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De los 6,56 millones de adultos mayores que habría hoy en el país solo se han pensionado 2,35 millones. Colpensiones alcanzó el pensionado un millón por vejez. | Foto: Guillermo Torres

PRIMA MEDIA

¿Cómo le fue a Colpensiones en 2019?

La administradora pública de pensiones tuvo un buen 2019. Sin embargo, la pregunta es ¿qué tan bueno es esto para el fisco?

21 de febrero de 2020

Entre las líneas rojas que ha planteado el gobierno nacional ante un eventual cambio al sistema de protección a la vejez, como no aumentar la edad, respetar los derechos adquiridos y centrar los subsidios en los más necesitados, hay una que menciona cada vez más: Colpensiones no se acaba, se fortalece.

Y así lo evidencia su exitosa gestión del año anterior. En 2019, Colpensiones alcanzó un excedente de $180.00 millones, 40% más que el año anterior y el más alto desde su entrada en operación en 2012. Este positivo balance permitirá que la entidad solicite menos recursos para pagar las mesadas de sus más de 1,38 millones de pensionados actuales. De hecho, en febrero alcanzó el pensionado número un millón por vejez. Hay otros 72.269 jubilados por invalidez; 137.812 por sobrevivientes y 175.521 por sustitutos.

Además del aumento en el número de pensionados, la entidad viene fortaleciendo el programa de Beneficios Económicos Periódicos (Beps), para las personas que no alcanzan a tener un derecho pensional.

Para esto han desmpeñado un papel los avances en tecnología. Colpensiones hoy realiza 20% de las nuevas afiliaciones por medio de canales no presenciales, entre las cuales está una aplicación móvil y PACO, el servicio de chat automatizado o chatbot. "Con algoritmos de machine learning, atendemos 70.000 casos de consulta de historia laboral, estado de trámites y calculadora pensional, entre otros”, afirma Juan Miguel Villa Lora, presidente de Colpensiones.

Según Villa, el año pasado pagaron en pensiones más de $32 billones, lo cual es un gran impulsor de la economía, dado que estos pensionados consumen de un modo diferente y demandan entretenimiento, educación, servicios de salud especializados y vivienda adaptada. “Ya hay condominios y hasta centros comerciales pensados para este segmento de la población que tiene alto poder adquisitivo y tiempo libre”, explican algunos expertos.

Para aprovechar lo que han llamado economía silver, la entidad creó un esquema de bienestar con iniciativas como ferias especializadas para las personas mayores Silverexpo y el programa Formadores de Corazón, que busca generar intercambio de conocimiento y experiencias entre personas mayores y jóvenes del país.

“Hay muchos emprendedores que no tienen estados contables, mientras que tenemos muchos contadores retirados. Estos a su vez pueden aprender temas digitales y evitar problemas como la depresión o el suicidio”, explica Villa.

La entidad también evitó pagar más de $46 billones mediante una efectiva defensa judicial. En fin, esos logros evidencian su fortalecimiento en 2019 y muestran a Colpensiones como un caso de éxito en la administración pública.

Los peros

Sin embargo, para muchos expertos el problema no es Colpensiones, sino el régimen público que administra (y su nociva competencia con los fondos privados).

Es una gran paradoja que el régimen de prima media hoy beneficie solo a quienes más tienen, mientras excluye al resto de la población, con lo que se convierte en una de las principales fuentes de inequidad en el país. Este año el país destinará alrededor de $43,29 billones en pensiones estatales, uno de los mayores gastos del Estado, pero se quedarán en unos pocos.

La razón es que el sistema público entrega millonarios subsidios a los que más tienen y mejor les fue en el mercado laboral. Mientras alguien que gana un salario mínimo y medio recibe alrededor de $74 millones de subsidios en valor presente, quien se pensiona con 25 salarios mínimos termina recibiendo del Estado más de $732 millones. El mundo al revés.

Para Villa, el de Colpensiones solo explica una porción del déficit pensional colombiano, pues el grueso corresponde a regímenes especiales todavía vigentes. En términos generales, la mayoría de sus pensionados reciben una mesada inferior a dos salarios mínimos.

El problema de Colpensiones es que cada traslado al régimen público significa un alivio y un “logro” para el sistema en el corto plazo, porque recibe nuevos ingresos. Pero genera unos altos costos hacia el futuro, es decir, incrementa su pasivo.

De 2015 a 2018 se trasladaron en promedio, cada año, 166.400 personas de los fondos privados a Colpensiones. Lo preocupante es que se están pasando personas de altas cotizaciones, pues consiguen una mejor pensión que si se quedan en los fondos privados. Esto, porque en el régimen público todas las pensiones son subsidiadas.

De los $32 billones que pagó Colpensiones en mesadas pensionales, alrededor de $10,5 billones fueron aportes de los cotizantes y otros $9,2 billones producto de esos traslados. Los restantes $12,3 billones provienen de recursos del presupuesto nacional. Además, no se conoce a cuánto ascenderán los pasivos de largo plazo de las personas que actualmente se trasladan.

A esto se suma otro problema: buena parte de estos subsidios son financiados con las cotizaciones de los trabajadores más vulnerables, que probablemente no se pensionarán y que al final recibirán de vuelta la plata que ahorraban para su retiro. Es un proceso que se denomina indemnización sustitutiva y que el año pasado aplicó para más de 120.000 personas, 15% más que en 2018.

El año pasado hubo alrededor de 72.000 nuevos pensionados. Eso significa que el sistema pensional hoy les devuelve sus recursos a más personas de las que logra pensionar. De ahí la necesidad de fortalecer los Beps.

Por todo esto, cada vez hay más conciencia acerca de la necesidad de aumentar la cobertura y de no centrar los subsidios estatales en los que menos necesitan. También se requiere fortalecer mecanismos de ahorro como los Beps y aclarar que una cosa es Colpensiones y otra el régimen público, que abarca muchos más administradores.

Sin duda, Colpensiones está llamado a jugar un importante rol en el nuevo sistema y debería ser la punta de lanza para tener un sistema público realmente centrado en los que menos tienen.