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Presidente del Autorregulador del Mercado de Valores (AMV), Carlos Alberto Sandoval.

Banca y Bolsa

Los malos hábitos de los corredores de bolsa

El control de los operadores en el mercado de valores ha mejorado en los últimos años. Sin embargo, todavía hay, en algunos casos puntuales, prácticas que afectan a los inversionistas. El Autorregulador del Mercado de Valores señala cuáles son las más frecuentes.

25 de febrero de 2010

Las firmas comisionistas de bolsa han mejorado la calidad de sus operaciones en los últimos años. Han incorporado temas de gobierno corporativo, administración de riesgos y han profesionalizado a sus operadores.

Desde 2008, la obligación de certificar a los operadores con un examen de conocimientos y con la verificación de su pasado disciplinario, les ofrece mejores garantías de idoneidad a los inversionistas en el mercado de valores.

Lo mismo pasa con los requerimientos de elaborar y actualizar modelos de administración de riesgos, establecer sistemas de auditoría, de control interno y defensoría del cliente dentro de las firmas comisionistas.

Sin embargo, todavía hoy se siguen presentado casos de malas prácticas que sin ser generalizadas, nadie entre los comisionistas de bolsa desconoce que existen. El presidente del Autorregulador del Mercado de Valores de Colombia (AMV), Carlos Alberto Sandoval, le contó a Dinero.com cuáles de estas prácticas son las más comunes.

Así se afecta a los inversionistas
Hay tres prácticas comunes que destacó el Autorregulador del mercado de valores. La primera son los excesos frente al mandato. Esta ocurre cuando el corredor toma decisiones que no fueron ordenadas por el cliente, algo que naturalmente no está permitido en el contrato de comisión. El intermediario solamente ejecuta las instrucciones le ha dado con anterioridad el cliente. Es por esto que las órdenes deben quedar siempre registradas en un medio verificable. Esta práctica se puede presentar por falta de control de la firma comisionista, falta de profesionalismo del corredor o mala comunicación con el cliente.

La segunda es la utilización de dinero de los clientes. Un corredor toma los recursos del cliente para hacer operaciones en beneficio propio. Esto lo pueden hacer, por ejemplo, por medio de falsificación de documentos. Para evitar esto, el inversionista debe exigir a la firma comisionista que defina con claridad los canales de comunicación y no recibir documentos con datos de las operaciones directamente del corredor de bolsa.

La tercera es la de faltar al deber de asesoría. Esto ocurre cuando no recomienda o explica las ventajas o desventajas de alternativas de inversión en valores, teniendo en cuenta el perfil de riesgo del cliente.

Esto sucede cuando el operador no tiene la idoneidad y el profesionalismo para darle la mejor asesoría al cliente. La pobre asesoría al cliente se considera una falta importante en el mercado, pues se busca que los operadores conozcan lo suficiente su negocio como para transmitirlo a los inversionistas.

Una forma para evitar esta última es que el inversionista verifique que su asesor esté certificado ante la AMV. Para ello puede consultar la base de datos de AMV en www.amvcolombia.org.co, en la pestaña ‘Certificación’.

Estas tres operaciones tienen una particularidad. “Es importante anotar que estas malas prácticas observadas por la AMV corresponden puntualmente a operadores del mercado y no a las firmas comisionistas de bolsa”, recalcó el directivo.

Otro tipo de prácticas comunes que no afectan a un inversionista específico, pero si al mercado en general, son las que tienen que ver con el uso de información privilegiada y manipulación del mercado.

“Para el control de estas operaciones, el Autorregulador tiene las herramientas para monitorear las operaciones en tiempo real y así establecer que el mercado funcione de la manera correcta”, complementó Sandoval. No obstante, muchos observadores del mercado de valores considera que estas son situaciones que se presentan con gran frecuencia y pasan sin ser detectadas.

Por último, el Autorregulador, recalcó la importancia de la educación financiera de los clientes, pues si bien es importante el papel de las firmas comisionistas y los operadores del mercado de valores “Un inversionista educado, es un inversionistas protegido”, dijo.

Para cumplir con esta meta, el Autorregulador en conjunto con la Bolsa de Valores de Colombia han desarrollado el Programa de Educación a Inversionistas, que se desarrolla en los puntos de la BVC y está dirigido a todas las personas que invierten recursos en el mercado de valores para ayudarlos en la toma de decisiones de inversión.

Balance de supervisión y disciplina
El 57% del total de los exámenes presentados en el 2009 fueron aprobados, lo que demuestra que son exámenes que obligan a los operadores a tener un conocimiento del mercado y ejercer su labor de manera más profesional.

Así mismo, se completaron 4.113 profesionales debidamente certificados en las diferentes modalidades.

“En la medida que los operadores sean profesionales, que haya buena supervisión, lo que llega a disciplina es algo menor que si no existieran”, complementó Sandoval.

En el balance disciplinario se encuentra que a medida que el mercado crece debe haber mayor control y supervisión, pues hay mayor riesgo de que se presenten malas práctica en el mercado.

En el 2008 las sanciones fueron 30, mientras que en el 2009 disminuyeron a 29. Las sanciones pueden ir desde simples amonestaciones, hasta multas y la más grave que es la expulsión del mercado, en el 2009 el número de expulsados fueron cuatro operadores, mientras que en el 2008 fue solamente uno.

El Autorregulador en el 2009 impuso multas por casi $338 millones, mientras que en el 2008 las multas ascendieron a $254 millones.

Los canales que se usa el Autorregulador para detectar las malas prácticas de los operadores son las quejas de los intermediarios, de los inversionistas, reportes del grupo de vigilancia y monitoreo del mercado de AMV, reporte de la gerencia de riesgos, reportes del grupo de supervisión preventiva de AMV, traslado de la Superfinanciera y otras entidades.

“La garantía que le da la AMV al mercado es que cuentan con la tecnología y la infraestructura para monitorear las operaciones en tiempo real, por lo tanto los operadores se cuidan más de realizar malas prácticas, es como tener una cámara en cada semáforo”, declaró el presidente del Autorregulador del Mercado de Valores.