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Presidente de Fenalco, Guillermo Botero.

Coyuntura Nacional

‘No estoy en guerra contra Luis Carlos Villegas’

En entrevista con Dinero, el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, explica las razones por las cuales dejó de asistir al Consejo Gremial.

30 de marzo de 2011

El dirigente gremial dice que no tiene nada contra el presidente de la Andi y que lo único que quiere es que se discutan temas clave como la Ley de Víctimas, la reforma tributaria y la ley que regula el lobby.
 

D — ¿Por qué no volvió al Consejo Gremial?

— Tengo un enfoque diferente del papel que debe jugar el Consejo Gremial y el sector empresarial en Colombia. Eso lo propuse en algunas oportunidades y no tuvo mucha acogida. A mí me parece que en el Consejo nos dedicamos mucho a los tratados de libre comercio, pero tendríamos que haber ido más allá en otros temas.

D — ¿Como cuáles?

— Por ejemplo, soy partidario de una economía muchísimo más abierta. Algunos en Colombia están pretendiendo una protección a ultranza, pero yo creo que los colombianos tenemos derecho a productos buenos y baratos. Además, la aparición de la China en el comercio mundial es irreversible. Personalmente, me sorprende la discusión que se está dando a raíz del TLC con Corea. Hace un mes, cuando estábamos en la ronda de Los Ángeles, toda la discusión en el cuarto de al lado tenía como fin que ese tratado se hundiera. Obviamente, hay que negociarlo en buenas condiciones, pero aquí todo el mundo está haciendo fuerza para que no salga.

D — ¿Qué otra cosa no le gusta?

— He dicho, por ejemplo, que el Consejo Gremial requiere unas reglas de juego más claras porque hay algo de informalidad, por ejemplo, sobre admisión de nuevos miembros. Fedepalma tiene una solicitud presentada hace más de un año y a Jens Mesa, presidente del gremio, no se le contesta nada. Hay varios que están pidiendo pista.

D — ¿Se puede afirmar que Fenalco no se siente bien representado en el Consejo Gremial?

— No, Fenalco sí se siente bien representado en el Consejo Gremial, pero quiere que se discutan unos temas que, en mi sentir, son fundamentales.

D — ¿Se ha discutido cambiar la presidencia del Consejo?

— Se discutió en esa acta a la cual ustedes hicieron referencia en la edición pasada, la 258 de junio de 2008. Esa acta tiene un antecedente que no se revela. Y eso es lo que a veces incomoda, que uno tiene que contar la historia y contarla completa.

D — Allí se menciona que postularon su nombre para la presidencia, pero que no hubo consenso...

— A mí me postularon, yo jamás aspiré. Una noche me invitó a comer al Gun Club de Bogota el doctor Rafael Mejía, en compañía de Luis Carlos Villegas, María Mercedes Cuéllar y Javier Díaz. Ellos me dijeron que querían que yo fuera el presidente del Consejo Gremial. Les dije que se los agradecía, pero que eso tendría que ir acompañado de un discurso sobre todos esos temas de política económica y empresarial que ya mencioné. Luego llegué al Consejo Gremial y en ese momento se me acercó el doctor Carlos Alberto Garay (presidente de Acoplásticos) quien me dijo que ese tema había que aplazarlo, sin darme ninguna explicación. Yo no sé qué se movió por debajo, pero nadie puede decir que yo lo haya llamado para pedir un apoyo para la presidencia del Consejo Gremial.

D — Lo que se ha conocido es que nunca ha habido consenso alrededor de su nombre para presidente del Consejo Gremial…

— Desconozco si eso hace parte de unas conversaciones de corrillo, pero en una reunión plena del Consejo eso jamás se ha discutido. Nunca ha habido una votación en ese escenario.

D — ¿Por qué sus mensajes no calan al interior del Consejo?

— Alguien como yo, que propugna por una economía abierta, por unas tarifas más competitivas del sector financiero y por un aminoramiento significativo de los costos de transacción, es una persona que seguramente puede suscitar rechazo por parte de algunos gremios.

D — Por cuenta de todas esas peleas, ¿ha perdido espacio en el mundo empresarial?

— No lo veo así. Por el contrario, el comercio juega un papel mucho más importante hoy para la economía que hace 50 años. Esta actividad ayuda a la reducción de costos, a conseguir productos de buena calidad y a aumentar la oferta para los colombianos.

D — ¿Tiene enemigos en el Consejo?

— No, por el contrario, lo que siento es amistad por todos los miembros del Consejo, aun aquellos que han sido mis contradictores, todos me merecen el mayor respeto.

D — ¿Será que su política de importaciones a ultranza le ha generado un mal ambiente entre los industriales?

— Yo quiero una economía más abierta. Sin embargo, siempre he defendido a los exportadores del país y la política devaluacionista, aunque el comercio es el gran beneficiado con la revaluación del peso. Pienso en el gran problema nacional y me parece que, si no hay competitividad para las exportaciones colombianas, se acaban los dólares y no va a haber con qué importar.

D — ¿Qué temas de fondo se están quedando por fuera del Consejo?

— Temas como la Ley de Víctimas, la reforma tributaria o el proyecto que pretende reglamentar el lobby. Lamentablemente, la realidad política prima y a veces nos ponemos a cuidar ciertos intereses individuales.

D — ¿Quiénes?

— Todos. Por ejemplo, vivo cuidando mis intereses en la protesta de los gobernadores frente a la importación de licores, pero ese no es un tema que les interese a los demás gremios.

D — Entonces, ¿la discusión gremial se ha vuelto mezquina porque solo responde a intereses particulares?

— No, yo no puedo afirmar eso, porque siempre hay discusiones generales. Lo que a mí me parece es que no se están priorizando adecuadamente los temas.

D — ¿No va a volver al Consejo?

— Hasta que no haya un ambiente más proclive a las afirmaciones que yo estoy haciendo, no vuelvo.

D — Pero eso puede tardar meses…

— Es posible.

D — ¿Es eso una declaración de guerra con Luis Carlos Villegas?

— No. Yo no quiero pelear con la Andi, por la que siento total y absoluto respeto. Estoy abogando aquí por reglas de juego claras, pero no es en contra de la cabeza personal de Luis Carlos Villegas, quien me ha honrado con su amistad y es una persona que me merece todo el respeto, aunque en algunos puntos no coincidimos. El tema de fondo es hacia dónde debe dirigir la discusión el sector empresarial colombiano y me parece que hay unos asuntos fundamentales en este momento que no se están tratando.