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Vía Bogotá-Villavicencio, a inspección por amenaza de un nuevo cierre

Autoridades nacionales y regionales verificarán este jueves el estado del kilómetro 58 de esta carretera, donde recientemente se han registrado deslizamientos que amenazan con un nuevo cierre.

4 de junio de 2020

El kilómetro 58 de la vía al Llano ha encendido de nuevo las alarmas. Por la temporada de lluvias se han producido deslizamientos en la ladera de la montaña, que han ocasionado cierres temporales de la vía, reviviendo los fantasmas del movimiento de tierra que bloqueó hace cerca de un año esta arteria, la principal comunicación vía terrestre de los Llanos Orientales con el centro del país.

La situación tiene en alerta a las autoridades y hoy jueves a primera hora se realizará una inspección de la vía para analizar su situación. En el recorrido participarán Juan Guillermo Zuluaga, gobernador del Meta; Nicolás García, gobernador de Cundinamarca; Manuel Felipe Gutiérrez, presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI); Juan Esteban Gil, director del Instituto Nacional de Vías (Invías), y Eduardo José González, director nacional de Gestión del Riesgo.

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Según Zuluaga, gobernador del Meta, el objetivo es verificar los avances en la construcción del viaducto, donde ya se tienen los recursos y se busca un informe detallado por parte del gobierno central. De igual forma se revisará el tablestacado, o estructura de contención flexible, que está ubicado sobre el sector. “Lo que más queremos ver es los avances en la construcción del viaducto, porque lo que entendemos que se ha hecho en el kilómetro 58 es temporal, y seguimos en riesgo; la gran solución es el viaducto”, expresó el mandatario regional.

La difícil situación de la vía se ha vuelto recurrente en la historia de la infraestructura en Colombia. Han pasado cerca de tres décadas, e inversiones que superan los $8 billones en obras —como túneles y puentes— no han logrado garantizar la comunicación de los Llanos Orientales —una de las principales despensas del país— con el centro de la Nación.

En medio de esta situación se desató un conflicto entre una granja de pollos y el concesionario de la vía. A la primera se le acusa por el supuesto mal manejo de las aguas y el cambio en el uso del suelo y al concesionario se le cuestiona por la construcción de uno de los túneles que habría producido el derrumbe de hace un año.

En su momento se aprobaron recursos por $120.000 millones para mitigar el riesgo de los cierres. Y algunas autoridades, como la Cámara de Comercio de Villavicencio, han advertido que se requieren al menos $2 billones para construir las obras que reduzcan los derrumbes.

Ahora, como un déjà vu, vuelven las preocupaciones e inquietudes por una zona que trae más de 14.000 toneladas de alimentos diarios al centro del país, unas 2.000 cabezas de ganado vacuno, 600 cerdos y combustibles. Pero esta situación se da en medio de la pandemia y, aunque muchas de estas actividades nunca pararon por la cuarentena, la amenaza de un nuevo cierre de esta vía estratégica golpearía la incipiente reactivación de la economía y podría provocar una alarma en el abastecimiento de productos en el país.