Gremio del calzado propone creación de un nuevo ministerio en Colombia. ¿Por qué y para qué?

Hay un dicho popular en Colombia que dice: “hay que ponerse en los zapatos del otro”, a eso es lo que están invitando miles de familias que viven del arte de hacer calzado en Colombia, quienes aseguran que aunque cada habitante del país tiene al menos tres pares de zapatos en su casa, pocos se han detenido ha pensar en los problemas que afronta el gremio que teme desaparecer por la crisis financiera.

Se estima que después de la pandemia el sector presentó una desaceleración del 70 %, lo que llevó a que muchas de las pequeñas, medianas y grandes empresas quebraran. Bucaramanga es la cuidad que se ha ganado el renombre de ser la mayor productora de este producto en cuero.

Se estima que de las 4.300 unidades productivas que existen en este sector, el 78 % se encuentran en la informalidad, lo que no permite una competencia activa con la industrialización por los tratados de libre comercio entre países, que tienen mayor desarrollo tecnológico.

Desde Bucaramanga se surte calzado a los almacenes de grandes superficies en un 80 %, pero también hay otras ciudades que producen calzado de buena calidad como Pereira, con zapatos deportivos; Cúcuta, con zapatos sintéticos; y Bogotá, que compite con zapatos para hombre.

Independiente del lugar de Colombia donde se fabriquen, la preocupación es la misma, que están próximos a cerrar por diferentes razones.

Entre las piedras en los zapatos que cuentan, están los altos costos de los insumos, la falta de control de contrabando que entra en su mayoría de China o India. Otro de los puntos es la falta de estabilidad laboral que tienen quienes se dedican al negocio.

Wilson Gamboa, presidente nacional sectorial del cuero y del calzado, explica que este es un trabajo que se da solo ocho meses al año por mucho, el resto tiene que parar las actividades, porque la demanda no es suficiente para dar mayor oferta. Aunque quienes trabajan en el sector ganan por metas cumplidas y pueden sacar salarios de hasta $3.600.000, no se motivan a trabajar porque tienen que pensar qué hacer de diciembre a marzo y en los meses de junio y julio, cuando la fabricación es casi nula.

Incluso el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), saca convocatorias para aprender el arte del calzado, pero las convocatorias no tienen acogida, porque no es interés de los jóvenes continuar con la tradición de familias, al ver que no es un negocio rentable por la falta de estabilidad.

Gamboa manifiesta que el 30 % de las empresas cerraron después de la pandemia, pero confiesa que la crisis viene desde hace muchos años atrás, por lo que hace un llamado urgente a que tome decisiones de raíz. “En el sector de la confección es la industria del calzado la más afectada”, dice el líder empresarial.

Por lo anterior, tras varias mesas de trabajo y propuestas recolectadas entre diferentes miembros del gremio han llegado a la conclusión de que parte de la solución es la creación del ministerio de modas, el cual agruparía toda la industria textil.

Para él, más de los gastos que representa para el país la creación de un nuevo ministerio, los beneficios que se tendría para el sector productivo serían más altos. “Si seguimos como vamos un día todo se va a acabar, ni siquiera para decir que nos van a remplazar robots en la fabricación de zapatos, porque cada empresa necesitaría más de 200 millones de pesos para poder automatizarse y nadie tiene esa plata”, reflexiona Gamboa.

Los industriales explican que con la creación del ministerio se podrían fortalecer muchos puntos que pareciera estar desiertos a la hora de lograr mejores oportunidades en el mercado internacional y que haga que el trabajo en el sector sea constante y atractivo.

“Hasta el momento no nos sentimos apoyados por el gobierno actual, y menos cuando nos obligarían a pagar horas nocturnas y una cantidad de sobrecostos para los empresarios que van a obligar a que poco a poco cerremos”, puntualizó el empresario.

Los países que más demandan los zapatos colombianos son: Chile, Ecuador, México, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Puerto Rico, Aruba y Curazao.