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David Bojanini Presidente del Grupo Sura. Bojanini considera que este año el país puede crecer por encima de 3,5%. Le preocupa el sector de vivienda. | Foto: Nicolás Fernández

ECONOMÍA

Cómo le pega la polarización a la economía

David Bojanini, presidente del Grupo Sura, hace un diagnóstico de la tensión política y la polarización que vive el país y su impacto en los negocios y la economía.

6 de mayo de 2019

El Grupo Sura alcanzó en 2018 ingresos consolidados por $19,5 billones, para una utilidad de $1,4 billones que representó un crecimiento de 7,6% frente a 2017. Se trata de una de las organizaciones más grandes del país: aunque su plan de negocios sigue en marcha, para su presidente, David Bojanini, algunas preocupaciones externas latentes pueden golpear la dinámica económica. En entrevista con Dinero analiza el entorno.

¿Según su concepto, qué tanto crecerá la economía este año?

Vamos a tener un año mejor que el pasado. No estoy descubriendo nada. Las proyecciones hablan de 3,5%, que vamos viendo en algunos sectores. En general, creo que ha mejorado la confianza del consumidor frente al año pasado y eso ha permitido que mejore también la economía. Hay cosas positivas, como, por ejemplo, la exención del IVA a los bienes de capital que incentiva la inversión, en especial para un tema fundamental: la modernización de muchos sectores y empresas, porque Colombia necesita crecer a tasas por encima de 4%.

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¿Algún sector lo preocupa?

Me preocupa solo uno: la construcción, particularmente la de vivienda, porque solo veo activa la construcción de Vivienda de Interés Social (VIS) pero un poco frenada la de otros valores. Hubo cambios en la política pública; por ejemplo, antes había un subsidio a la tasa de interés para vivienda del sector medio, que ya no existe, al tiempo que la reforma tributaria tocó el IVA a vivienda de cierto valor, lo que pone a la gente un poquito nerviosa.

La polarización sigue teniendo un papel protagónico ¿Eso le pega a la economía?

Totalmente. La polarización no es un problema exclusivo de Colombia, hoy es un problema mundial. He venido escuchando a muchas personas llamando la atención sobre lo nociva que es esa polarización. Es una estrategia política, porque el que divide consigue adeptos y la polarización se ha fundamentado en una cosa: no aceptar la diversidad. Nadie escucha lo que sea diferente a su esquina, como en un cuadrilátero de boxeo, y solamente oye y cree en lo que dicen los de su lado. Y eso desafortunadamente afecta todo.

¿Cómo enfrentarlo?

¿Queremos construir un mejor país? Si es así, tenemos que empezar a escuchar a todo el mundo y buscar consensos. Lo que de alguna manera el presidente Duque ha venido tratando de decir: quiero hacer unos pactos alrededor de unos temas para que el país se desarrolle. Pero aquí nadie quiere hacer pactos. Oigamos a los demás, escuchemos, aceptemos diferentes puntos de vista, dialoguemos; nadie está dialogando. Y si logramos hacer eso podemos vencer esa polarización.

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Desde el punto de vista de los negocios, ¿esa polarización tiene algún impacto?

¡Pues claro! Usted me pregunta por los negocios y hay un grupo que tiende a rechazar todo lo que sea empresa privada. Y si viene de la empresa privada, no sirve. La única manera de que un país pueda crecer sanamente es que haya inversión, más empleo formal y que la economía se desarrolle. Y el problema es que cuando empezamos a rechazar la empresa privada, porque ese discurso les suena bonito a algunos, comenzamos a destruir una de las instituciones más importantes para el desarrollo económico del país. Y tenemos el ejemplo aquí al lado, donde acabaron con la empresa privada y están pasando por un momento duro de miseria y necesidad, pues empiezan a faltar bienes tan esenciales como el agua o la energía eléctrica. Eso preocupa.

Pero también los empresarios tienen tareas pendientes…

El ingreso de Colombia a la Ocde nos exige mejores prácticas en todos los frentes. En el gobierno corporativo: sostenibilidad, respeto por el medio ambiente, en la manera cómo hacemos los negocios. Todo está a la vista. Obviamente como empresarios tenemos retos grandes y debemos trabajar por ellos, pero eso no quiere decir que la empresa privada sea mala. Ahora, no podemos confundir los negocios ilegales con la empresa privada, porque también en un país como el nuestro hay muchos ‘empresarios‘ ilegales que están haciendo actividades ilegalmente o deliberadamente se quedan en la informalidad, generando un gran daño y a todos nos miden con el mismo rasero.

La otra gran discusión tiene que ver con el paso de las reformas por el Congreso. ¿Qué opina?

El Ejecutivo y el Legislativo deben manejar sus relaciones sanamente y el país estaba hastiado de oír la palabra mermelada o como la quieran llamar. Cambiar esas costumbres puede generar algunas reacciones, pero aquí tiene que haber grandeza, porque el objetivo principal se llama Colombia. Y los colombianos queremos un país manejado con más transparencia, honestidad y eficiencia en el uso de los recursos, porque son limitados. Pero cambiar esas costumbres no quiere decir que se acabe la plata para las regiones. Es diferente si se traen proyectos, propuestas, estudios y se controla el uso de esos recursos para que se hagan las obras que en realidad necesitan las regiones.

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¿Qué piensa de la reforma pensional?

He estado en esa actividad por muchos años. Tenemos que mejorar la cobertura porque 75% de las personas no reciben una pensión. Lo más importante es que ojalá, como hemos logrado en salud aun con los inconvenientes que existen, haya una universalidad en la cobertura. Además, que los subsidios que tenga un sistema de pensiones favorezcan a las personas que verdaderamente los necesitan. No como hoy, que se lo estamos dando a la gente de mayores ingresos. Y que el sistema sea sostenible fiscalmente. Ahí también hay polarización. El objetivo de esta ley no debe ser acabar con los fondos de pensiones o con Colpensiones.

¿Qué otras reformas ve? Por ejemplo, ¿qué opina de la ley de punto final en salud?

Puede servir, siempre y cuando no repitamos los mismos errores, para que realmente sea un punto final. Debe tener control y supervisión para que no nos vuelva a pasar lo mismo. Otra reforma es la de la justicia. Hay cosas importantes para la competitividad. Primero acabar con la impunidad, pero también destrabar los procesos porque en nuestro sistema judicial se acumulan y son demasiado largos y, ahí sí, no hay punto final. Por ejemplo hablemos desde el punto de vista de los negocios: antes un tribunal de arbitramento o un laudo arbitral definía una disputa y hasta ahí llegaba. Ya no. Si las reglas del juego cambian porque se interpretó de una manera y otro la ha interpretado de otra, eso hace que la gente se cuide mucho de la inversión. A muchos inversionistas extranjeros les preocupa la estabilidad de las normas, más que, por ejemplo, la seguridad.