Entrevista

No tener acceso a la banca mantiene la desigualdad y la pobreza: Banco Mundial

En Colombia apenas el 39% de los adultos se sienten incluidos financieramente frente a 51% en América Latina, hablamos con la mujer detrás del estudio

3 de junio de 2016

Apenas el 39% de los adultos en Colombia dijeron tener una cuenta de ahorros con la banca formal en la encuesta global del Banco Mundial sobre inclusión financiera. La cifra está por debajo del 51% de América Latina y muy por detrás del 70% que algunos estudios dicen haber encontrado en Colombia.

La situación en el país es más crítica para las personas de menores ingresos (24%), los jóvenes millenials (28%) y las mujeres (34%), quienes tienen todavía menos acceso a los servicios de ahorro, pagos y crédito que el resto de la población.

Consulte aquí el estudio sobre Colombia

“Si las fricciones financieras son la principal razón de la persistencia de la desigualdad y el bajo crecimiento, ¿Por qué no tratamos estas desigualdades financieras y hacemos que la gente sea parte del sistema financiero?”, dijo a Dinero Asli Dermigürc-Kunt, la mujer detrás del estudio.

Dermigürc-Kunt es la tercera economista más citada del mundo y dirige desde hace varios años el departamento de investigaciones del Banco Mundial. El estudio que dirige encontró que hay una brecha de género en el mundo que dificulta a las mujeres el acceso al mundo de las finanzas, los muy jóvenes también se están quedando atrás. Los problemas para ellas son culturales y se agravan en países machistas pero para los millennials se trata más de la falta de oportunidades de trabajo.

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“Hay investigaciones que sugieren que la gente, especialmente la más pobre, puede realmente beneficiarse de tener acceso a una cuenta de ahorros. Esto está asociado con mejorar su bienestar, sus inversiones en educación, en salud, empoderar a las mujeres. De otro lado, el microcrédito es más modestamente exitoso. Es útil para suavizar ciclos de consumo pero no todos los pobres se convierte en empresarios porque reciban un microcrédito, muchos no lo usan para inversión sino para consumo”, aseguró.  

Varios estudios sugieren que los beneficios de los demás servicios financieros, especialmente el ahorro y los pagos digitales, pueden ser mayores el microcrédito. Se ha comprobado que el acceso a tecnología de ahorro aumenta la capacidad de invertir en uno mismo para obtener educación, mejorar su salud e incluso aprovechar oportunidades de negocio.

¿Qué pueden hacer los gobiernos?

Según la investigadora varias iniciativas de los gobiernos pueden ser muy efectivas como por ejemplo obligar al sistema financiero a proveer cuentas de bajo costo para los más pobres.

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También podrían reducir los excesivos requerimientos de información y papeleo para abrir una cuenta bancaria, aunque todavía es necesario blindarse contra el riesgo de lavado de activos.

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Otras iniciativas incluyen incentivar la infraestructura tecnológica y el establecimiento de corresponsales bancarios que le faciliten la vida a la gente, explicó.

Mucho también se puede hacer para que quienes ya tienen cuenta la usen con más frecuencia. Aproximadamente 1.300 millones de personas hacen sus pagos en efectivo a pesar de tener una cuenta de ahorros y miles de millones más reciben o envían remesas por fuera del sistema a pesar de tener una cuenta.

Sin embargo, el problema más importante es que 2.500 millones de adultos en el mundo todavía están marginados del sistema.