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En Bogotá un conductor de Uber gana al año unos $30 millones.

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Un conductor de Uber gana 4 veces más que un taxista

Según Lane Kasselman, director de Comunicaciones para América de Uber, quien estuvo de visita relámpago en Colombia, un conductor de Uber en Bogotá gana actualmente en promedio 4 veces más que un chofer de taxi.

13 de agosto de 2014

El modelo de negocio bajo el cual funciona la popular aplicación creada por el estadounidense Travis Kalanick consiste en darles a los conductores el 80% de cada dólar que reciben por sus carreras, mientras que la compañía se queda con el 20%. Este porcentaje es utilizado por la empresa para generar más leads, es decir, crear conexión con la gente que quiere usar el producto, y hacer marketing.

“Uber no gana dinero, a menos de que los conductores lo hagan. Por eso, vemos a muchos choferes de taxistas saliéndose de la industria de taxis y viniéndose a Uber en Colombia. Acá conseguir un cupo de taxi es muy costoso, cuesta como 50 mil dólares, así que la barrera de entrada es muy alta para alguien quien quiere ser dueño de un pequeño negocio”, afirma Lane Kasselman, director de Comunicaciones para América de Uber.

Los requisitos para ser conductor de Uber son sencillos: tener un vehículo que esté dentro de sus estándares, es decir, que no tenga más de 10 años, que sea de 4 puertas, y pasar por un proceso de revisión para poderse unir a la plataforma de manera gratis.

Desde octubre del año pasado Liz Katherint Cordero es conductora de Uber y según ella su vida ha cambiado 100%. “Es una mejor opción de trabajo y de ingresos”, asegura. Ella prefiere mantener en reserva cuánto dinero gana, pero de acuerdo con Uber Colombia, en Bogotá un conductor recibe en total al año aproximadamente unos $30 millones.

La polémica

“Los que están en contra de Uber son los dueños de las compañías de taxis, no los taxistas. Los propietarios de taxis son ricos y quieren mantenerse así. A nosotros nos importan los conductores y los pasajeros, no las empresas de taxis”, dice Kasselman.

El principal problema de Uber y el gremio de los amarillo se resume en el tema de los cupos por el tipo de vehículos que usa el primero. Mientras que el valor que los taxis están pagando es de alrededor $90 millones, los vehículos de placas blancas pagan una suma de alrededor $8 millones a una empresa transportadora, que esté autorizada ante el Ministerio de Transporte, como vinculación para que se les genere tarjeta de operación y placas blancas.

John Freddy Flores Vallejo es taxista desde hace 13 años y gana en promedio al mes $1.500.000. Él tiene muy claro cómo son las cosas. “La verdad a mí como conductor no me afecta Uber. El usuario es quien decide si quiere pagar lo que ellos cobran. Si hay gente que no quiere usar los taxis amarillos porque no los atienden bien, no se bajan a abrir la puerta, entonces pues Uber es un servicio especial y la gente paga por eso. Desde que permanezca así está bien, pero si se extiende y empiezan a bajar las tarifas y a nivelarla con nosotros, ahí sí va a haber un problema”, señala.

Aunque como conductor Flores no le ve problema, señala que si fuera propietario sería distinto y lo percibiría inconveniente. ”En los últimos años los cupos que se tiene que pagar se han venido incrementado y van a llegar a los $100 millones. En cambio, uno de esos blancos paga mucho menos y el problema es que si se vuelve taxi entra a una competencia desleal y en ese sentido es en el que nos oponemos, porque se va a llenar de carros blancos la ciudad”, explica.

Este mismo asunto de los cupos es lo que ha generado protestas de los taxistas tradicionales contra Uber en otras ciudades del mundo. Ejemplos de cómo se ha superado esa crisis son California, Estados Unidos y Londres, Inglaterra.

“En el Estado de California crearon una ley para Uber y ahora muchos de esos taxistas que protestaban se volvieron conductores de Uber por una mejor experiencia y más dinero”, agrega Kasselman.

El San Francisco, Estados Unidos, Uber ha generado un cambio en las compañías de taxis que han tenido que comprar carros nuevos, ser mucho más amables con los clientes y ofrecerles una mejor experiencia.

Por su parte, en Londres, dice el directivo, reconocieron que la plataforma de Uber es completamente distinta a la de los taxis y se dieron cuenta de que el iPhone no es un taxímetro. “Eso es muy importante porque esa distinción significa que el gobierno del Reino Unido tiene que crear un marco regulatorio nuevo para Uber básicamente y ya dijeron que Uber no es un taxi, que es algo completamente nuevo y con base en esto se están escribiendo en este momento esas leyes”.

En Colombia, el Ministerio de Transporte está trabajando en un decreto para regular Uber y se había anunciado el mes pasado que esta semana debía salir. Sin embargo, con una nueva ministra que asumió la cartera de Transporte, Natalia Abello, probablemente haya que esperar más.

En esta nueva legislación están participando tanto el gremio de taxistas como el equipo colombiano que representa a Uber en Colombia. “Estamos creando un sector nuevo de transporte, una alternativa que antes no había, y estamos complementando el transporte público que ya existe. Uber está aquí en Colombia en el largo plazo, así que vamos a ser muy pacientes, trabajando con el gobierno para desarrollar la regulación y que nuestro producto sea reconocido”, concluye Kasselman.

Mientras tanto, la compañía estadounidense sigue creciendo exponencialmente en el mundo entero. Tiene solo 4 años de vida y ya está en 42 países. En abril de este año llegaron a la ciudad número 100 y en cuatro meses incursionaron en 62 más.