Home

País

Artículo

La confianza de los consumidores colombianos sigue a la baja. | Foto: Getty Images

CONSUMIDOR

Cae nuevamente la confianza del consumidor: ¿Qué está pasando?

El fuerte deterioro en el nivel de confianza del consumidor en agosto contrasta con el repunte del comercio. Según Fenalco, el desaliento de los consumidores parecería ser sólo de dientes para afuera. ¿Cómo se explica este fenómeno?

18 de septiembre de 2019

A pesar del repunte de las ventas y del gasto de los hogares que reportan diversas encuestas durante los últimos meses del año, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) registró un fuerte retroceso durante el mes de agosto y se ubicó en -11,8%. Esto representa una disminución de 6,7 puntos porcentuales.

Para Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, este fuerte deterioro de la confianza se debió principalmente a que agosto fue un mes de noticias muy negativas en el frente internacional con temas como un escalamiento de la guerra comercial, que llevó la tasa de cambio en el país a un nivel cercano a $3.500 por dólar.

Esta visión se ratifica en el hecho que buena parte de la caída del índice se explica en gran parte por una reducción en el Índice de Expectativas de los Consumidores, y en menor medida a una caída en el Índice de Condiciones Económicas

Por esto, el Director de Fedesarrollo considera que en los próximos meses el indicador de confianza comenzaría a repuntar. “En la medida que la tensión comercial se ha ido resolviendo en las últimas semanas debería pensarse que este es un choque transitorio”, afirmó Mejía.

En el mismo sentido se pronunció el gremio del comercio hace algunos días. Según Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, el favorable comportamiento de las ventas en agosto riñe con el desaliento de los consumidores, “desaliento que parecería ser solo de dientes para afuera”. 

En agosto, la confianza disminuyó en las cinco ciudades encuestadas y en los estratos bajo, medio y alto con respecto al mes pasado. En las ciudades disminuyó frente al mes anterior en Barranquilla (15,1 puntos porcentuales), Medellín (9,5 puntos porcentuales), Cali (6,8 puntos porcentuales), Bogotá (4,8 puntos porcentuales) y Bucaramanga (4,1 puntos porcentuales). Mientras que por nivel socioeconómico, disminuyó 7,3 puntos porcentuales en el estrato bajo, 6,8 puntos porcentuales en el estrato medio y 2,3 puntos porcentuales en el alto.

La disposición a comprar vivienda y a comprar bienes muebles y electrodomésticos también disminuyó frente al mes anterior. No obstante, al comparar los resultados de agosto con los del segundo trimestre de 2019 se observa un aumento en la disposición de los consumidores a comprar bienes durables.

La disposición a comprar vivienda disminuyó 2,3 puntos básicos frente al mes pasado. Por ciudades, este indicador aumentó en Barranquilla y Bogotá relativo a julio de 2019. Frente al mes anterior, la disposición a comprar vivienda aumentó en el estrato medio.

La reducción de la confianza respecto a julio se explica por una disminución de 8,4 puntos porcentuales en el Índice de Expectativas del Consumidor y una disminución de 4,1 puntos porcentuales del Índice de Condiciones Económicas. El primero hace referencia a las expectativas de los hogares a un año vista, mientras que el segundo hace alusión a la percepción de los consumidores acerca de la situación económica actual.

Estos datos contrastan con el buen comportamiento del comercio en los últimos meses y mediciones como las de Raddar que muestran que el gasto de los hogares en agosto fue el más alto desde enero de 2016. Según esta firma experta en medir el consumo, en agosto hubo un crecimiento de 10,3% en pesos y de 6,3% en términos reales frente al mismo mes del año anterior.

De acuerdo con Raddar, el gasto crece ante el aumento de los salarios, el crecimiento del crédito y el incremento de la migración venezolana.

En contraste otros expertos consideran que temas como el aumento de los niveles de desempleo, la fuerte polarización política y el incremento de la inseguridad (con temas como el alzamiento en armas de una parte de la disidencia del proceso de paz) hacen que las expectativas de los consumidores no despeguen.  

Sin duda, se requiere un mayor esfuerzo del Gobierno para que el deterioro de la confianza no se vuelva en una bola de nieve que afecte el consumo y el desempeño de la economía.