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Argentina más cerca de mercados tras anuncio de canje

23 de septiembre de 2008

BUENOS AIRES_ La decisión del gobierno argentino de lanzar una nueva reestructuración de deuda para los acreedores que en 2005 no participaron del canje de títulos en cese de pagos podría reabrirle las puertas del mercado de capitales, que desde hace más de tres años le es esquivo.

La presidenta Cristina Fernández sorprendió a los mercados al anunciar que analiza la propuesta de tres bancos para lanzar un nuevo canje para los títulos por unos 20.000 millones de dólares en cese de pagos desde 2001.

El anuncio se produjo 20 días después de que la mandataria comunicara la cancelación de la deuda de 6.706 millones de dólares con el Club de París.

"Con este canje sumado al pago al Club de París se solucionarían los principales problemas que tenía el gobierno para acceder a los mercados. Esto le bajaría al país el costo para financiarse y no tendría más problemas legales con los holdouts (acreedores en cese de pagos)" que reclaman judicialmente la devolución de sus inversiones, dijo a AP Juan O' Donnell, analista de la consultora Econviews.

Aunque era un paso hacia la regularización de la deuda, el pago al Club de París no tuvo el impacto esperado, lo que impulsó al gobierno a buscar una solución al problema de los holdouts, que cerraba el acceso del país al mercado de capitales y había obligado al gobierno a financiarse a través de ventas directas de bonos a Venezuela a "tasas chinas" (extremadamente altas).

"El gobierno primero probó una opción de mínima como el Club de París. Como esto no generó grandes expectativas, era necesario este paso", dijo a AP Fausto Spotorno, economista de la consultora privada Orlando Ferreres y Asociados.

"Pese a que aún hay mucha incertidumbre (sobre el nuevo canje) y el resultado es incierto, vemos esto como positivo... El gobierno había negado cualquier intención de hacerlo hasta hace unas semanas atrás, por lo que claramente representa un cambio" en su política financiera, sostuvo Daniel Kerner, analista para América Latina del Eurasia Group, con sede en Nueva York.

A fines de 2001 Argentina declaró el cese de pagos de su deuda de 95.000 millones de dólares, el mayor "default" de la historia financiera mundial.

En 2005 Néstor Kirchner --esposo y antecesor de Fernández-- reestructuró el pasivo en manos de acreedores privados ofreciendo a cambio de los viejos bonos tres títulos a largo plazo con una reducción del capital original de hasta el 66%. El canje tuvo una aceptación del 76% y los 500.000 acreedores que no adhirieron continuaron reclamando judicialmente el pago de sus fondos.

En 2006 Kirchner canceló la deuda de 9.500 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, pero mantuvo en cese de pagos el pasivo con el Club de París y los holdouts.

¿Por qué los acreedores que no participaron de la reestructuración de 2005 aceptarían hacerlo ahora cuando, según la presidenta Fernández, las condiciones serán más favorables para Argentina, lo que implica una quita aún mayor?

"Seguramente varios acreedores y fondos de inversión van a ser reacios a aceptar esta propuesta, pero luego de tres años en los que el gobierno no les dio ninguna señal esto también les va indicar que, si no la aceptan, esta será su última chance", dijo O'Donnell.

La crisis financiera internacional también podría ayudar al éxito del nuevo canje: muchos inversores necesitan liquidez y un nuevo bono podría negociarse en el mercado financiero.

Pese a crecer a tasas superiores al 8% anual en los últimos cinco años, desde 2005 Argentina no toma créditos internacionales por temor a que esos fondos sean embargados por los acreedores privados.

En agosto, el gobierno apeló una vez más a Hugo Chávez adjudicando a Venezuela un bono en dólares a una tasa del 15%, muy superior a la de mercado, lo que reveló la urgente necesidad de financiamiento.

Esta emisión disparó dudas sobre la solidez financiera del país que las calificadoras Moody's y Standard & Poor's reflejaron con una baja en sus notas de los bonos soberanos.

El pago al Club de París y el nuevo canje --que deberá ser aprobado por el Congreso-- podrían ayudar a recuperar la confianza perdida.

 

AP