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Vida ejecutiva

Puros: llamado de los dioses

¿Qué tienen en común los marineros de Cristóbal Colón, el actor Bruce Willis, el dirigente deportivo León Londoño y el ex ministro Guillermo Perry? El gusto por los cigarros.

30 de marzo de 1998

Los indígenas del Nuevo Mundo fumaban tabaco para invocar a los dioses. El hombre de hoy fuma para llamar la atención sobre su status social y por placer. Los cigarros fueron llevados a Europa en el viaje de regreso de Colón y muy pronto tuvieron acogida entre la clase dirigente. El segundo boom del tabaco se produjo en los primeros años de la década del 90 cuando la "generación Me", que estaba haciendo mucho dinero, decidió disfrutar la vida e ignorar las leyes contra el hábito de fumar y las preocupaciones sobre la salud.



Arnold Schwarzenegger y Fidel Castro fumaban varios al día, hasta que los dejaron hace unos pocos años. ¿Otros fumadores famosos? En Estados Unidos el presidente John Kennedy y el actor Bruce Willis. Y en Colombia personajes como el ex dirigente de fútbol León Londoño, el ex ministro de Hacienda Guillermo Perry, el periodista Roberto Pombo y Franco Spalviere, promotor del Club de Fumadores de Puro creado hace unos años.



Desde la Segunda Guerra Mundial cuando a menudo se fotografiaba al primer ministro de Gran Bretaña, Sir Winston Churchill, con un largo cigarro en los labios, han surgido muchas marcas de los llamados puros: Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta, Partagas, H. Upmann. Cada una tiene detrás una historia fascinante sobre la plantación y los hombres que atrajeron con sus cigarros la atención mundial.



Los tabacos vienen en todas las formas y tamaños. Hay por lo menos 42 figuras y tamaños de habanos, todos hechos a mano. Desde uno de 10 centímetros hasta otro de 23,5 centímetros de marca Romeo y Julieta que lo puede hacer aparecer como dueño de un estudio de cine.



Los precios dependen de cada gusto. Una caja de 40 Quinteros, Londres Extra, cuesta $130.000. Pero una caja de 40 Partagas Lusitanias le hará irse de para atrás: $1.300.000. Y hay de todos los precios entre estos dos extremos.



Buenos cuidados



Un buen cigarro es como un buen vino, tiene que cuidarse bien o se echará a perder. El cuidado de un cigarro es todo un ritual. Lo ideal es mantenerlos a una temperatura entre 16 y 18 grados centígrados y con una humedad entre el 65 y el 70%. No guarde los cigarros en la nevera, porque es muy fría y húmeda, y pueden absorber los olores y sabores de los alimentos. Los cigarros deben conservarse en humidificadores con temperatura y humedad constantes, y con madera de cedro, cuya fuerte naturaleza absorben, lo cual les mejora el aroma y sabor. Manténgalos alejados de perfumes, velas con esencias o cualquier cosa que pueda afectar su aroma.



En enero pasado Gustavo Moris y Adrián Peraza abrieron La Cava del Puro y desde entonces han quedado sorprendidos por la demanda que los colombianos han demostrado por sus productos. Son los únicos importadores legales de habanos, nombre genérico para todos los cigarros cubanos. Hay más de 700 tipos de tabaco de los que se hacen los cigarros cubanos.



Si usted es cuidadoso, compre sus cigarros sólo en locales conocidos y legítimos, y esté preparado para pagar más por la garantía de calidad. El mercado para el contrabando o las falsificaciones es grande, en especial en Colombia. Los cigarros de contrabando pueden arruinarse porque las condiciones de transporte y las fluctuaciones en temperatura y humedad deterioran fácilmente un cigarro, aun dentro de una caja sellada.



Se recomienda fumar el cigarro con una bebida fuerte y de buena calidad, preferiblemente con ron añejo, whisky, brandy seco ­como Felipe II­, o un café fuerte, como el express italiano. El café normal diluye el sabor y adormece la lengua a medida que el cigarro se consume, así que no es muy aconsejable. Tampoco mezcle cigarros, pues el sabor de uno interferirá con el del otro.



La anilla que acompaña todo cigarro, que comenzó como una función, se transformó en un arte. En el siglo pasado, cuando los hombres se quejaban de que el cigarro les manchaba los guantes, un tabaquero resolvió el problema colocando un pedazo de papel ancho y blanco en el lugar donde los fumadores sostenían sus cigarros. Luego a los vendedores se les ocurrió que la banda podría ser un distintivo más, tanto como el cigarro mismo, cada una con estilo y diseño diferentes. Algunas bandas tenían un toque de oro, que muchos padres y abuelos colocaron en los pequeños dedos de sus hijas como su primera joya. Algunos coleccionistas tienen bandas avaluadas en miles de dólares.



Fumar cigarros es un hábito que no está exento de ocasionar altos costos sociales y producir dificultades a la salud.



Ricardo Zobel, presidente ejecutivo de Tony Fernández Publicidad, dice que "siempre es más rico fumar en compañía de otros aficionados al puro". Aunque ha fumado puros durante 25 años, nunca fuma en su casa por respeto a su esposa que no soporta el olor.



Para las molestias ocasionadas por el olor hay purificadores de aire y extractores que pueden ayudar a mantener la paz en el hogar y en la oficina. Los costos personales, además de los financieros, se presentan por una mayor incidencia de cáncer de labios, boca y garganta, atribuidos a los cigarros.

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