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La moda del calzado informal ha reducido la demanda de zapatos de cuero. Otros materiales sintéticos y textiles han reemplazado esa materia prima. | Foto: fotografía_ / iStock

INDUSTRIA

El sector del cuero y del calzado perdió el año

Las curtiembres y los fabricantes de zapatos y de marroquinería pasan por un momento difícil, con caídas en producción, ventas y empleo. ¿Qué pasa y cómo ven este año?

5 de marzo de 2020

El sector manufacturero colombiano no pasa por uno de sus mejores momentos. Mientras la economía en general avanza a un ritmo de 3,3%, la industria solo crece la mitad.

Las cifras del Dane muestran que 24 de las 39 actividades industriales con las que mide al sector manufacturero nacional cerraron 2019 con números positivos. Pero entre las 15 que perdieron el año, el subsector de curtido de cueros y pieles tuvo el peor desempeño. Su producción y ventas se redujeron en 22% y la generación de empleo en 8%.

Paralelamente, la fabricación de calzado, atada a la actividad de las curtiembres, registró el año pasado bajas de 6,9% en la producción, de 2,7% en las ventas y 7,7% en mano de obra.

Detrás de estas estrepitosas caídas están temas ambientales, de moda, el contrabando y la dura competencia de artículos chinos. Luis Gustavo Flórez, presidente de Acicam, el gremio de los industriales del cuero y el calzado, dice que gran parte del problema se debe a una caída generalizada en los precios internacionales de ese material, hoy reemplazado por sustratos sintéticos y textiles. Por eso, hoy en día solo usan 50% de una capacidad instalada grande.

El sector de las curtiembres ha tenido que ajustarse además a las normas ambientales que exigen obtener una licencia para operar. Y como muchas empresas no lo han logrado, ha crecido la informalidad.

También las exportaciones de cuero y pieles disminuyeron entre 2018 y 2019, al pasar de US$11 millones a US$9,6 millones. Y cada vez más corresponden a la categoría `cuero azul`, que es aquel que se vende sin valor agregado. Paralelamente, las ventas externas de manufacturas de cuero bajaron de US$97 millones a US$82 millones en el mismo período.

Flórez señala que, aunque la devaluación del peso es un incentivo para exportar, en el caso de la curtiembre ese proceso requiere importar unos químicos, que también se encarecen con el dólar.

Es un lujo

Las tendencias animalistas y la moda también jugan en contra de esta industria, que en el caso del calzado vive un reemplazo del cuero por otros materiales. Por ejemplo, la tendencia a usar más zapatos deportivos o informales ha reducido la demanda por zapatos de piel animal.

Flórez agrega que el contrabando y la competencia de los importados han frenado la industria del calzado. Admite que el contrabando técnico, que llega por los puertos a precios irrisorios, ha disminuido gracias a la labor de las autoridades. Pasó de 12 millones de pares que entraban en 2016 a menos de US$1, a 245.000 el año pasado.

El problema es el contrabando abierto, que entra por lugares clandestinos y se ve en infinidad de comercios. Las autoridades estiman que por esa modalidad entran unos 9 millones de pares, que hacen mella en el consumo total nacional, de 105 millones de pares. De esa cantidad, la industria nacional solo provee la mitad.

El empresario Mario Hernández, dueño de la firma que lleva su nombre, recuerda que entre los años 80 y 90 Colombia producía muchos cueros de buena calidad. Pero que otros países la desplazaron y los pocos que siguen solo manejan el cuero en azul. En su caso, como marroquinero, importa las materias primas de mayor calidad y fabrica los zapatos en Brasil. Sostiene que dada la gran cantidad de materias que lo sustituyen, el cuero y sus manufacturas se han convertido en artículos aspiracionales de lujo. Esto implica que la gente está dispuesta a pagar más y, por eso, los fabricantes deben garantizar la mejor calidad. Propone que la industria nacional se reinvente y que aproveche la capacidad instalada y el conocimiento para encadenarse y especializarse.

En el Gobierno también andan preocupados por la situación de este sector, al cual incluyeron en los Pactos por el Crecimiento, bajo la sombrilla de la industria de la moda. Trabajan con 86 empresas para mejorar su productividad y para que adopten procesos y tecnologías de producción más limpia.

¿Y el comercio?

La mala hora del cuero y del calzado también se siente en los almacenes, aunque el comercio es uno de los sectores que más impulsa hoy la economía nacional.

Las cifras del Dane muestran que las ventas minoristas de estos productos crecieron 10,5%, muy por encima del 6,5% que registró todo el comercio. Sin embargo, en ese sector se redujo más el empleo, con una caída de 5,8%.

La explicación estaría en el crecimiento de las ventas de zapatos en grandes superficies, donde no hay tantos empleados para asesorar a los compradores. Además, en la falta de un mercado grande de distribuidores, pues cada vez menos cadenas vendan zapatos de varias marcas, como Payless o Spring Step, que se encuentra en reorganización empresarial. Las ventas por comercio electrónico también han hecho mella en el empleo generado por el comercio de calzado.

Para 2020, Flórez prevé que el sector se recupere tanto en manufactura como en comercio. Tiene esa expectativa por los buenos resultados de la pasada feria sectorial, realizada en Bogotá a principios de febrero. E, incluso, por la actual situación de China, que por el coronavirus ha reducido su producción y exportación de zapatos. También espera con optimismo los dos días sin IVA que el Gobierno planea para este año.

Sin duda, el panorama de esta industria plantea desafíos y requiere pasos firmes para innovar.