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El 85% de las semillas certificadas en Colombia son producidas por empresas e instituciones de origen nacional.

Agro

Las semillas de la discordia

Agricultores denuncian que son obligados a usar semillas provenientes de los países con los que hay TLC, prohibiéndoles las nacionales, pero la verdad es otra.

2 de septiembre de 2013

Recientemente se ha venido denunciando que, debido al Tratado de Libre Comercio, los agricultores no pueden usar semillas nacionales, inclusive, afirmando que quien las use está infringiendo la Ley, razón por la cual debe ser penalizado.

Pero el gerente general de Acosemillas, Juan Manuel Monroy, desmiente esa tesis, señalando que el problema no radica en que sean o no semillas nacionales, de hecho, afirma que en Colombia tan solo el 15% de las semillas son de procedencia internacional.

En ese contexto, señala que el tema surge porque se ha encontrado en algunos casos el uso de semillas ilegales, que no son adecuadas, refiriéndose específicamente a algunos cultivos de arroz. Actualmente, las semillas ilegales están perjudicando seriamente la competitividad del campo.

“Las semillas ilegales además de riegos sanitarios, generan pobreza para el sector agropecuario, pues disminuyen la productividad de los cultivos, afectan el bolsillo de los campesinos y la seguridad alimentaria de los colombianos”. 

Todos aquellos que producen, comercialicen o usen semillas en Colombia deben “estar registrados y cumplir con las normas expedidas por el ICA, según lo establece la Resolución 970, para proteger la sanidad y promover la competitividad del agro nacional”, afirma Monroy.

El directivo expone que la industria de semillas investiga y desarrolla semillas más sanas y productivas para el agricultor. La Resolución 970 no es nueva y regula la producción, comercialización y uso de semillas en Colombia para garantizar la calidad de las mismas y evitar la propagación de plagas y enfermedades.

Explica también que esta norma, que viene siendo reglamentada desde hace más de tres décadas y que no es producto de ningún TLC, garantiza la producción y productividad del agro colombiano, mediante el uso de semilla de calidad, evitando, además, la propagación de plagas y enfermedades en los cultivos.

Con su cumplimiento se promueve la investigación, ciencia e innovación en beneficio de los agricultores colombianos.

De acuerdo con los datos del ICA el 85% de las semillas certificadas en Colombia son producidas por empresas e instituciones de origen nacional, que realizan investigación y desarrollo para ofrecer mejores semillas que le permiten al agricultor ser más competitivo en el ámbito nacional e internacional. 

“Entidades como Corpoica, Fedearroz, Fenalce y Fedepalma entre otros, cumpliendo la norma 970, le apuestan al crecimiento del país produciendo semillas de calidad avaladas por la autoridad”, afirma Juan Manuel Monroy.
 
La industria de semillas está comprometida con el país y trabaja decididamente para ofrecer a las cadenas productivas la más valiosa herramienta de todo el proceso agroindustrial. La semilla certificada, autorizada por el ICA, es el mejor vehículo para llevar progreso al campo de forma sostenible.