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Brasil descarta más medidas para enfrentar crisis

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, descartó el martes que Brasil necesite tomar medidas adicionales para compensar los efectos de la crisis financiera global, aunque reconoció que la situación de la economía mundial es preocupante.

27 de septiembre de 2011

La situación económica en Estados Unidos y la Unión Europea es difícil y continuará por mucho tiempo más sin perspectivas de crecimiento, según el ministro Mantega. Pero negó que la situación se vaya a agravar, por lo cual no es necesario tomar acciones para enfrentar la crisis.

"No estamos preparando ninguna medida", aseguró el ministro. "No hay ninguna medida inminente a tomar en función de eso (la crisis)", agregó.

Recordó que el gobierno cortó US$30.000 millones del presupuesto y aumentó la meta de superávit primario a 127.800 millones de reales, por encima de la previsión inicial de 117.800 millones (US$71.396 millones desde 65.810 millones) mediante una contención de incrementos de gastos en el presupuesto de 2011.

Con ello, dijo el ministro, se fortaleció la situación fiscal del gobierno y se liberaron recursos para inversión que ayudará a mantener la economía en crecimiento pese a la crisis.

Agregó que no se eliminarían las medidas tomadas para frenar la valorización del real, pese a que la moneda brasileña perdió alrededor de 18% de su valor frente al dólar las últimas semanas ante los temores por la crisis.

Tales medidas incluyen aumentos en las tasas aplicadas a la entrada de capitales de corto plazo y un gravamen sobre contratos con derivados financieros que afectan el tipo de cambio.

Mantega consideró que no hay riesgo de que Grecia, el epicentro de la crisis en Europa, enfrente una situación de insolvencia, como temen algunos analistas.

"Vi detalladamente las cuentas de ellos (Grecia) y me parece que hay sustentabilidad, no hay ningún riesgo inminente y hoy los mercados están más tranquilos", aseguró.

Indicó que la perspectiva es de un crecimiento muy bajo durante mucho tiempo y descartó una agudización de las turbulencias en Estados Unidos y Europa.

AP