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ANÁLISIS

Ojo micro a problemas macro: caso de subsidios en la electricidad

Una reforma tributaria estructural es imperativa, sin embargo, es necesario pensar en complementos para resolver los líos fiscales.

18 de diciembre de 2017

Son evidentes los enormes retos de las finanzas públicas del país. Por ejemplo, desde 1990 hemos tenido en promedio una reforma tributaria cada dos años, y todavía no resolvemos nuestros problemas fiscales.

Dado que no hemos tenido reformas estructurales en los últimos años, consecuentemente el problema en el mediano plazo no luce muy diferente. Como muestra, según la regla fiscal el país debe reducir su déficit en 140 puntos básicos de aquí al 2019. Esto equivale a la necesidad de un ajuste fiscal, mayores ingresos o menores ingresos, más grande que la última reforma tributaria aprobada en 2016.

Recientemente la agencia Standard and Poor‘s bajó la calificación crediticia de la deuda del país, resaltando los modestos pronósticos de crecimiento económico y la alta dependencia de ingresos fiscales extraordinarios para aumentar el recaudo tributario. Más allá de la tradición nacional de diseñar y aprobar reformas tributarias, tal vez nos ayudaría tener otras propuestas para resolver la estrechez fiscal. En esta línea, el país gasta anualmente más de 1 billón de pesos en subsidios de electricidad, sin duda, un gasto progresivo absolutamente deseable, sin embargo, es un gasto subsanable.  

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¿Cómo ahorrarnos esos recursos sin eliminar sus beneficios? cambiemos las neveras de 80% de los colombianos. Sí, las neveras. Según el DANE ese porcentaje de compatriotas tiene una nevera de más de 16 años de antigüedad (ver gráfico 1) y mientras una nevera antigua de tamaño mediano, consume en promedio alrededor de 90 kilovatios hora por mes, una nueva del mismo tamaño podría consumir menos de la tercera parte de esta energía.

Es decir, la gran mayoría de colombianos tienen neveras antiguas que son ineficientes en el uso de energía. Adicionalmente, según el Ministerio de Minas, las neveras pueden ser responsables de hasta el 50% del consumo energético de los hogares de los estratos más bajos (1, 2 y 3), precisamente los que son meritorios de subsidio de electricidad según la Ley 142 de 1994. Adicionalmente, estos estratos son los que más consumen electricidad (ver gráfico 2).

Vale la pena resaltar que el billón anual que suman los subsidios al consumo de electricidad, hace parte del Presupuesto General de la Nación, es decir, son recursos recaudados a través de impuestos. Si bien, existe un esquema de subsidios cruzados en la electricidad, en el que se subsidia el consumo de los estratos de ingresos más bajos con el valor que pagan los estratos de ingresos más altos, se presenta un excedente que se cubre desde el presupuesto público.

Por lo anterior, estrategias que promuevan reducciones o mayor eficiencia en el uso de los subsidios mencionados tienen impactos positivos en las finanzas públicas del país. Sin embargo, esas iniciativas deben sopesar la calidad de vida que garantizan actualmente los subsidios, aún más, cuando estos benefician a los hogares de menores ingresos.

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Consecuentemente, dada la problemática de la ineficiencia de las neveras antiguas en el país, podríamos tener un solo gasto de subsidios, a la demanda o a la oferta, para sustituir esas neveras. De hecho, en Brasil y México se han llevado a cabo procesos similares con resultados bastante exitosos. Esto nos permitiría ahorrar en el mediano plazo el oneroso gasto anual de subsidios a la electricidad, que además distorsiona los precios y uso de la energía, aumenta las inflexibilidades del presupuesto general de la nación y suma pasivos al gran problema de las finanzas públicas.

A juzgar por el número de reformas tributarias desde 1990, resolver el problema macroeconómico de la política fiscal a través de estrategias macro parece insuficiente. Afortunadamente, actualmente se está preparando un informe de la misión del gasto público que dará ideas sobre el otro lado de la moneda. Sin embargo, sin duda, se necesitará un ojo micro para resolver problemas como el de los subsidios de energía, que al final suman al objetivo de mejorar las finanzas públicas del país.

Por: Luis Alberto Rodríguez