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Las políticas de ajuste fiscal adoptadas por el gobierno del presidente Felipe Calderón comienzan a dar frutos en el crecimiento de la economía. Sin embargo, sus opositores insisten en que el crecimiento podría ser solo un efecto estadístico y no ha estado acompañado de mejoras en las condiciones de empleo.

Entorno/Mundo

¿Milagro o rebote?

México, luego de la crisis, comienza a tomar vuelo y este año su economía va a crecer incluso más que la de Brasil. Pero todavía quedan nubarrones en el horizonte.

27 de abril de 2011

La economía mexicana por fin está saliendo del bache. Mientras en 2009 soportó una caída de 6,1% en su Producto Interno Bruto (PIB), al cierre de 2010 registró un aumento de 5,5% y este año podría continuar por esa senda positiva, según el más reciente cálculo del Fondo Monetario Internacional (FMI). En su informe -divulgado a mediados de abril-, el FMI eleva el pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para este año de 4,2 a 4,6%, cifra que supera incluso las expectativas de crecimiento para Brasil que se sitúan en 4,5%.

La recuperación en México se está dando más rápido de lo esperado, aún en medio de la creciente incertidumbre por el desempeño de la economía estadounidense, que está marchando a medias tintas. Esas mejores perspectivas para México ocurren en momentos en que los empresarios colombianos esperan un fortalecimiento de la relación bilateral por efectos de la ampliación del tratado de libre comercio vigente desde 1995, y que este año entró a operar con el acelerador a fondo.

La pregunta que se hacen los analistas económicos del planeta es si lo que ocurre con México se debe a un milagro económico o a un simple efecto rebote. Las opiniones todavía están divididas y nadie tiene la última palabra.

En 2009, México enfrentó una de las crisis más profundas en su historia económica como consecuencia del 'contagio' de su principal socio comercial, Estados Unidos -al que exporta 80% de sus ventas externas-. A finales de 2008, la economía estadounidense entró en la peor crisis económica y financiera desde la postguerra, como consecuencia de la 'burbuja inmobiliaria' que estalló e impactó todo el sistema financiero internacional.

A esa hecatombe se sumó la aparición de la gripa AH1N1, que arrancó en México a comienzos de 2009 y se extendió por todo el planeta. Eso tuvo un impacto enorme sobre la industria turística mexicana, que genera cerca de 10% del PIB de ese país.

Curiosamente, la política económica adoptada por el gobierno del presidente Felipe Calderón fue más que ortodoxa. Ante las limitaciones fiscales, el gobierno central optó por destinar cerca del 1% del PIB en políticas contracíclicas, enfocadas en estimular la demanda y amortiguar la recesión.

Mientras otros países optaron por reducir los impuestos, México tuvo que ajustarlos al alza para responder a las apremiantes necesidades fiscales. Eso sí, enfocó sus baterías en apoyar sectores considerados 'locomotoras', como la industria manufacturera, la automotriz y el turismo.

El embajador mexicano en Colombia, Florencio Salazar Adame, explica que un elemento central en la política económica ha sido establecer un presupuesto responsable.

Aunque los resultados en términos de crecimiento comienzan a verse, los partidos opositores al gobierno de Calderón han lanzado fuertes críticas. Armando Ríos Piter, coordinador del partido PRD en la Cámara de Diputados, dijo al diario mexicano El Financiero que no hay que 'lanzar campanas al vuelo' frente a los pronósticos de crecimiento económico para 2011, "cuando lo que se requiere en México desde hace ya varias décadas es un crecimiento sostenido del 7% o hasta 10%, que es el ritmo que han tenido economías como la China, la vietnamita o la brasileña".

Expertos, como el catedrático César Salazar López, consideran incluso que estos resultados de la economía mexicana podrían atribuirse a un efecto 'estadístico' o de rebote, producto de compararse contra una profunda caída. Según Salazar, los buenos resultados de México no se derivan de un crecimiento sustancial en el mercado interno ni en la demanda externa, ni mucho menos están teniendo un impacto en la generación o calidad de los nuevos empleos.

Así pues, si bien el crecimiento de la economía es un guarismo que nadie discute hoy, su 'talón de Aquiles' está representado en el escaso impacto que ha tenido en la generación de empleo de calidad.

El director del doctorado en Política Pública del Itesm Campus Estado de México, Eduardo Rodríguez-Oreggiad, le dijo a CNN-Expansión que, con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 7 de cada 10 empleos que se generan hoy en México son informales.

Para el experto, los altos costos laborales generados por el pago de cotizaciones a la seguridad social, y las dificultades que enfrentan las micro, pequeñas y medianas empresas, estarían generando esta situación. Mientras en México la carga de generar un empleo equivale a 31%, en Estados Unidos es de 19% y en el Reino Unido de 14,5%.

Sin embargo, el gobierno ya trabaja en este tema. Según el embajador Salazar Adame, el Congreso estudia "una reforma al mercado laboral, que busca mejorar las oportunidades de empleo de los grupos con menores tasas de participaciòn, incrementar la productividad laboral y agilizar la administración de justicia en esa materia", explica.

¿Efecto teflón?
Pero, mientras algunos políticos opositores critican los resultados, la estrategia del gobierno de Felipe Calderón ha sido destacada en escenarios como el G20. Durante la reciente reunión de ministros de finanzas del G-20 en Washington, el gobernador del Banco de México dio un parte de confianza al señalar que pese a la debilidad de la economía de Estados Unidos, México ha salido adelante catapultado por la fortaleza de su sector industrial. Incluso, hay quienes creen que hechos como la reciente catástrofe ocurrida en Japón -terremoto, tsunami y desastre nuclear- le permitirá a México fortalecer aún más su posición como proveedor mundial del sector automotor, una industria que en este país sigue acelerada en bienes finales e intermedios.

El FMI incluso revisó al alza las previsiones de crecimiento de su economía en 2011 y la proyectó en 4% para 2012.

A estos mejores pronósticos se suman el crecimiento de los precios internacionales del petróleo, que beneficia al fisco 'manito' -es uno de los grandes productores de crudo de la región-. Además, la inflación anualizada a marzo no superó el 3,1%; los flujos de inversión extranjera fueron US$17.000 millones en 2010 y el crecimiento en las reservas internacionales, al 15 de abril, sumaron US$124.290 millones.

Sin embargo, los nubarrones persisten en el frente externo y en la seguridad interna. Por el lado internacional, la alta dependencia comercial con Estados Unidos genera preocupaciones, pues la principal economía del mundo todavía no ha recuperado su fortaleza. Y, en el frente interno, la exacerbación de la violencia en regiones afectadas por las bandas de narcotraficantes amenaza la inversión extranjera y el turismo, pilares de la economía.

Aunque México ya comenzó a recorrer el camino de la consolidación, su éxito dependerá en buena medida del manejo de las variables internas y externas para despejar los nubarrones.