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Gerardo Ardila, secretario distrital de Planeación.

Bogotá

Las claves del nuevo POT

Dinero.com habló con Gerardo Ardila, secretario distrital de Planeación, sobre los alcances del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá.

5 de mayo de 2013

A propósito de la modificación del POT que presentó ayer la Administración de Gustavo Petro ante el Concejo de la ciudad, Gerardo Ardila, secretario distrital de Planeación y quien además tendrá la responsabilidad de sacar adelante la propuesta, explica cuál es su trasfondo y cuáles serán sus alcances.

Algunos críticos aseguran que ustedes están presentando un nuevo POT y no una modificación, como lo han dicho, ¿qué les responde?
Gerardo Ardila: Lo primero para tener en cuenta es que esta es una reforma excepcional que busca cumplir con lo que el POT establece. Así que no es cierto que sea un nuevo Plan. Obviamente si estamos planteando una ciudad compacta no podemos hablar de expansión, que era lo que se venía trazando en Bogotá. Sin embargo, tampoco estamos negando de tajo la expansión, porque puede ser necesaria en algún momento. Lo que estamos haciendo es priorizar: primero queremos recuperar el centro y densificarlo. Y acudiremos a la expansión solo si es necesaria.

¿Pero cómo densificar el centro si no hay tierra allí y la poca que hay está en manos de privados?
En la constitución dice que la propiedad es una función social. Y por eso, estamos haciéndoles muchas propuestas a los privados. Por ejemplo, a ciertos dueños de bodegas del centro les hemos planteado la posibilidad de que se conviertan en socios de los proyectos de revitalización que queremos adelantar en esa zona.

Cambiando de tema, otra crítica de los contradictores tiene que ver con la falta de claridad en el POT a la hora de delimitar las zonas de reserva medioambiental y, según él, eso genera incertidumbre jurídica. ¿Es eso cierto?
No es verdad. Si la ley no incluía cambio climático es porque en el momento de su redacción -en el que yo participé- no era un tema importante. Eso empezó a volverse significativo después del 2005. Por eso hoy en día, que sí sabemos el impacto del cambio climático, tenemos que considerarlo. Además no entiendo por qué es ilegítimo que una ciudad tenga que tomar decisiones cuando tiene un nuevo fenómeno que antes no tenía y más ahora que debe enfrentarlo.

Pero dicen que no hay estudios suficientes que sustenten esa teoría…
Están los mapas y los documentos del plan. Pero además de eso, hicimos un proceso de concertación con la Car que tiene textos publicados convertidos en una resolución. Así que eso de que no hay estudios y que no está determinado el impacto climático en Bogotá es falso.

¿Y qué tiene que decir frente a la incertidumbre jurídica que hoy tienen los inversionistas?
Lo que pasa es que como la tendencia de la ciudad era crecer hacia los bordes norte y occidental, grandes constructores compraron tierra allá muy barata para después subirle el precio, como parte de su negocio. Pero ahora que nosotros estamos desestimulando el crecimiento hacia esas zonas pues esos inversionistas se preocupan. Pero no es cierto que haya incertidumbre jurídica en Bogotá.

Sus contradictores aseguran, por otra parte, que la mezcla en el uso de suelos que plantea el nuevo POT es desbordada y desordenada. ¿Es verdad?
Tampoco es cierto. Nosotros hicimos un mapeo muy serio, con datos de Catastro, sobre los usos reales del suelo en la ciudad y vimos que prácticamente no hay una sola manzana en Bogotá que no tenga mezcla de usos. En el sentido de que hay panaderías, peluquerías, salones de música… Según el pot vigente -que establece unas áreas homogéneas- todos esos usos que se están dando actualmente en Bogotá serían ilegales.

¿Entonces qué es lo que proponen?
Reconocer la realidad. Pero desde luego, creamos la posibilidad normativa de que aquellos usos que llamábamos de alto impacto como la industria, venta de licor, etc, les ponemos una reglamentación muy clara en el plan, para que no los puedan poner en cualquier parte.