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Estados Unidos: Taquerías ambulantes frustran a negocios establecidos

La Asociación de Negocios Unidos de Salinas está solicitando que la ciudad deje de otorgar permisos. Los miembros dicen que en vez de ello, la ciudad debería financiar una incubadora de proyectos de negocios para motivar la participación empresarial.

18 de diciembre de 2006

SALINAS, California, Estados Unidos- Un largo pleito que enfrenta a restaurantes establecidos contra taquerías improvisadas en camionetas ha cobrado importancia en este centro agrícola del centro de California.

Una moratoria por un año que fue decretada a los permisos otorgados a vendedores ambulantes de comida expiró a principios de este mes, aumentando el número de personas que venden burritos, churros, hamburguesas y salchichas polacas desde sus propios vehículos.

Los restauranteros locales dicen que los cocineros motorizados le roban clientes a los negocios establecidos que pagan impuestos, los cuales no pueden competir contra los bajos precios de éstos establecimientos ambulantes.

"Básicamente ellos te roban a toda tu clientela", dijo Antonio Campos, quien trabaja en el popular merendero Taquería Jalisco. "Están en todos lados y no se preocupan por los costos indirectos. Es muy difícil que nosotros logremos tener una competencia leal con ellos".

El 23 de enero, administradores del ayuntamiento deberán proponer regulaciones más duras para aproximadamente 240 vendedores, requiriendo que desplieguen un permiso con fotografía y que mantengan una distancia específica de expendios establecidos.

Reynaldo Pimentel, propietario de dos camiones que se estacionan por lo regular cerca del restaurante de Campos, afirma que las restricciones son injustas y contraproducentes. Los vendedores ambulantes se encargan de su basura y barren el área cerca de su camión para atraer a clientes, y enfrentan más retos que los restaurantes.

"Tenemos que sufrir humillaciones", dijo Pimentel. "Hemos sido asaltados a punta de pistola, nos llueve encima. Pagamos nuestros impuestos, cumplimos con nuestras obliganciones. Esto huele a discriminación".

El antagonismo surgió una década después que Salinas comenzó a otorgar permisos para vendedores con el fin de ayudar a empresarios de bajos ingresos. Muchos choferes son inmigrantes recién llegados que venden picosas enchiladas o tamales de carne de puerco, los cuales son preparados por parientes antes del amanecer a las afueras de la ciudad.

Este nuevo conflicto realza el cisma generacional en Salinas, donde las raíces de algunas familias datan de épocas anteriores al Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848, cuando México cedió California y gran parte del suroeste de lo que ahora es Estados Unidos. Los descendientes de familias de pioneros a menudo ven con menosprecio a sus nuevos residentes.

"Ya no estás en México", dijo Campos sobre los vendedores. "Esto es Estados Unidos. En México, puedes hacer lo que quieras. En Estados Unidos, deseas tener calles bonitas. En México puedes tener vendedores ambulantes, pero en Salinas no los queremos. No queremos que la gente piense que se puede hacer aquí".
 
AP