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Argentina da a FMI su propia medicina

Miceli, la ministra de economía de Argentina, habló ante el Comité Financiero y Monetario Internacional, el órgano que fija las políticas del Fondo, en representación de su país y de Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.

15 de abril de 2007

Washington_ Argentina y otros países pidieron el sábado al Fondo Monetario Internacional (FMI) que tome la misma medicina amarga que suele recomendar a sus miembros en dificultades financieras.

 

Con la ministra de Economía Felisa Miceli como abanderada, le dijeron "no" a una petición de aumento de salarios de los administradores y directores.

 

Le pidieron más bien que, en aras de la estabilidad financiera del Fondo, se reduzcan el salario o en todo caso se lo congelen hasta pasada la crisis.

Miceli habló ante el Comité Financiero y Monetario Internacional, el órgano que fija las políticas del Fondo, en representación de su país y de Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.

 

No hubo una reacción del comité, que se reunió con motivo de la asamblea de primavera de los gobernadores del Fondo. Pero el director gerente Rodrigo de Rato dijo que él no tenía problemas de ajuste porque su salario "es fijo", por contrato.

 

De Rato tiene un salario anual de 391.440 dólares (unos 33.000 al mes) sin incluir gastos de representación, según el informe anual del Fondo. El segundo, el estadounidense John Lipsky, gana 340.380 dólares (29.000 al mes) y el tercero (que son tres, entre ellos el brasileño Murilo Portugal) 324.170 dólares (27.000 al mes).

 

Los miembros del directorio ejecutivo son 24, reciben salario del FMI y representan permanentemente a los gobiernos miembros. Según el mismo informe, desde el 2006 el Fondo está en un proceso de reducción de gastos de 2% anual por tres años.

 

Miceli se opuso también a que el FMI, como parte del remedio para resolver su crisis presupuestal, tenga que vender parte de sus reservas de oro, como lo ha sugerido, entre otras medidas, una comisión de notables nombrada por de Rato.

 

El FMI ha informado que terminará su actual ejercicio fiscal con un déficit de 105 millones de dólares debido básicamente a que sus miembros no están pagando intereses porque ya no prestan dinero y los que le debían están pagando masivamente sus deudas.

 

Esta es la segunda vez que el Fondo concluirá con déficit un ejercicio presupuestario en su historia de más de seis décadas. La primera ocurrió en 1985, cuando sus principales deudores del mundo, entre ellos casi todos en América Latina, decidieron no pagarle compromisos derivados de sus préstamos.

 

"El Fondo tiene que ser consistente con los consejos de política que da", dijo Miceli. "Su credibilidad, o lo que queda de ella, se vería seriamente comprometida si la solución de sus problemas presupuestarios proviene de la venta de oro y la inversión de las cuotas de sus miembros".

 

"Nos sentimos avergonzados cuando, en el contexto de una fuerte caída en los ingresos se nos pide aprobar aumentos de salario para la gerencia y el directorio", agregó.

 

Miceli admitió que esto no resolvería el problema, pero "por lo menos traería más credibilidad al Fondo, que ha estado pidiendo ajustes a sus miembros en problemas".

 

 

 

AP