La historia del colombiano que renunció a su trabajo para recorrer el mundo, va por 88 países

Se trata de Christian Byfield, un colombiano que hace nueve años, cuando en ese entonces tenía 25 años, tomó la decisión de emprender un viaje que –sin saber– cambiaría su vida de polo a tierra.

“22 de diciembre de 2013. Hoy hace nueve años mis papás me estaban llevando al aeropuerto para empezar un viaje. El viaje que menos emocionado y que más miedo me había dado en mi vida”, dijo Christian.

Previo a ese primer viaje, su jefe le había dicho que lo iba a contratar luego de haberse tomado un año de vacaciones “y de no hacer ‘nada’ dándole una vuelta al mundo”.

Su mamá y papá iban con los ojos aguados, Christian también iba llorando “a dos manos”; pensó en ese momento: “La cabeza de uno puede ser bien loca, yo a los 25 años creyendo que me iba a tirar mi vida por hacer lo que mi corazón me decía que tenía que hacer. Llevaba un par de años cuestionándome lo que estaba haciendo con mi vida y haciendo todo para satisfacer los sueños de los demás y no los míos, haciendo todo como el ‘deber ser’ me lo indicaba”.

Para Christian uno debería cuestionarse sobre lo que está haciendo día tras día y no dejar que la vida se le pase “cumpliendo sueños de otras personas”.

“Toca cuestionarse uno qué está haciendo con sus días en este mundo, y que la vida no se le pase a uno en piloto automático cumpliendo sueños de otras personas. De pequeño, siempre que venía Nat Geo o Animal Planet me preguntaba cómo había personas en este mundo que les pagaran por ir a ver animales y por viajar, siempre tenía eso en mi cabeza”, señaló Christian.

Lo que su corazón le decía era que haciendo modelos financieros y teniendo una corbata en su cuello puesta no iba a lograr lo que quería en su vida, “Para muchos el concepto de éxito laboral era el camino que estaba tomando con mis trabajos de oficina, para mí no”.

“Con el tiempo mi concepto de éxito laboral cambiaría a que me pagaran por tener reuniones que para mí fueran realmente importantes, reuniones con gorilas de espalda plateada, pingüinos y demás animales y cascadas de este lindo mundo. Y así poder ver el mundo, su gente y sus creencias con mis propios ojos”, dijo Christian.

Hasta ese momento, Christian no había tenido un celular inteligente, ni mucho menos lo que para muchos hoy en día es esencial, el WhatsApp, lo que le traía cosas buenas. “Conectar con la gente, conmigo mismo y escribir todos los días sobre lo que estaba viviendo y pasando por mi cabeza”.

“Después de 400 correos, haber salido del clóset y de haber recorrido más de dos años viajando solo (que uno nunca está solo), rodeado de gente absolutamente mágica en mi vuelta al mundo, las cosas empezaron a cambiar”, dijo Christian.

El pasado 21 de diciembre dijo: “¡Diez años, juemadre! Hoy hace diez años me estaba levantando en Bogotá, con mi mochila empacada para una vuelta al mundo, empezando en Etiopía. Hoy en día pienso que estaba escapando de una vida con la que no conectaba, no me hacía feliz, estaba viviendo los sueños de alguien más y nos los míos, viviendo en piloto automático. Siguiendo el deber ser para ser una persona ‘exitosa’. El concepto de éxito ha cambiado mucho en estos años para mí”.

Para Christian, siempre que uno salta hay una red esperando y esa red se le apreció. “No puedo estar más contento y agradecido con este resultado. El Christian de hace diez años soñaba que su familia lo aceptara por ser gay, que en algún momento viajar se convirtiera en su trabajo y poder llegar a los siete continentes. Y hasta hoy esto ha pasado y mucho más”.

A la fecha Christian ha recorrido 88 países desde aquel día que decidió dejar todo atrás para tomar su mochila y salir ‘a comerse el mundo’.