída de los precios del petróleo y al afán del actual gobierno venezolano por diversificar sus socios comerciales. Así lo señaló Marleny Bustamante, investigadora del Centro de Estudios de Fronteras e Integración de la Universidad de Los Andes de Venezuela.

 

Este escenario no ha impedido que la producción colombiana encuentre fieles destinatarios en Venezuela, en especial en la frintera. Los tachirenses consumen productos colombianos cada vez con más frecuencia, estos productos son en su mayoría de la rama textil, marroquinera, y también de la rama alimenticia, así lo indicó Isabel Castillo Presidenta de la Cámara de Comercio, Industria y Producción de San Antonio del Táchira.

Lo que se vende de Colombia
En los supermercados venezolanos la presencia más notoria es la de productos lácteos de marcas colombianas (mantequilla, leche líquida y yogurt, en distintas presentaciones), también se encuentran una amplia variedad de galletas y dulces hechos en Colombia. Además, en los establecimientos tachirenses buena parte de la papa a granel y las carnes rojas a la venta también proceden de Colombia.


Con respecto a otros sectores como el textil y marroquinero, basta con visitar algún centro comercial en Venezuela para encontrarse con moda hecha en Colombia. Tiendas y marcas como Armi, Tennis, StudioF, Bossi, y Vélez se pueden encontrar en prácticamente todo el territorio venezolano. Incluso otras más exclusivas como la tienda del diseñador colombiano Jorge Rangel, tiene dos establecimientos en una ciudad fronteriza y pequeña como lo es San Cristóbal.

 

Isbelia Morales, gerente de Armi en San Cristóbal dice que la gente acude a la tienda por ser más competitiva en precios y calidad. “Cuando abrieron Zara al frente pensamos que nuestra clientela iba a mermar. Sin embargo, cada día va en aumento”.

Y como lo señala un cliente de un centro comercial en el estado fronterizo de Táchira: “Los tachirenses ya estábamos habituados a las marcas colombianas. La diferencia es que ahora no tenemos que cruzar el puente para conseguirlas, desde hace un tiempo las encontramos aquí”.