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La modificación de los límites marítimos entre Nicaragua y Colombia por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) no solo ha afectado a estos países, también ha cambiado las reglas del juego a toda la industria pesquera del Caribe occidental y a las naciones vecinas. | Foto: EFE

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San Andrés quiere ser el Puerto Rico de Colombia

El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que restó una amplia franja de mar al archipiélago colombiano de San Andrés avivó las ansias de autonomía entre los isleños, que incluso aspiran a convertir su territorio en "el Puerto Rico de Colombia".

3 de diciembre de 2012

"Antes de que existieran Colombia o Nicaragua nosotros ya estábamos acá", reivindicó hoy en declaraciones a Efe el pastor bautista y líder raizal Raymond Howard Britton, padre de la iniciativa de autonomía y reconocimiento étnico que se gesta en la isla de San Andrés.

Según Howard, que en su Primera Iglesia Bautista aglutina a la gran parte de la comunidad nativa afrodescendiente, la sentencia desfavorable evidenció que los raizales deben ser "los dueños de su destino" y buscar un nuevo estatus político en relación con Colombia.

Éste puede adoptar la forma de un Estado asociado, "como Puerto Rico" lo es de Estados Unidos, aunque también se inspira en "las experiencias autonómicas españolas", dijo el líder.

Lo ideal, matizó, sería depender de Colombia sólo en materia de defensa y relaciones internacionales, pero que en esos cargos hubiera "equipos con nativos" que hablaran inglés, por su pasado de colonia británica en el siglo XVII, y creole, la lengua propia que heredaron de los ancestros africanos.

El Movimiento por la Autodeterminación Étnica del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (AMEN, por sus siglas en inglés), que preside Howard, ya presentó un boceto de estos planes de autonomía al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y a su vicepresidente, Angelino Garzón.

El fallo de la CIJ confirmó la soberanía colombiana sobre las tres islas mayores y sobre los siete cayos restantes, pero también le otorgó a Nicaragua entre 70.000 y 90.000 kilómetros cuadrados de mar que tradicionalmente eran de los isleños.

Este fracaso en el litigio tuvo lugar, según Howard, porque los agentes que defendieron a Colombia ante el tribunal no contaron nunca con la asesoría de un sanandresano que pudiera haber defendido con argumentos los intereses de los habitantes del archipiélago.

"Lo último (pasó) por no considerar al pueblo, por no visibilizarlo y no aceptar la realidad", sostuvo.

Es por eso más frecuente que los habitantes del archipiélago se sientan más raizales que colombianos. "Y antes del fallo eso era así en un 80 %, pero después ha subido al 99 %", agregó el líder nativo.

"Lo que pasó en La Haya lo miramos como la última gota que rebasa el vaso porque Colombia a través de esos cien años ha regalado prácticamente el territorio ancestral con el que nos adherimos a la Gran Colombia (en 1822) mediante tratados", señaló Howard.

Las grandes pérdidas son para los pescadores artesanales, a los que el Gobierno de Juan Manuel Santos ha querido compensar con medidas económicas y alternativas, que Howard calificó como "subsidios, dádivas y regalos" que eluden el problema de fondo y no son más que inversiones sociales del Estado.

"Venir con eso ahora para tratar de apaciguar las cosas es prácticamente insultar a la gente", agregó, al quejarse de décadas de olvido estatal hacia su región.

Precisamente hoy Santos reclamó que los derechos de los raizales sean respetados en la aplicación del fallo de La Haya durante una rueda de prensa, en la que contó algunos detalles de la conversación que mantuvo con su colega nicaragüense, Daniel Ortega, durante la toma de posesión del nuevo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

En esa reunión los jefes de Estado de Nicaragua y Colombia rebajaron el tono a lo que pudo haberse tornado en una disputa territorial, pero el malestar en la isla persiste entre los habitantes.

Los carteles de rechazo al fallo en las tiendas y las conversaciones de los isleños bajo la sombra de las esquinas, así lo demuestran.


EFE