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ANÁLISIS

La salud en Colombia: Cuando no sabemos lo que pasa

Hace algunos días, el periodista Miguel Ángel Bastenier, en un análisis que hacia sobre las guerras políticas y los fenómenos sociales, citaba a un filósofo español que, en una coyuntura diferente a la que él describía, decía: “lo que pasa es que no sabemos lo que pasa”.

12 de enero de 2017

Justamente, en época de balances, no hay nada más osado que tratar de analizar el desempeño de las políticas sociales de un país. Y la osadía raya en la temeridad, cuando el análisis es sobre un tema tan sensible como la salud, donde muchos hacen sus interpretaciones basados únicamente en la radiografía que brindan ciertos acontecimientos mediáticos que han marcado la agenda noticiosa del país. La gran mayoría de estos análisis resultan equivocados, porque "lo que pasa es que no sabemos lo que pasa".

Es por eso que, con el temor de morir en el intento, quiero plantear algunas ideas sobre  aspectos puntuales de la realidad del modelo de aseguramiento en salud en Colombia. Lo primero que hay que dejar claro, es que no es un sector ajeno a la dinámica y complejidades del sistema político, social y económico del país; y por tanto, los desbalances fiscales, el mercado laboral, la competitividad, la formación de capital humano, los niveles de pobreza, las decisiones de política pública, los retos sociales del postconflicto y la transición demográfica, le impactan de manera directa.

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Dentro de ese escenario de complejidades de la economía política, se ha dado un debate, muy polarizado por cierto, en el que unos defienden la cobertura, otros el acceso y la calidad, y algunos pocos, ni lo uno ni lo otro. Lo que sí es claro, es que como en cualquier debate, todos suelen tener parte de la razón.

La polémica nació con la reforma a la salud, y la serie de foros y debates que se han hecho desde entonces, fue lo que llevo a hacer carrera la expresión, “el sector salud esta sobrediagnosticado", y por supuesto, la solución era una sola, una contrarreforma de un solo artículo: acabar el modelo de aseguramiento. Posiblemente sí había demasiados diagnósticos, pero también era cierto que todos estaban errados.

Al hacer un estudio de la sintomatología que lo aquejaba, una de las primeras personas que se aproximó a un diagnóstico más preciso del sistema de salud, fue un ingeniero civil con doctorado en Economía, exsubdirector de Planeación Nacional, exdecano de Economía de una prestigiosa universidad colombiana, columnista y bloguero habitual. Este ingeniero y economista que se declara perteneciente a la escuela escéptica, cuya principal característica es "llevarle la contraria" a todo y a todos, ya en su condición de ministro de Salud, fue quien, frente a la pregunta ¿cuál era el verdadero problema de la salud en Colombia?, no dudó ni un instante, y `se sintió puro, explícito e invencible en el momento de responder’: “En Colombia no hay una crisis de salud pública!, lo que existe es una crisis financiera en el sector salud". Silencio en el foro.

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Con su estilo académico, con la claridad conceptual producto de su formación como investigador, el ministro Gaviria, solo frente al mundo, pero armado de cifras y estadísticas, mostró los logros del sector en los últimos 20 años: cobertura universal que alcanza al 97% de la población; avances en el acceso con un plan de salud más intensivo en servicios y con más un millón de atenciones diarias; aumento de partos institucionales con rebajas drásticas de la mortalidad materna; disminución de las muertes por cáncer de cérvix; un gasto de bolsillo de solo el 14%, el más bajo de Latinoamérica; y el logro de metas en salud pública, que hacen que el sistema de salud colombiano esté en el puesto 22 a nivel mundial y sea el primero en América, según el último ranking que hace la OMS.[1]

Tales éxitos no pueden ocultar las protuberantes fallas que hay en el sistema: la precaria oferta de servicios en muchas zonas del país; el escaso número de especialistas en gran parte de la geografía nacional; el abuso de tecnologías médicas y de "innovaciones" costosas sin ningún valor terapéutico; la "tutelitis"; la alta deuda a los hospitales y a los aseguradores que tienen tambaleando al sector; los deplorables actos de corrupción que han puesto en peligro no solo la salud de las finanzas del sector, sino la vida de mucha gente.

Todo lo anterior con el agravante de la deficiente infraestructura sanitaria en zonas rurales y dispersas, regiones históricamente olvidadas, donde esperan que la política nacional para la paz y el postconflicto, impulse las inversiones para el aumento de cobertura de agua potable y saneamiento básico.

Todas estas circunstancias han puesto a prueba la eficiencia y la viabilidad del sistema de salud, pero el gobierno, como respuesta, ha diseñado un marco normativo que busca conseguir mejores resultados en salud, con mayor experiencia para los usuarios y a menores costos.

El plan incluye un nuevo modelo integral en salud, que busca fortalecer el primer nivel de servicios y crea las redes integradas con rutas de atención; el control a precios de los medicamentos que trae ahorros para el sistema; un mecanismo para la introducción de nuevas tecnologías, que busca incluir en el plan de beneficios aquellas tecnologías de comprobada eficacia y costo efectividad; el fortalecimiento de la capacidad de vigilancia y control de la Superintendencia de Salud; las condiciones financieras, conducentes a recuperar financieramente al sector al darle mayor fortaleza patrimonial a los actores; y el diseño de instrumentos que apuntaban a darle liquidez al sistema mediante la búsqueda  de nuevas fuentes de financiación, líneas de crédito compensada y la compra de bonos de deuda subordinada a los aseguradores.

Sin embargo hay que señalar que la senda de la recuperación financiera diseñada por el gobierno, no ha tenido mucho éxito, pues las medidas tomadas se dieron en un momento de menores ingresos por la crisis del petróleo y de una creciente devaluación del peso, que ha desbalanceado las cuentas fiscales del país.

Esto obliga a trazar una ruta diferente y es necesario que dentro del FOSYGA[2] (o la institución que lo reemplace,) se cree una instancia similar al FROB[3] español que sería el Fondo de Reestructuración Ordenada del Sector  Salud[4]. La principal función de este fondo es “asegurar la continuidad de aquellas actividades, servicios y operaciones cuya interrupción podría perturbar la economía o el sistema de salud”. Esta ruta debe contener al menos los siguientes instrumentos: i) herramientas de apoyo financiero para las garantías, concesión de créditos, suscripción o adquisición de acciones, así como instrumentos convertibles en capital; ii) Sociedad Gestora de Activos, que administre los activos tóxicos (cuentas por cobrar a Entes Territoriales y al Fosyga); y, iii) Acciones de gestión de instrumentos híbridos de capital y de deuda subordinada. Con estas herramientas, aseguradores y prestadores podrán tener una perspectiva de crecimiento viable.

Es claro que en el sector convergen retos y oportunidades, y esto obliga a que los actores, en asocio con el gobierno, trabajen de manera conjunta en la búsqueda de solución a la crisis actual. El futuro sectorial estará también en función de las diferentes movidas del entorno: el crecimiento económico en el 2017, la superación del déficit presupuestal con los recursos obtenidos con la reforma tributaria, el incremento del empleo y la implementación de los acuerdos de Paz.

Con estos supuestos esperanzadores inicia un nuevo año para el sistema de salud, que se prepara para corregir los errores del pasado y enfrentar los nuevos desafíos propios de un sector en transición, y con todo el potencial de ser la locomotora social que contribuirá al crecimiento económico y productivo de la Colombia del post conflicto.

Por: Jaime González Montaño, Gerente General de Coosalud

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[1] http://thepatientfactor.com/canadian-health-care-information/world-health-organizations-ranking-of-the-worlds-health-systems/

[2] Fondo de Solidaridad y Garantías que Administra las cuentas de la salud. Tiene varias subcuentas, entre ellas el Fondo de Garantías en Salud

[3] Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (FROB) de España. Creado por el Decreto-Ley Real 9 de 2012

[4] Reemplazaría la subcuenta Fondo de Garantías en Salud del Fosyga