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Con una popularidad superior al 50%, analistas políticos dan por descontado que la presidente Cristina Fernández de Kirchner obtendrá un nuevo periodo en las próximas elecciones.

Coyuntura Internacional

La viuda alegre

El próximo 14 de agosto son las elecciones primarias en Argentina. Todo parece indicar que Cristina Kirchner barrerá a sus contendores y será la más fuerte candidata a quedarse en el poder hasta 2015.

3 de agosto de 2011

La presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, puede dar testimonio fehaciente de la frase pronunciada hace unos años por el ex director técnico de la selección colombiana de fútbol, Francisco Maturana: “perder es ganar un poco”.

Aunque la mandataria ha sufrido este año varias derrotas en las elecciones regionales de alcaldías y gobernaciones de Argentina, la última de ellas en Buenos Aires, el pasado 31 de julio, cuando su candidato Daniel Filmus fue derrotado por el opositor Mauricio Macri, lo cierto es que Cristina parece invencible para las elecciones del 23 de octubre, cuando se juega su reelección.

Por eso muchos creen que el próximo 14 de agosto, cuando se realizan por primera vez en el país unas elecciones primarias, Cristina ‘barrerá’ con sus contendores y ratificará que es la candidata más fuerte para quedarse en el poder hasta 2015.

Este ejercicio de elecciones primarias, ordenado por la Ley 26.571 de 2009, es un proceso obligatorio en el que los candidatos a la presidencia tendrán que convalidar el favor popular y obtener más de 1,5% de los votos válidos si quieren participar en los comicios presidenciales del 23 de octubre.

Pero, mientras la alta popularidad que ha acompañado a la mandataria argentina desde octubre del año pasado cuando murió su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, –actualmente supera el 50%–, es vista por sus opositores como una expresión de solidaridad frente a la penosa pérdida, para sus seguidores es el resultado de una política social y económica que está dando buenos frutos.

Ana Szterenfeld, editora para América Latina de Economist Intelligence Unit, cree que la alta popularidad de Cristina Fernández no solo le permitirá ganar sino, muy posiblemente, hacerlo en primera vuelta, pues según el sistema argentino para ganar no necesita la mayoría de votos sino 45% más uno. Incluso, si obtiene 40% de los votos y mantiene un margen de 10 puntos por encima del siguiente competidor, obtiene el boleto en la primera vuelta.

Y este escenario no parece difícil, pues sus opositores –alrededor de diez– no han logrado un acuerdo para enfrentarla en los próximos comicios y el candidato más fuerte al que podría medirse es Ricardo Alfonsín, que tiene 15 puntos menos en las encuestas realizadas hasta el momento.

La presidente cuenta hoy no solo con la solidaridad que ha desatado la muerte de su esposo, sino con un buen desempeño en la economía de su país, que mantiene un ritmo acelerado de crecimiento. “El año pasado, la economía argentina creció 9,2% y este año pronosticamos 8,3%, incluso revisamos el pronóstico hacia arriba hace unas semanas, pues a comienzos de año la teníamos proyectada en 6,9%”, explica Szterenfeld.

El acelerado crecimiento que registran tanto la producción como la demanda interna se ha convertido en el principal dinamizador de la economía. Si a esto se suman algunas medidas de corte populista como subsidios a los servicios, controles de precios y cuantiosas partidas para inversión social, todo apunta a que la actual mandataria se ‘atornillará’ en su puesto por otro periodo.

Pero no todo parece color de rosa para Cristina Fernández de Kirchner. Aunque hay quienes han destacado el crecimiento de la economía, algunos analistas empiezan a notar síntomas de un posible ‘recalentamiento’ en la economía. Y no es el único desafío que tiene por delante.

Según Szterenfeld, un tema fundamental para garantizar la salud de la economía será reanimar la inversión y disminuir el excesivo intervencionismo del gobierno en la economía. “Las políticas del gobierno desaniman la inversión porque hay controles de precios, controles sobre las importaciones y hasta sobre las exportaciones”, asegura.

Alberto Bernal, experto de la firma Bulltick Capital, explica que garantizar altas tasas de crecimiento a futuro pasa por temas como sincerar las estadísticas de la nación, ampliamente cuestionadas; reducir los subsidios en los servicios públicos y recobrar la confianza para tener acceso a los mercados de capitales a tasas suficientemente bajas.

En el tema de las estadísticas, Bernal asegura que una de las principales críticas que hoy hacen los gremios, sindicatos, empresarios y entidades del Banco Mundial, FMI e incluso de Wall Street, tiene que ver con el ‘maquillaje’ de las cifras de inflación. “La inflación real podría estar en 28%, pero el índice oficial dice que es 9%, esto implica que hay una suspicacia importante del mercado porque si están mintiendo en la inflación, hay poco respeto para los inversionistas, y esta es una mala noticia para ellos”, dice Bernal.

Los excesivos subsidios vigentes durante los gobiernos de la pareja presidencial también son muy criticados. El transporte, la luz y el agua son algunos de los servicios que cuentan con subsidio y el gobierno gasta entre 3% y 4% del presupuesto para mantener los precios bajos, tanto a los pobres como a los ricos. Esto ha generado inconformidad en algunos sectores, que han pedido una mejor distribución del gasto público.

Uno de los temas clave para empresarios e inversionistas tiene que ver con la confianza para regresar a los mercados de capitales y obtener créditos a tasas suficientemente bajas. Para expertos como Bernal, no se trata solo del antecedente de default que registró Argentina en 2002, sino más bien de la incertidumbre que generan las estadísticas oficiales.

A esto se suma que el crecimiento argentino se ha basado en el boom de las ventas a China, y cualquier incertidumbre en esta relación o un movimiento inesperado en la economía asiática podrían generar un impacto sin precedentes.

Aunque el camino para un nuevo periodo presidencial parece despejado para Cristina Fernández, los desafíos en materia económica son enormes. De la habilidad que tenga la mandataria para manejarlos, dependerá también que su partido se mantenga en el poder más allá de 2015.