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Un futuro verde

Colombia tiene una inmensa oportunidad para transformar su naturaleza en desarrollo económico. La mipyme está al frente de esta transformación, pero para aprovecharla necesita organizarse primero.

4 de abril de 2003

Al lanzamiento del Programa de Mercados Verdes del Ministerio del Medio Ambiente en marzo pasado fueron más personas de las que se tenía previsto para el tamaño del auditorio. "Nunca pensamos que tanta gente llegaría a este evento. No estamos listos para atenderlos a todos ustedes, pero son bienvenidos", dijo, incómodamente de pie, uno de los organizadores. Este lanzamiento muestra el auge que tienen los productos verdes en Colombia. De hecho, el Programa Mercados Verdes es la más reciente iniciativa del gobierno que, junto con otras instituciones, busca promover la producción de bienes y servicios amigables con el ambiente en beneficio no solo de la naturaleza, sino como alternativa para el desarrollo económico del país.

El auge de lo verde es real. Solo el aprovechamiento de la biodiversidad representa un mercado de más de US$900.000 millones anuales, y muchas empresas buscan entrar en ese negocio. Aunque entre los mercados verdes se incluyen megaproyectos como el de energía eólica que desarrolla Empresas Públicas de Medellín en la Guajira por US$20 millones, las mipyme pueden explotar la mayoría de estos negocios.

El Instituto Alexander von Humboldt, por ejemplo, apoya el desarrollo de 20 planes de negocio desde mariposas ornamentales y aceites orgánicos, hasta condimentos, todos desarrollados por micro, pequeñas y medianas empresas. Hasta ahora, el Concurso de Bio Comercio del Instituto ha premiado tres iniciativas y se evalúa la apertura del segundo concurso.

Por su parte, varias instituciones como el Sena, las corporaciones autónomas regionales e incubadoras como Eclosión trabajan por consolidar proyectos verdes rentables y sostenibles para las pyme. Eclosión tiene en preincubación 30 proyectos, en líneas como ecoturismo y aprovechamiento de biodiversidad.

A su turno, el Ministerio de Medio Ambiente, por medio del Programa Meracados Verdes y entidades como Acopi, la organización Conservación Internacional y el Fondo para la Accion Ambiental forjan distintas alianzas que servirán de interlocutor para propuestas verdes, fomentar minicadenas productivas, producir informacion y sellos verdes, entre otras acciones.

Además, hay iniciativas para crear fondos de capital de riesgo, comercializadoras y más proyectos que encarrilen la oferta verde y, en particular para la mipyme, pero todavía falta consolidarlas, comenta Juan Pablo Bonilla Gaviria, asesor del Programa Mercados Verdes.

La labor que están realizando gremios, sector privado y gobierno para impulsar estos mercados deja ver la importancia que está ganando este concepto en el país, y deja abiertas las puertas para que los empresarios mipyme cuenten con interlocutores que les ayuden a entrar en el mundo de los negocios ambientales.



Líneas de negocio

Los mercados verdes incluyen cuatro líneas de negocios: producción limpia, aprovechamiento de la biodiversidad, ecoproductos ambientales y servicios ambientales. En Colombia, las líneas de mayor desarrollo para las mipyme son las de productos orgánicos, ecoturismo y mejora de procesos productivos. Cada una de estas actividades tiene un enorme potencial de crecimiento, pues Colombia es un país de inigualable biodiversidad. De hecho, los mercados verdes ofrecen al país su más fuerte ventaja comparativa. Colombia es el segundo país más biodiverso del planeta y el aprovechamiento de esa diversidad puede ser altamente rentable.

Las ventajas de los mercados verdes son indiscutibles. Estos productos y servicios obtienen primas en precio, y con ellos se accede a un mercado de alto nivel de ingreso, que está dispuesto a pagar más para contribuir a la protección del ambiente. "Vendíamos grano verde, pero eso ya no es rentable. Necesitamos el valor agregado y la prima en precio que nos puede ofrecer el café orgánico", dice Camilo Nieto, copropietario de Café Tisquesusa. De hecho, Nieto estima que podrá conseguir un sobreprecio de 65% por una carga de café orgánico en los mercados de exportación. Para lograr esto, Café de Finca Artemisa y Café Tisquesusa, dos pymes caldenses que se preparan juntas para morder el mercado de café orgánico que se estima vale US$100 millones al año, buscan un sello asociativo que cubra desde los productores de la mata hasta el proceso en la tostadora. Con este requisito, tendrán garantizado su acceso a los mercados internacionales. En particular, estas dos empresas quieren penetrar los mercados de Asia.

Otro ejemplo de un mercado incipiente y sin dimensionar aún es el del aprovechamiento de animales. Colombia es el país más diverso en cuanto a mariposas y la empresa vallecaucana Alas de Colombia quiere aprovechar la venta de mariposas ornamentales tanto en Colombia como en Estados Unidos, Canadá y Bélgica.

El ecoturismo es otra vertiente de gran potencial y en auge en Colombia. En 1995, el ecoturismo produjo US$260 millones en transacciones en el mundo y es el segmento turístico de mayor crecimiento. Javier Gómez, presidente de la recién nacida Asociación Colombiana de Ecoturismo y Ecoparques (ACEE) y fundador de Ríos de Aventura, empresa que ofrece servicios y paquetes de ecoturismo y aventura, en sus estudios de mercado encontró que en las áreas de mayor influencia del ecoturismo en Colombia la demanda de personas entre 18 y 23 años ha crecido 30% en el último año. En el más reciente Congreso Nacional de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo, Gómez recibió más de 200 aplicaciones de pequeñas empresas ecoturistas para formar parte de la Asociación.

La ACEE no solo velará por los intereses de sus afiliados, sino por novedosos esquemas de ecoturismo ambientalmente sostenibles y que involucren a las comunidades adyacentes. En este sentido, la Universidad Externado de Colombia y el Ministerio de Agricultura trabajan en un proyecto piloto de Turismo Campesino. En cinco municipios de Boyacá, 61 funcionarios de los diversos eslabones de la cadena turística, desde los guías hasta alojamiento y transporte, trabajan en asociación para ofrecer un paquete turístico crecientemente sofisticado y competitivo que incluye turismo cultural y ecológico.

Pero el negocio verde no solo se beneficia del ambiente, sino que logra ahorros. Ya sea por la creciente efectividad de la legislación ambiental o por una mayor conciencia del empresario, la producción limpia también ofrece importantes beneficios. Fundes, fundación suiza que apoya las mipyme colombiana, asesoró a 574 pymes latinoamericanas en mejores procesos productivos. En seis años cerca de 350 de ellas lograron ahorros en su consumo de agua y energía por más de US$11 millones. Como comenta Rubén Darío Salazar, director de la Fundación, por lo general esto solo implica pequeños y económicos cambios en los procesos industriales de muchas pymes, las cuales suelen pensar que las reconversiones industriales son demasiado costosas. Por otra parte, en Colombia la generación de energía a partir de fuentes renovables se concentra en 200 pequeñas centrales hidroeléctricas.



Acceso de la pyme

Colombia ha avanzado en su estrategia de mercados verdes. Sin embargo, todavía está lejos de alcanzar su pleno potencial. Es el segundo país en biodiversidad del mundo; pero no ocupa el segundo lugar en su aprovechamiento sostenible. Nadie duda que en cuanto a ecoturismo, Colombia puede hacer temblar a Costa Rica, uno de los países más desarrollados en este tema, pero todavía no lo hace. "Colombia no ha avanzado como se esperaría; envidiablemente, Centroamérica le lleva la delantera", opina García, del Fondo para la Acción Ambiental.

Hay factores que impiden el desarrollo del ecoturismo, como los problemas de orden público, que son una gran limitante para la explotación de las reservas naturales. Pero en los demás sectores, la pyme tiene dificultades para aprovechar los mercados verdes por factores que le competen directamente a ella. Entre otros, vale la pena resaltar la limitada consolidación de la oferta de productos y servicios verdes, el desconocimiento de la legislación sobre el tema y la falta de una cultura empresarial ambiental.

La pyme colombiana normalmente concibe los negocios verdes como un tema ligado a la exportación, pues aduce problemas de demanda en el mercado interno. Si bien los consumidores más sofisticados que consumen productos y servicios verdes suelen estar en países ricos, no es del todo cierto que el consumidor nacional no sea un buen objetivo para el empresario verde. Las cadenas de supermercados como Carulla y Carrefour han mostrado interés en comercializar estos productos. Y el consumidor colombiano está cada vez más consciente de las bondades de estos artículos. Como comenta un funcionario del Ministerio de Comercio Exterior, la demanda por productos verdes existe en Colombia, pero hay que buscar más y sobre todo crear más.

Así que la otra cara de la moneda es que la oferta de estos productos y servicios tiene que consolidarse, porque muchos de los problemas de falta de demanda ya sea nacional o externa obedecen a una débil oferta. En este sentido, el empresario tiene que organizarse para aprovechar plenamente el potencial que sus productos tienen en los mercados nacionales e internacionales.



Cultura empresarial

Si bien hay casos exitosos de empresas verdes, "la percepción que existe es que crear este tipo de empresa en Colombia es un proceso tortuoso", dice Carolina Jaramillo, analista económico del Programa Mercados Verdes. El proceso puede parecer tortuoso, por cuanto el empresario se aventura sin tener en cuenta las dificultades y realidades que debe enfrentar. Incursionar en el negocio verde no es fácil.

La falta de una cultura empresarial es una de las mayores dificultades de las mipymes verdes, dice Carlos Arturo Franco, director de Eclosión, la incubadora verde. En esto tal vez influye el excesivo romanticismo que acompaña a estas iniciativas. Los conceptos de rentabilidad y sostenibilidad ambiental pueden parecer contradictorios, pero, en realidad, son tan válidos en un negocio verde como en uno no verde. Como comenta Gómez, de Ríos de Aventura, muchos negocios de ecoturismo cobran precios irrisorios por sus servicios, pues "ciertas personas consideran poco moral sacarle lucro a la naturaleza". Para Gómez, es necesario imponer un nuevo concepto: que lo ambientalmente sostenible también tiene que ser rentable.

Los problemas de gestión se reflejan en varias áreas. Para Franco, suele haber demasiado afán y ambición, lo que lleva al empresario a saltarse pasos fundamentales en su desarrollo empresarial. "Por ejemplo, todos quieren exportar rápidamente cuando tal vez el primer paso se tiene que dar en los mercados nacionales", puntualiza.

Planeación estratégica o mercados objetivo son conceptos que faltan en muchas iniciativas. Por un lado, el empresario verde, en especial el que aprovecha la biodiversidad, debe tener en mente su materia prima ya que esta es, en buena parte, la fuente de su valor agregado. Así, cantidad, continuidad y calidad son conceptos que el empresario debe cuidar, afirma José Andrés Díaz, analista del Instituto Alexander von Humboldt. El empresario suele descuidar sus fuentes de materia prima con lo cual su calidad puede sufrir y se incrementa la posibilidad de incumplimiento después del primer pedido, agrega Díaz.

Por otro, el mercado objetivo y la inteligencia de mercados son conceptos básicos en cualquier empresa y en la empresa verde significan, en parte, la consecución de sellos ambientales. Como sucedió una vez con los sellos de calidad, el sello ambiental es apenas voluntario, aunque, en realidad, es obligatorio si se quiere competir exitosamente, comenta Bonilla. El sello ambiental se ha convertido en algo serio. Como comenta Clara Ángel, de Café de Finca Artemisa, "si bien el productor ponía muy olímpicamente el sello ambiental, hoy ya no es así". Más aún, en el negocio verde, el sello se consigue en función del mercado objetivo. Para ciertos nichos de mercado, hay sellos específicos válidos solo en ciertos países o a veces solo en Colombia. Sin embargo, muchos empresarios desconocen esto, explica María Alejandra Chaux, analista del Instituto Von Humboldt.

Pero el empresario no tiene que hacerlo todo solo. Los productos verdes pueden tomar nota de lo que se ha hecho con la comercializadora Artesanías de Colombia, proyecto del Ministerio de Desarrollo. Esta estrategia no solo construyó un canal para comercializar los productos de artesanos colombianos, sino que se convirtió en una marca que se sostiene e inspira confianza en el consumidor. En este sentido, se debería trabajar en la conformación de una comercializadora de productos verdes en Bogotá, el mayor mercado nacional para ellos. Hay precedentes. La Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca y Conservación Internacional organizaron la comercialización de café de conservación que lleva este café del campo hasta Nueva York.

Por otro lado, la legislación ambiental colombiana también jugará un papel importante en la industria verde colombiana. Esto es entendible. Como comenta José Andrés Díaz, la legislación difícilmente puede abarcar la cantidad de productos que el ambiente ofrece.

Alas de Colombia conoce bien esta problemática. La empresa vallecaucana lidió con una legislación que cerraba las puertas a la comercialización de ciertos animales, pues fue creada durante el auge de exportación de babillas. Incluso, con todos los costos que implicó, se vio obligada a hacer costosos estudios arqueológicos cuando la excavación requerida para su cría de mariposas era de apenas 50 centímetros. Así, la legislación colombiana -con buenas intenciones- es bastante estricta y a veces puede ser un impedimento para la industria verde. Sin embargo, se han dado cambios. Como lo dice, un funcionario de Alas de Colombia, "con las autoridades ambientales se ha dado un buen intercambio y se han vuelto más comprensivas de las necesidades del empresario del ambiente".

Según Nicolás García, director del Fondo para la Acción Ambiental, uno de los mayores problemas para consolidar la oferta y demanda de productos y servicios ambientales ha sido la falta de interlocución interinstitucional pública y privada. Sin embargo, García reconoce que hay avances y el lanzamiento del Programa de Mercados Verdes es uno de ellos.

Sin duda, Colombia atraviesa un momento clave para el desarrollo de una industria verde. La crisis económica, el creciente protagonismo de la mipyme en el desarrollo del país y la búsqueda de alternativas de desarrollo sostenible deberían crear la masa crítica para darle el impulso que este negocio necesita.

Colombia es un país con inmensas posibilidades para traducir su riqueza natural en riqueza económica sostenible y la mipyme estará al frente de esa transformación. Esto no será fácil ni rápido, pero con su esfuerzo y el de muchas entidades a su lado, la mipyme colombiana estará en capacidad de desencadenar este inmenso potencial.