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Ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri | Foto: Ministerio de Agricultura

Agricultura

¿Podemos ser agroindustriales sin asistencia técnica?

Colombia es un país rico en recursos naturales pero carece de un marco de mediano plazo consistente y coherente para su desarrollo agrícola. Todo empieza por la seguridad alimentaria del país y repensar la institucionalidad del sector. Intercambio de ideas con el Ministro Iragorri.

Daniel Niño Tarazona
18 de junio de 2015

El número de personas que no obtienen el suficiente nivel alimenticio en el mundo ha bajado un 23% desde 1990, según cifras oficiales de Naciones Unidas del reporte de la Seguridad Alimentaria Mundial 2015 este indicador continúa siendo alto, sitúandose en 795 millones de personas.

Lo paradójico es que el 75% de las personas que se estiman presentan dicha carencia básica son pequeños agricultores o campesinos. Por lo mismo, el Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura ha solicitado que se preste mayor soporte a los productores rurales.

En dialogo con Dinero, el Ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, habló sobre los retos que enfrenta Colombia, consciente de que en 100 años desde existe este Ministerio él es el ministro 101.

Un caso en boga ilustra la complejidad de los problemas del sector

Por un lado, los industriales dicen que los precios de los productos agrícolas son muy altos, ellos ven en las franjas de precios no como un mecanismo de protección de la producción agrícola, sino la explicación de la baja productividad del sector, la cual a su vez afecta la productividad del resto de la cadena de suministros de la industria.

Sin embargo, al gobierno le inquieta que en bienes perecederos el productor no recibe un precio justo por su cosecha y que al final de la cadena no hay una formación de precios de mercado sino una apropiación del margen del pequeño productor por parte del gran distribuidor. Según esto los precios son bajos.

En el centro del debate está en la política de seguridad alimentaria del país

El objetivo de tener franjas de precios ha sido evitar que variaciones extremas en los precios generen incentivos de sobreproducción  y subproducción que conlleven a perder la seguridad alimentaria del país.

Sin embargo, la relativa estabilidad que genera la protección por franjas de precios puede tener efectos no deseados y a veces opuestos a los objetivos de la política pública como son: pocos incentivos por incorporar innovación y desarrollo tecnológico del agro, mantener baja la productividad del sector, promover la importación de bienes agrícolas cuando la producción local no responde a una mayor demanda o cuando los precios internos hacen  atractivo el contrabando, y se afecta la competitividad del resto del sector productivo que trabaja con insumos más caros.

En el fondo esto refleja una realidad del sector que el Ministro Iragorri reconoce y que le preocupa. La costumbre del sector por recibir subsidios que no tienen un carácter transitorio y que son sin condicionalidad, es decir que son una transferencia de efectivo sin contraprestación.

Ya sea que la política agrícola se realice vía franjas de precios, líneas de crédito o transferencias y ayudas, el sector requiere que le apunten a su modernización. Por eso el propio Ministro es crítico en que resulta urgente que se revise el escaso y deteriorado papel que juega dentro de la institucionalidad agrícola del país la asistencia técnica.

Recuperar la relevancia de la asistencia técnica y el optimismo del sector

La asistencia resulta determinante para evitar los desperdicios de insumos agrícolas, incluyendo agua, que se dan por desconocimiento del agricultor. También la asistencia técnica es el mecanismo efectivo de lucha contra la pobreza, el mecanismo para elevar la productividad y el desarrollo agropecuario del país. El último presidente que apostó realmente por este rol fue Virgilio Barco Vargas. La última vez que se hizo el censo agropecuario fue casi medio siglo.

La política pública debe entonces virar. Según el Banco Interamericano de Desarrollo y su estudio titulado Caribe sin Hambre, la asistencia técnica se debe ligar a los cluster alimentarios (cadenas de valor entre proveedores de insumos, productores y consumidores que incluye los recursos de planeación,financieros y organizaciones gubernamentales, instituciones técnicas, científicas y de comercialización nacional e internacional).

Según otras consultas de Dinero con personas conocedoras, lo mínimo es que las empresas que ofrecen prestar asistencia técnica pasen un concurso nacional, y que haya sistemas especializados de capacitación para difundir las innovaciones.

¿Qué debería contemplar una nueva política de asistencia técnica?

  1. Planear con los cluster los problemas de insumos, producción, manejo de suelos y mejoramiento del manejo de aguas, es muy importante transformar la cultura del agua, su almacenamiento.
  2. Asistencia Técnica no debe entenderse como el regalo de insumos (semillas o pequeños implementos) sino el trabajo de proyectos productivos como tal. Comprometer la asesoría a generar resultados o establecerse premios a la calidad de la  asistencia técnica por buenos resultados.
  3. Los productos y las regiones requieren inversiones importantes en recurso humano de alto nivel, en investigación, de laboratorio, de campo, ensayos de difusión a través de líderes campesinos. Hacer pruebas con tecnología importada, uso de semillas y patrones mejorados y probados. Los institutos técnicos agrícolas del sector educativo están hoy desfasados y habría que articularlos al igual que a los centros agroindustriales del SENA. A estos esfuerzos regionales debe estarse haciendo evaluación y seguimiento, opinan quienes saben.
  4. Debe haber decisión política y asistencia técnica a productores para agregar valor a los productos y mejorar la organización de productores para la comercialización de los productos.
  5. Debe partirse de un inventario de recursos mal usados para la planificación coordinada en cada región.