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MAURICIO BOTERO

Economía

La admirable saga de los ‘descerebrados’

Estigmatizar, tratándolos de ‘descerebrados’ a una serie de profesionales y técnicos que durante algo más de doce décadas lo que le han brindado a Colombia es bienestar y prosperidad, no solo es una gran injusticia, sino una imbecilidad.

Mauricio Botero Caicedo
10 de abril de 2024

Según informes de prensa, durante la apertura de la Asamblea Nacional Cafetera, el presidente Gustavo Petro dijo: “cuando se habla de extraer, ahí no se habla de mucho trabajo. Extraer lo que ya está debajo de la tierra: llámese carbón, llámese petróleo, llámese oro, llámese níquel. Para extraer prácticamente no se necesita ni el cerebro. Una palanca y un tubo, y otro tubo arrastra el petróleo y llega al barco y adiós”.

En pocas palabras, la admirable saga de nuestros geólogos e ingenieros de minas y de petróleo no le merecen al mandatario el menor respeto. La Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos de la Energía (ACGGP), que agrupa a profesionales dedicados a la exploración y producción de recursos naturales en el país, con toda la razón reaccionó airada a las ofensivas declaraciones de Petro, argumentando que estas afirmaciones desconocen la preparación, el conocimiento y las capacidades técnicas de miles de profesionales colombianos dedicados a la búsqueda y explotación de recursos naturales. “La exploración y explotación de recursos del subsuelo requiere un trabajo arduo, un amplio conocimiento técnico, esfuerzo, dedicación e inversiones considerables, tanto personales como corporativas…la geología desempeña un papel crucial en la seguridad y soberanía energética del país, así como en el ordenamiento territorial, la gestión del riesgo ante desastres naturales, la exploración de agua subterránea y nuevas fuentes de energía, y la gestión ambiental sostenible”.

El gobierno, a través de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, dibuja un cuadro algo diferente al del mandatario: “la industria petrolera colombiana es altamente sofisticada y diversificada”. Además de compañías de extracción y producción, Colombia posee dos refinerías, una fuerte industria petroquímica, compañías de servicios petroleros y de gas, compañías consultoras y otros elementos claves en la cadena de valor de la industria. Cerca de una docena de instituciones académicas ofrecen programas especializados en geociencias e Ingeniería de petróleos.

Aún más, la larga historia del país en la exploración y explotación de petróleo y gas ha contribuido al desarrollo de una amplia base de profesionales hábiles y experimentados en la industria petrolera. Colombia se convirtió en un exportador de crudo en los 80, a raíz de importantes descubrimientos en los campos de Caño Limón, Cusiana y Cupiagua. La producción del país creció de 126,000 bpd (barriles por día) en 1980 a 816,000 bpd en 1999, y las exportaciones alcanzaron $4.500 millones de dólares en 2000. Según el más reciente Informe de Taladros y Producción, elaborado por Campetrol, la producción de petróleo en 2023 en Colombia se ubicó en 777.200 barriles por día (bpd).

“La historia del petróleo en Colombia comenzó con la adjudicación de la concesión de Mares en 1905, en el gobierno de Rafael Reyes, en medio de una seria crisis fiscal. Tras muchas vicisitudes, los inversionistas cedieron sus derechos a la Tropical Oil Company, filial de Standard Oil, en 1919, y ella ejecutó las tareas de exploración y producción en Barrancabermeja hasta 1951, cuando la concesión expiró y se le entregó la operación a Ecopetrol, empresa industrial y comercial del Estado del orden nacional”, señala el economista Gustavo Moreno en un artículo. O sea, los “descerebrados” llevan 120 años haciendo patria.

La transición energética, tanto en Colombia como en el resto del mundo, además de un gran reto, es una necesidad. Pero para pasar a una matriz energética soportada en sol, viento y agua, implica sustituir las fuentes en porcentajes que varían entre el 50 y el 90 por ciento. Esta sustitución puede tardar cerca de tres décadas. Estigmatizar, tratándolos de ‘descerebrados’ a una serie de profesionales y técnicos que durante algo más de doce décadas lo que le han brindado a Colombia es bienestar y prosperidad, no solo es una gran injusticia, sino una imbecilidad. La izquierda está acostumbrada a reducir las actividades profesionales y económicas a aterradores simplismos.

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