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Tomar un taxi, subirse a Transmilenio, manejar un carro particular y hasta viajar en bicicleta se han vuelto toda una odisea. La mezcla de invierno, mala infraestructura y exceso de tráfico es mortal para todos.

Movilidad

¡Qué caos!

Los trancones tienen al borde de un ataque de nervios a los bogotanos. Muchos se preguntan qué hará el nuevo alcalde para solucionar el problema más urgente de la ciudad. ¿Cuáles son las salidas más sensatas?

12 de diciembre de 2011

Nunca como ahora, los bogotanos habían tenido tantas razones para quejarse por la movilidad: por donde se mire, la situación es caótica. Tomar un taxi, subirse a Transmilenio en horas pico, manejar un carro particular, y hasta viajar en bicicleta se han vuelto toda una odisea. La mezcla de invierno, mala infraestructura y exceso de tráfico es un coctel mortal para todos.

El alcalde electo, Gustavo Petro, parece tener clara esa prioridad y por eso las primeras puntadas sobre su agenda de gobierno están relacionadas con el trancón. Ya dijo que tiene pensado aplicarle un “impuesto” a la congestión, con “peajes” en puntos neurálgicos de la ciudad. Ratificó que va a volver paulatinamente al Pico y Placa por horas. También aprovechó su paso por París, para preguntarle a la vice alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, cómo funciona su exitoso sistema integrado de transporte. Así que por lo menos está buscando salidas.

El problema es que la ciudadanía ya no quiere solo escuchar argumentos sobre el metro o el tranvía eléctrico por la séptima y debates acerca del mediano y el largo plazo. Todos están exigiendo medidas urgentes que alivien la situación ya. Así que el nuevo Alcalde tendrá que mezclar su “plan reacción inmediata”, con la estrategia para los cuatro años de gobierno que le esperan; obviamente es necesario avanzar en los temas centrales del metro, el tranvía, el tren de cercanías y el sistema integrado.

Pero la agenda urgente hay que abordarla ya. ¿Cuáles son las salidas más sensatas? El nuevo alcalde planteó un enfoque: desestimular el uso del vehículo particular, gravando la entrada de carros a zonas congestionadas. Esta salida tiene dos problemas: primero, puede ser efectiva para bajar a la gente de su carro, pero no implica ningún estímulo para que esas personas se suban al transporte público. Transmilenio ya moviliza cerca de 50 millones de pasajeros al mes; esto significa que el sistema está a punto de rebosarse.

La segunda dificultad de esa propuesta es que implementar “peajes” o mecanismos de cobro se demora; esa no es una estrategia que se diseñe y ponga en funcionamiento de la noche a la mañana; así que nuevamente estamos hablando de soluciones de mediano plazo, para un asunto de urgencia.

La otra propuesta de Petro es desmontar el Pico y Placa paulatinamente. Por la situación actual de las vías y los problemas con el transporte público, es completamente inconveniente pensar en acelerar el desmonte de la medida.

Por lo demás, es un contrasentido que el Alcalde prometa, por un lado, desestimular el uso del carro, imponiendo un peaje al trancón, pero por otro diga que va a reducir el Pico y Placa, lo que termina impulsando el uso del carro. Así que si Petro no quiere empezar su gestión dando palos de ciego, tiene que darse cuenta de que la campaña se acabó y ahora es necesario plantear rápidamente qué va a hacer en las primeras de cambio para enfrentar el entuerto de la movilidad.

Medidas Desesperadas

Hay varias decisiones que pueden ayudar a aliviar el embotellamiento. Lo primero es nombrar el Secretario de Movilidad antes que cualquier otro de sus funcionarios. Esto le servirá a Petro para empezar a exigir resultados prontamente.

Además, hay que acelerar la terminación de las obras que se están desarrollando por toda la ciudad. Por ejemplo, el reparcheo de la Avenida Boyacá ha significado un trancón enorme desde hace unos dos años cuando empezaron esos trabajos. Ni qué decir de los frentes de trabajo en el centro de la capital, asociados a la fase III de Transmilenio. Ellos han hecho prácticamente imposible el acceso a esta zona de la ciudad en cualquier momento del día.

Desde el primer día de gobierno, la orden debe ser terminar lo más pronto posible las obras, obviamente sin afectar su calidad.

Según el experto en asuntos de movilidad, Fernando Rey, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Santo Tomás de Bogotá, también es necesario rediseñar algunos sentidos viales y mejorar la señalización. Eso permitiría eliminar cruces que hoy generan trancón. Por ejemplo, hay muchos semáforos para giros a la izquierda, que dan ingreso a barrios en importantes vías como la Carrera 30, la Caracas, la Avenida Boyacá, la 80 y la Séptima. Si se eliminan esos cruces, el tráfico fluirá más, aunque sean necesarios recorridos más largos para algunos automotores.

Otra decisión urgente es implementar un paquete de obras que resuelvan temas específicos. Por ejemplo, es necesario y urgente iniciar los trabajos en la circunvalar, sin importar cuál sea la decisión que se adopte sobre la carrera séptima, pues esta vía, que hoy se encuentra amenazada por los derrumbes, sirve para descongestionar el centro.

La troncal de occidente de la Sabana también es urgente. Esta vía une los municipios de Cota, Chía y Mosquera. Las inundaciones han generado problemas de movilidad en esta zona y eso ha redundado en la presión sobre las vías de la capital. El nuevo alcalde deberá pedir a la Gobernación de Cundinamarca trabajar conjuntamente para encontrarle solución a este tema.

Además va a tener que darse el lapo de intervenir agresivamente la Avenida Caracas, para superar finalmente el eterno problema de las losas de Transmilenio, que se han convertido en una razón más para el embudo de tráfico en la capital. Cada vez que hay que reparar una, los buses rojos se toman carriles de los particulares.

Es evidente que la tarea que le espera a Petro desde sus primeros días de Gobierno es muy pesada. Los usuarios del transporte en Bogotá ya no saben qué más hacer para poder movilizarse por la principal ciudad del país. El trancón va a ser el primer tema con el que los capitalinos le medirán el pulso a su nuevo alcalde durante los primeros meses, pues la paciencia de todos se está agotando. La señal, en este caso, está en rojo.