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Crisis financiera revive recuerdos de Gran Depresión

25 de septiembre de 2008

PHOENIX- Cuando Wall Street colapsó en 1929, la jubilada Helen Haas recuerda haber ido junto a su madre a hacer fila en un banco de Chicago para retirar sus ahorros por 50 dólares, y haber recibido apenas 2 dólares.

Emerson Colaw rememora que, cuando el banco cerró, su familia perdió su hacienda en Kansas, dejando a su padre sin dinero para plantar los cultivos para el año siguiente.

Mientras millones de personas perdieron sus trabajos como consecuencia de la Gran Depresión de los años siguientes, Carl Oles recuerda haber tenido que hacer fila para comprar pan añejo en Baltimore.

"No podíamos comprar pan fresco, y había una panadería justo a la vuelta de la esquina. Lo mejor que podíamos obtener era pan de hace una semana, llevarlo a casa y calentarlo", dijo Oles.

Actualmente, los legisladores estadounidenses están enfrascados en un debate en torno a un plan de rescate por 700.000 millones de dólares para ir en ayuda de los bancos de inversión y evitar lo que, para muchos, podría ser la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión.

Si bien la mayoría de los estadounidenses no ha sentido un efecto mayor de la crisis en Wall Street, los rumores de una crisis financiera reviven los recuerdos de los problemas financieros hace ocho décadas, cuando una generación completa de trabajadores tuvo que abandonar sus empleos y muchos estuvieron al borde de la inanición.

Haas, de 94 años, es una anciana de pelo canoso que vive en una casa de retiro en Phoenix, y quien recuerda cómo su madre recibió huéspedes en el departamento familiar en el oeste de Chicago durante los años 1930 para ayudar a costear las necesidades, mientras que en las calles, los trabajadores desempleados no tenían qué comer.

"La gente se moría de hambre. Había hileras de personas esperando para obtener apenas una manzana, era patético", señaló.

Al otro lado del país, en Baltimore, la vida no era más fácil para Oles, ahora de 83 años, quien entonces barría las calles y limpiaba automóviles para reunir unos centavos extra para su familia, que salió adelante alimentándose de guisantes y maíz acompañados por pan añejo.

Colaw, en tanto, observaba cómo las familias en la rural Kansas recurrían a un sistema de trueque para salir adelante en la difícil década de 1930, cuando cerca de 9.000 bancos cayeron como dominó en Estados Unidos.

"Uno de los momentos más emocionantes de mi vida fue cuando tuve una bicicleta. Mi madre entregaba pollos a una mujer, y ella le pagó con una bicicleta", dijo Colaw, ahora de 86 años.

AVERSION A LA DEUDA

Los legisladores del Congreso siguen envueltos en conversaciones para aprobar un plan de rescate propuesto por el Gobierno estadounidense para adquirir hasta 700.000 millones de dólares en hipotecas residenciales y comerciales, para estabilizar los bancos al retirar activos tóxicos de sus balances.

La medida busca evitar repetir una crisis crediticia tan drástica como la acontecida tras el "Gran Choque" de 1929 que generó una recesión global.

La actual crisis ya ha alterado el terreno en Wall Street, donde los bancos de inversión han quebrado, han sido rescatados por el Gobierno o han sido adquiridos por instituciones mayores.

Para la ahora generación más antigua que capeó la crisis de la década de 1930, la experiencia de perder sus ahorros y las dificultades y el hambre vivida cambiaron la manera en que administraron sus finanzas durante la lenta y larga recuperación posterior.

Como muchos en su generación, Haas y su esposo ahorraron cada dólar que pudieron, guardaron un poco de dinero mensualmente para pagar la hipoteca de su casa, y compraron artículos como automóviles con dinero en efectivo, tras varios años de ahorro.

"Entonces, no existía algo como una tarjeta de crédito. Mi esposo no compraba nada a menos que lo pagaramos con dinero en efectivo", dijo.

Colaw, quien se convirtió en ministro metodista y que ahora se encuentra jubilado en Cincinnati, no tuvo una tarjeta de crédito hasta 1948 y, desde entonces, siempre se ha asegurado de cumplir mensualmente con sus pagos.

"Ya que tengo tal aversión a la deuda, nunca me sobrepaso con las tarjetas de crédito, siempre las pago por completo", sostuvo.

Aún es bastante incierto cómo se resolverá la crisis financiera, pero los mercados continúan girando. Como muchos en su generación, Colaw está seguro de que no le gustaría ver cómo los tiempos de la Gran Depresión se manifiestan en la actualidad.

"Esperamos no llegar a eso", señaló.

(Reuters)