De acuerdo con la información publicada por el BM, al término de 2014, las emisiones de bonos verdes se hicieron en más de 20 monedas diferentes. | Foto: Wikipedia

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Inversión en bonos verdes, ahora al alcance de todos

La última emisión de bonos verdes del Banco Mundial fue estructurada para atraer la atención de inversionistas individuales. Una inversión en la cual el rendimiento no solo es financiero sino ético, pues es una contribución al progreso económico sostenible, del desarrollo y de la conservación de la naturaleza.

19 de junio de 2015

“Bonos para un crecimiento verde” es el nombre que el Banco Mundial decidió darle a su más reciente emisión de bonos verdes, los cuales están ligados a un índice accionario ético mediante el cual pretenden atraer inversionistas que garanticen la perduración de proyectos que buscan mejorar el impacto ambiental de la industria.

Según un reciente informe del Banco Mundial conocido oficialmente como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento o BIRF, el mercado de bonos verdes viene creciendo rápidamente. A finales de 2014, las emisiones anuales superaron los US$35.000 millones frente a los US$11.000 millones emitidos el año anterior.

Este producto en su más reciente versión, se desarrolló en colaboración con BNP Paribas, para atraer no solo a los grandes inversores institucionales, quienes son los compradores habituales de bonos del Banco Mundial, sino también a los inversores minoristas individuales.

Para tal efecto el Banco adaptó transacciones más pequeñas destinadas a inversionistas minoritarios, en particular a través del mercado Uridashi para inversionistas individuales de Japón, y ahora a través de los bonos para un crecimiento verde dirigidos a personas de todo el mundo preocupadas por el clima.

Hasta ahora, el Banco ha lanzado 12 bonos para un crecimiento verde dirigidos a inversionista de Europa (entre ellos, de Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Mónaco y Suiza), Asia y Estados Unidos. Algunos de estos bonos han sido suscritos en forma privada con inversionistas institucionales o particulares con un elevado patrimonio, mientras que otros han sido comercializados entre el público en general.

Es importante señalar que estos inversionistas buscan oportunidades que tengan un impacto positivo sobre el medio ambiente y ayuden a abordar los desafíos del cambio climático, obteniendo al mismo tiempo un rendimiento de su capital, potencialmente superior al de otras oportunidades que se ofrecen en el entorno.

“La mayoría de los bonos verdes del Banco ha sido adquirida por grandes gestores de activos, fondos de pensiones y otros inversionistas institucionales que buscan oportunidades de inversión sostenibles y responsables y que estén destinadas específicamente a abordar el cambio climático”, destaca el informe.

Anualmente el Banco Mundial emite deuda por un monto que oscila entre US$30.000 millones y US$50.000 millones en los mercados mundiales de capital para financiar sus préstamos a los países clientes. Como institución con una calificación crediticia AAA, el Banco puede pedir prestado a tasas atractivas y traspasarlas a sus clientes.

El informe en mención señala que la demanda de bonos para un crecimiento verde ha sido particularmente fuerte en Europa, donde las demandas finales fueron más de seis veces las metas originales, considerando que el primer bono para un crecimiento verde ofrecido en Bélgica y Luxemburgo(i) cerró con suscripciones totales de US$91 millones, y los demás siguieron esa dinámica.

El informe concluye que esta tendencia es una señal alentadora de que las personas se preocupan por el cambio climático y quieren invertir su propio dinero en soluciones que ayuden a abordar los desafíos de este fenómeno.