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Se aprovechó el año

Para la pequeña y mediana empresa, el año que termina fue difícil. Sin embargo, en exportaciones, capacitación y financiación, el año no fue perdido y quedaron importantes lecciones.

9 de diciembre de 2002

El 2002 fue un año difícil para la pequeña y mediana empresa en Colombia. Al igual que los demás empresarios del país, la pyme encontró una demanda interna deprimida, vio estancado su nivel de empleo y dejó ociosos recursos de producción. Sin embargo, no todo fue malo. Este año, el crédito para la pyme se reactivó, y estas compañías se convirtieron también en un mercado objetivo para proveedores de tecnología, universidades, empresas de telecomunicaciones y, en general, para todos aquellos que descubrieron en este segmento una fuente importante para crecer sus ventas.



En Colombia, el sector de las micro, pequeñas y medianas empresas genera alrededor del 41% del PIB, el 67% del empleo. Año tras año, su desempeño sustenta, en buena parte, el crecimiento de la economía. Por eso, la importancia de contar con un empresario pyme preparado, que cuente con las herramientas para competir tanto en el mercado local como en el internacional, y que tenga acceso a recursos que le permitan sacar adelante sus proyectos empresariales.



Entre los diversos y múltiples frentes que encara la pyme colombiana, se destacan los avances de este año en fortalecimiento de la mentalidad exportadora, capacitación y gestión, y financiación.



Dos de estos frentes, la capacitación y gestión y las exportaciones, están íntimamente relacionados. No debe sorprender que cuando la empresa se prepara para los mercados externos termina preparándose también para los internos. "Las empresas encuentran que sus ventas nacionales se disparan una vez se preparan para conquistar los mercados externos", dice Natalia Jiménez, directora de Expopyme, programa exportador para pyme de Proexport.



El proceso de preparación requiere de los empresarios la disponibilidad a aprender y una mentalidad que les permita abrirse al conocimiento. En el primer tema, se siguió notando un creciente interés por mejorar en capacitación y gestión. Y en el segundo, todavía hay cierta reticencia hacia ser evaluados y cuestionados por terceros.



Específicamente, por el lado de las exportaciones, la pyme en Colombia logró avances impensables hace unos años. Diversificó mercados y gozó de tasas de crecimiento en ventas externas destacables. La reciente ampliación de la ley de preferencias andinas a sectores como confecciones y cuero, y la prórroga hasta el 2006 para los sectores que ya estaban cobijados, pueden convertirse en una buena fuente de negocios para este sector. Por su parte, el Area de Libre Comercio de las Américas, ALCA, va a exigir mayores niveles de competitividad y productividad al aparato productivo nacional, y la pyme tendrá que prepararse, si quiere sobrevivir en el nuevo entorno.



Capacitación, cada vez más importante

Una gran variedad de oportunidades y amenazas rodean a las pyme en Colombia. Las persistentes debilidades de gestión y la falta de capacitación de los empresarios pesan en contra del desarrollo y permanencia de este tipo de empresas.



Sin embargo, el endurecimiento de las condiciones de competencia de los últimos años ha servido para que el empresario pyme tome conciencia de la importancia de la competitividad y la productividad, y de la necesidad de prepararse para afrontar los nuevos retos del mercado. Una reciente encuesta de la Corporación para la Investigación Socioeconómica y Tecnologica de Colombia, Cinset, y la Asociación Colombiana de Pequeños Industriales, Acopi, encontró que de cada 100 empresarios, 70 tienen estudios universitarios, 13 tienen posgrado y 17 diplomados, lo cual muestra la importancia que le están dando a la educación continuada.



Por otro lado, los múltiples programas que encaran temas de capacitación y gestión con el objetivo de lograr mayor competitividad atraen cada vez más empresarios. El programa exportador Expopyme pasó de tener 415 empresas en 1999, a 1.680 este año.



Adicionalmente, como afirma José Manuel Botero, rector de la Universidad Empresa de la Cámara de Comercio de Bogotá, cada vez más empresarios se acercan a buscar capacitación. Y esto marca un cambio de mentalidad, porque implica que se reconozca la importancia de destinar tiempo y recursos para el mejoramiento personal en aras de lograr mejorías en las pyme.



Sin embargo, esto no quiere decir que comenzar la tarea dentro de la empresa se facilite. Todavía hay persistentes y viejos obstáculos por vencer. Como es natural, ninguna empresa construida con el sudor de una familia quiere oír qué está mal. Por ejemplo, los primeros seis meses para una empresa partícipe del programa Expopyme son los más difíciles pues en esta etapa tiene que enfrentarse con la realidad.



En particular y a pesar de la creciente disponibilidad del empresario pyme de participar en programas de capacitación y gestión, este todavía está renuente a dejarse conocer para dejarse ayudar.



En la divulgación de la información financiera está el primer problema. La contabilidad de una empresa debe servir no solo para resolver temas tributarios o para resumir la historia reciente de la empresa, sino para tomar decisiones estratégicas. Como afirma Christian Briker, director de la consultora para pyme Visión de la Universidad de la Sabana, el revisor fiscal y el contador todavía ejercen demasiada influencia sobre el empresario, al impedirle usar sus cuentas como una herramienta y no como un fin.



En cuanto a tecnología, la pyme colombiana todavía está bastante atrasada. Gran parte del problema reside en la simple resistencia al cambio. Como afirma Juan Alfredo Pinto, presidente de Cinset, "el relevo generacional todavía nos cuesta". Pero también hay que desmitificar la creencia de que la tecnología implica grandes inversiones. Pequeñas inversiones solo en aplicaciones contables y administrativas pueden generar beneficios.



Suena lógico que una empresa produzca lo que su cliente quiere o necesita; no obstante, para una pyme colombiana, esto no es tan obvio. Sin embargo, la pyme cada vez más produce lo que su cliente quiere, mas no lo que ella quiere. Fruto, sin duda, reconoce Jiménez, de Proexport, de la investigación de mercados que crecientemente hace, en especial para exportar.



Exportaciones en la mira

De cara al ATPA y al ALCA, el tema exportador se ha vuelto central en la empresa colombiana. A pesar de su incipiente entrada en él y de las notables dificultades que un proceso exportador entraña, para la pyme el tema no debería ser menos importante sobre todo cuando Colombia se enfrentará rápidamente con más competidores mejor preparados.



Difícilmente se puede catalogar a la pyme colombiana, todavía, como exportadora. Según David Puyana, de la Universidad Sergio Arboleda, su participación promedio en el total de las exportaciones colombianas es apenas 14%, cuando en Taiwan y Corea representan el 53% y 44%, respectivamente. En el 2001, las exportaciones de las empresas en Expopyme sumaron US$110 millones, cifra que, aunque pequeña, viene en aumento.



Pero, al mirar el débil desempeño exportador de las pyme en Colombia, se encuentran logros destacables. El número de empresas en el programa de Expopyme que logran exportar ha aumentado, en promedio, 30% en los últimos tres años. Y el valor de estas exportaciones creció 37% en el 2000 y 65% en 2001.



Parte del riesgo asociado al sector de las pyme se encuentra en sus destinos de exportación. Más de la mitad de las exportaciones de empresas afiliadas a Expopyme llegan a la Comunidad Andina. Estos son mercados volátiles y menos rentables, pero sobre todo no son una buena escuela para Colombia porque son menos exigentes. Pero aquí también hay logros. Hoy, después de Venezuela, Estados Unidos es el segundo destino para las empresas de Expopyme y el mayor crecimiento en el 2001 fue hacia México. "Esto es verdaderamente destacable", comenta Natalia Jiménez, "hace solo tres años, hablar de esto era impensable".



La dinámica exportadora de las pyme en el último año, muy a pesar de las dificultades internas y externas, ha sido favorable; pero sus elementos determinantes todavía están en el aire, comenta Juan Alfredo Pinto.



Entre otros, uno de los principales problemas es que la pyme desconoce el manejo de canales de comercialización, en especial la que elige salir a los mercados externos sola. Por ejemplo, como comenta Lisby Casas, de la pyme bogotana Manufacturas Dinámicas, una pyme sin experiencia puede acabar por vender sin seguridad en el pago, porque su cliente internacional desconfía de ella por tratarse de una empresa nueva, pero también porque las condiciones de negociación son desiguales. Hoy, el intermediario o el distribuidor se quedan con buena parte del margen de la pyme exportadora, agrega Briker. Incluso, muchos empresarios acaban por usar canales inadecuados y, a la postre, descubren que estropearon la imagen de su producto e incumplieron las condiciones del contrato de distribución. "Hay que tener cuidado porque el pan sí se puede quemar en la puerta del horno", comenta un empresario marroquinero, quien sufrió la desagradable situación. Así, lo ideal para las pyme colombianas es que coloquen sus productos lo más cerca posible del consumidor final.



Pero si la comercialización es deficiente, quizás peor es la débil gestión en mercadeo y promoción, en especial para los mercados internacionales. Esto porque, como agrega Pinto, la pyme colombiana es, casi por naturaleza, una empresa de nicho. Y, por ello, la orientación de su producto hacia lo que su cliente en realidad necesita y hacia la promoción y mercadeo, es una labor mucho más importante y difícil en los mercados internacionales. Colombia tendría que forjar en otros mercados internacionales los caminos que ha forjado en países como Venezuela.



Financiación más cerca

La pyme colombiana conoce muy bien el refrán del sistema financiero: "Solo se le presta a quien ya tiene plata". Sin embargo, este círculo vicioso se ha comenzado a romper con particular fuerza en el último año. Sin duda, el problema de la financiación para la pyme todavía es significativo; pero, con el esfuerzo del gobierno para compartir con el sistema financiero los riesgos, se ha destrabado el flujo de crédito hacia este sector.



En la mayoría de los casos, los bancos eligen prestar a un usuario con base en la calidad de la garantía que les ofrece. Las pyme tradicionalmente son empresas subcapitalizadas que cuentan con garantías insuficientes e ilíquidas, lo cual hace que el sistema financiero las perciba con cautela. Y más aún, cuando hace escasos dos años estos bancos se llenaron de deudas morosas y garantías ilíquidas con las consecuentes provisiones y golpes a sus resultados financieros.



Sin embargo, una vez el aval del Fondo Nacional de Garantías (FNG) se convirtió en un instrumento admisible, es decir, completamente líquido para los bancos, esta percepción comenzó a cambiar. La admisibilidad se dio en 1999, pero solo en 2002 se empezó a romper el círculo vicioso y a destrabar el flujo de créditos a las pyme.



De la mano de esta mejor percepción también ha venido un cambio en la mentalidad de los bancos en Colombia que por necesidad han comenzado a diversificar sus negocios y clientes. Hoy, los grandes clientes tradicionales son menos dinámicos y recurren más a los mercados de capitales, por lo cual la banca ha tenido que buscar nuevos clientes en las pequeñas y medianas empresas. Y "el hecho de que grandes jugadores como Bancolombia y Banco de Bogotá lideren el interés por la pyme jalona también a otros", comenta Danilo Gómez, vicepresidente comercial del Instituto de Fomento Industrial, IFI.



Los nuevos instrumentos del gobierno y el cambio en la estrategia del sector financiero permitieron que en 2002 los créditos avalados por el FNG se duplicaran al sumar más de $800.000 millones. Por su parte, los desembolsos de líneas de redescuento del IFI crecieron 70% para llegar a $515.000 millones, mientras que el número de operaciones lo hizo en 310%.



La experiencia ya ha dejado lecciones. Por un lado, la demanda de crédito ha crecido durante los últimos años, que han sido desde el punto de vista económico igualmente difíciles para las pyme que para las grandes empresas, lo que quizá atestigua la demanda represada que hay en este sector y que todavía necesita ser liberada. Y, por otro, la pyme se ha caracterizado por ser buena paga, lo que, después de las pesadillas de los últimos años, es muy bien visto por los bancos. De hecho, la calidad de cartera del FNG ha mejorado continuamente en los últimos años hasta llegar a tan solo 0,80% en 2002. Más aún, la calidad de la cartera de microcréditos, de 8%, es comparable con la calidad de las carteras de consumo y comercial y mejor que la de la cartera hipotecaria.



Sin embargo, todo esto no quiere decir que pronto habrá colocaciones masivas de créditos en el sector pyme. El gobierno se ha comprometido a colocar $5 billones en créditos para las mipymes en el próximo cuatrienio, una cifra nunca antes vista en este sector. Pero hay que avanzar con cautela. Por un lado, este es todavía un sector relativamente desconocido por los bancos. Como dijo hace poco la presidente de Asobancaria, Patricia Cárdenas, es necesario que el sector financiero aprenda más acerca de las pyme e implemente mecanismos especializados para vigilar estos créditos, so pena de incurrir, de nuevo, en descalabros financieros por laxitud en el debido proceso crediticio. Por otro lado, el sector de las pyme es y seguirá siendo muy dependiente de la banca de desarrollo. Y en este sentido, es importante que el gobierno continúe apoyándola como lo ha hecho, por medio del fortalecimiento del FNG y ahora con la integración de las operaciones de redescuento del IFI y Bancoldex, entidades que hoy no cuentan con los recursos suficientes para suplir las demandas de sus intermediarios.